Zohran Mamdani: el musulmán, rapero y socialista que cautiva a los demócratas de Nueva York

Mamdani celebraba la victoria, cubierto de sudor, con su uniforme de camisa blanca remangada y corbata. El ganador de las primarias demócratas es el favorito inmediato a llevarse la elección general en noviembre y convertirse en alcalde de la mayor ciudad de EE.UU., de la capital financiera y cultural del mundo.

Tras una campaña formidable, apoyado en un ejército de 5.000 voluntarios, movilizando al electorado joven y a los izquierdistas, con un uso de manual de las redes sociales, Mamdani ha conseguido algo que parecía imposible: un tipo de 33 años, sin experiencia considerable ni en el sector privado ni en el público, que quiso ser estrella del rap, musulmán, nacido en África, hijo de inmigrantes de origen indio, criado en la elite académica 'progre', escorado hacia las posiciones más extremistas del Partido Demócrata, con un discurso duro contra Israel en la segunda ciudad con más judíos del mundo después de Tel Aviv, sin fondos para hacer campaña, está a un paso de convertirse en alcalde de Nueva York. Este periódico ha hablado con votantes de las primarias de varios puntos de la Gran Manzana para entender este terremoto político.

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«Los demócratas necesitan un cambio», explica Nelson, un profesor universitario de origen cubano y residente en Astoria, en el distrito que Mamdani ha representado en la asamblea estatal de Nueva York los últimos cuatro años. «El 'statu quo', ofrecido por otros candidatos, no sirve. Ya vimos que no sirvió en noviembre», añade en referencia a las elecciones presidenciales del año pasado, con las candidaturas sucesivas de Joe Biden y Kamala Harris.

Mamdani, sin duda, representa un cambio. No solo por quién es, cuántos años tiene y qué religión practica. Sobre todo por lo que dice que defiende y por lo que promete que hará cuando llegue al cargo: propuestas socialistas sin complejos, como la gratuidad de los autobuses, la congelación de los alquileres para quienes tienen precios estables -cerca de dos millones de neoyorquinos, el 47% de los pisos en alquiler-, los cuidados infantiles gratuitos para niños de hasta cinco años o tiendas de comestible de titularidad pública. Todo aliñado con una imagen 'cool'-su logo, que parece una película setentera de Bollywood-, con modernidad y con una sonrisa arrebatadora.

«La ciudad se ha puesto cara», resume Winslow, un diseñador que vive en Ridgewood, un barrio de esos en los que se han refugiado durante años los artistas y creativos ante los precios de Manhattan y otras zonas de Brooklyn, pero que cada vez es menos asequible. «Los ricos no tienen muchos problemas, los pobres tienen muchos», añade.

Es indiscutible que el coste de vida, en especial los precios inmobiliarios, se han disparado en Nueva York. El alquiler medio de un apartamento de una habitación ronda los 5.000 dólares. Es difícil comer un almuerzo por menos de 20 dólares, encontrar un café por menos de 5 dólares, pedir una cerveza por menos de 10. Los costes de las guarderías son casi para millonarios. Al mismo tiempo, la ciudad está aquejada de problemas estructurales en transporte, en seguridad, en limpieza, en atención a personas sin hogar o con problemas de salud mental.

Para algunos, Mamdani solo agravará esos problemas. Nada más ganar las primarias, se ha registrado en la prensa una cascada de artículos y editoriales en su contra. Si Mamdani llega a la alcaldía «será una pena de muerte para la ciudad», dice Danny Fishman, un ejecutivo inmobiliario, en 'The Wall Street Journal'. «Mamdani es tan extremista como Trump», advierte una columna en el mismo periódico, mientras otra también asegura que la crisis de coste de vida que vive Nueva York se debe a las políticas erradas de los demócratas en los últimos años.

