Zelenski dice que «nunca perdonaremos» a Rusia las atrocidades cometidas en Bucha
Primer aniversario de la liberación de Bucha
Tras la retirada de las tropas rusas de Bucha hace ahora justo un año se descubrió en sus calles un reguero de cadáveres de civiles
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Corresponsal en Moscú
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Iniciar sesiónEl periodista ucraniano, Dmitro Komarov, uno de los primeros en entrar en Bucha tras ser recuperada por el Ejército ucraniano, recuerda en un vídeo los horrores que vio en las calles de esta localidad situada a escasos kilómetros al noroeste de Kiev. «Justo ... en medio de la calle yacían cuerpos de civiles con las manos atadas, otros cadáveres, junto a sus bicicletas, mostraban orificios de bala en la cabeza (…) la ciudad estaba minada y las personas que milagrosamente lograron sobrevivir lloraban solamente de ver un trozo de pan», relata Komarov.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, también publicó este viernes un vídeo con motivo del primer aniversario de la liberación de Bucha, asegurando en el texto que acompaña la filmación que «Bucha y el distrito Buchanski, sufrieron 33 días de ocupación, más de 1.400 muertos, de los cuales 37 eran niños. Más de 175 personas fueron encontradas en fosas comunes y cámaras de tortura. 9.000 crímenes de guerra rusos. 365 días desde que es de nuevo una ciudad libre de Ucrania». Según Zelenski, Bucha «es el símbolo de las atrocidades del ejército ocupante. Nunca perdonaremos. Castigaremos a todos los responsables».
Las fuerzas rusas se retiraron de Bucha el 31 de marzo del año pasado, pero el Ejército ucraniano y los reporteros que les acompañaban llegaron allí el 2 de abril. A finales de febrero de 2022, justo al comienzo de la invasión, las tropas rusas ocuparon Bucha e Irpín, también en la región de Kiev. Después de ser liberadas, se descubrieron fosas comunes en esas dos localidades y en otros pueblos cercanos. Rusia rechaza las acusaciones, niega haber matado a civiles y califica tales informaciones de falsas, de ser todo un «montaje» para denigrar a las tropas rusas.
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Ahora, investigadores internacionales tratan de recoger pruebas para esclarecer lo sucedido. Bucha e Irpín se han convertido en escenario obligatorio de las visitas de los líderes mundiales que acuden a Kiev a entrevistarse con Zelenski. Muchos edificios continúan todavía derruidos. Un enorme depósito de chatarra muestra automóviles tiroteados, aplastados por los tanques o carbonizados y también vehículos militares rusos alcanzados por los cohetes ucranianos.
«Vamos a ganar»
Este viernes Bucha también recibió la visita de altos dirigentes extranjeros, la presidenta moldava, Maia Sandu, y los primeros ministros de Croacia, Eslovaquia y Eslovenia, Andrej Plenkovic, Eduard Heger y Robert Golob. Zelenski les acompañó hasta allí y juntos depositaron velas en el memorial. El presidente ucraniano afirmó que «vamos a ganar, es seguro. El mal ruso caerá, exactamente aquí en Ucrania, y ya no será capaz de levantarse de nuevo».
«Pueblo ucraniano, ustedes han detenido la mayor fuerza antihumana de nuestro tiempo»
Volodímir Zelenski
Presidente de Ucrania
Según sus palabras, «en las calles de Bucha, el mundo vio el mal ruso, el mal en estado puro (…) que el Kremlin pretendía llevar a otras calles de Ucrania, Europa y el mundo». «Hubieran podido hacerlo si no hubiera sido por nosotros, si no hubiera sido por los ucranianos. Pueblo ucraniano, ustedes han detenido la mayor fuerza antihumana de nuestro tiempo, han parado el poder que desprecia y que pretende destruir todo lo que da sentido al ser humano», concluyo Zelenski ante sus invitados europeos.
El 25 de marzo del año pasado, un mes después de comenzada la ofensiva del Kremlin contra Ucrania, el Ministerio de Defensa ruso anunció que sus unidades se replegaban de la zona de Kiev, Chernígov y la central nuclear de Chernóbil para concentrar sus esfuerzos en Donbass. Pocos días después, Kiev constataba la realidad de tal retirada. El 2 de abril, los medios ucranianos y las redes sociales mostraban imágenes de la llegada del Ejército ucraniano a Irpín, Bucha y Hostomel, tres ciudades dormitorio de Kiev en su periferia noroeste, en medio de un apocalíptico panorama de destrucción y muerte.
Moscú declaró entonces que el repliegue ruso aspiraba «aumentar la confianza mutua y crear las condiciones necesarias para nuevas negociaciones con el objetivo final de firmar un acuerdo» de paz con Ucrania.
El día 29 de marzo había tenido lugar en Estambul una reunión de las delegaciones rusa y ucraniana a fin de avanzar hacia un acuerdo para el cese de las hostilidades. Fue la última. Rusia seguía inflexible en no devolver Crimea y en reconocer como estados independientes las provincias de Donetsk y Lugansk, y no dentro de las fronteras establecidas en los fallidos acuerdos de Minsk, sino en su demarcación completa vigente desde la época soviética.
El plan de paz de Zelenski
Moscú quería también parte de las regiones de Zaporiyia y Jersón, creando así un corredor como vínculo de unión con Crimea. Pero lo que enterró definitivamente las negociaciones de paz no fue solamente la rigidez de los planteamientos rusos en las conversaciones sino los horrores descubiertos en Bucha. Tras la ronda de conversaciones en Estambul, se había previsto que las negociaciones hubieran continuado por videoconferencia, pero no hubo ya contactos de ningún tipo para un alto el fuego.
El ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, dijo entonces que la culpa de la ruptura la tuvo la masacre de Bucha, que según su opinión, «eclipsó» los intentos de alcanzar la paz. No obstante, Zelenski solicitó una reunión con el presidente ruso, Vladímir Putin, para tratar de dirimir las diferencias y discutir el estatus de Crimea y Donbass, pero fue denegada la propuesta. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, explicó que «un encuentro entre Putin y Zelenski es hipotéticamente posible, pero si existe antes un documento específico».
El pasado mes de noviembre, el presidente ucraniano presentó un plan de paz de 10 puntos que exige en suma garantías de seguridad, respeto a la integridad territorial de Ucrania, cese de las hostilidades y retirada de las tropas rusas de todos los territorios del país, incluyendo Crimea y Donbass, reparaciones de guerra y libertad para todos los prisioneros de ambos bandos. Moscú lo rechazó.
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