Pero el triunfo del joven Mamdani también tiene que ver con quien tiene delante. No solo la presencia de Donald Trump en la Casa Blanca, con un expansionismo de su cargo que se inclina al autoritarismo y que ha movilizado a los sectores más progresistas de la oposición. Sino también Cuomo, una opción moderada que podría interesar a muchos, pero que llega dañada por acusaciones de acoso sexual y con la sensación de que está para servir intereses económicos. Pero se llevó el apoyo del partido y de los donantes.

«Cuomo tenía muchas debilidades, y Mamdani supo capitalizarlas«, explica Robert Shapiro, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Columbia.

«Pero Mamdani también tiene muchas debilidades», advierte Shapiro. Su «extremismo ideológico» atrae a muchos, pero también crea rechazo, asegura, algo que se ve con especial fuerza en sus posiciones sobre Israel y Gaza. Mamdani ha sido un activista anti-israelí desde sus tiempos universitarios, fue criticado por no mencionar a Hamás en su reacción a los atentados del 7 de octubre y ha defendido el uso de la expresión 'intifada global'. «Va a ser difícil que se sacuda eso de aquí a noviembre», dice Shapiro, que considera que Mamdani necesita convencer más al sector judío progresista (tiene un gran apoyo de otro candidato, Brad Lander, judío y que ahora pide el voto para él).

«También tendrá problemas para defender posiciones anteriores sobre los recortes a la policía», dice Shapiro sobre una posición que muchos demócratas izquierdistas abrazaron en el verano caliente de la muerte de George Floyd, en 2020.

Esas y otras propuestas calan menos en los barrios más pobres, en especial a los de mayoría negra, a los que Mamdani dedica buena parte de su mensaje económico, pero donde ha recibido menos apoyo. «Le apoyaré en noviembre, pero Mamdani no ha sido mi primera opción porque no tiene tanto apoyo a la clase media», dice Morland, un maestro que vive en uno de esos barrios de Brooklyn.

«Él ha conectado porque es alguien joven, más exigente con el Gobierno desde el punto de vista moral y ético y representativo de Nueva York por su propia identidad», defiende Elizabeth, que trabaja en una universidad de Brooklyn. «Este es un lugar con mucha diversidad y tiene significado elegir a un alcalde que es musulmán, en Nueva York y más allá».

Las repercusiones ya se están notando. Trump no ha tardado en calificarle de «comunista» y sus enemigos apuntan a la agenda radical que defiende su rama de los demócratas, los Demócratas Socialistas de América, según su plataforma política: desfinanciar la policía, vaciar las cárceles, nacionalizaciones masivas o salida de la OTAN.

De nada de eso se habla en la esquina de la Primera Avenida y la calle 12, a las afueras de una de las mezquitas de la ciudad. Allí se reúnen cada día cientos de 'riders', repartidores en bicis eléctricas, la mayoría de ellos subsaharianos, todos musulmanes. Comparten cuencos de arroz y pollo, se postran para los rezos sobre cartones en la acera. «Es un orgullo que alguien nuestro vaya a ser alcalde, seguro que nos beneficiará», dice Nadib Sadiq, que regenta una tienda de comestibles.

«Es un orgullo que alguien nuestro vaya a ser alcalde, seguro que nos beneficiará»

Nadib Sadiq

Dueño de una tienda de comestibles

Es difícil ver, sin embargo, a Mamdani como uno de ellos. Hijo de profesor universitario y directora de cine, hizo la primaria en un colegio del Upper West Side que ahora cuesta 60.000 dólares por curso. Su instituto fue un centro público exigente del Bronx. Y la universidad, una privada de Maine. Esta versión 'millenial' de la'izquierda caviar' está a punto de conquistar la capital del mundo. Enfrente tendrá en noviembre al actual alcalde Eric Adams, demócrata que dejó de serlo para que Trump le salvara de sus problemas de corrupción; y Curtis Sliwa, el candidato republicano. Y quizá Cuomo, si se anima como independiente. Será un 'todos contra Zohran', en la elección municipal más interesante que se recuerda.