Washington se queda sin sus queridos osos panda: vuelven a China por las sanciones económicas de Estados Unidos

La despedida de los osos se ha hecho con todos los honores. Desde primera hora de la mañana estaban los empleados del zoo cargando pilas de bambú para que los camiones pudieran comer tranquilos durante el trayecto hasta el Aeropuerto Internacional de Dulles. Los medios de comunicación tomaron la delantera incluso a los propios responsables del recinto, ya que estaba previsto que hubiera incluso discursos de representantes del gobierno chino.

No en vano, en Washington estos animales están considerados poco más que la mascota oficiosa de la ciudad. Desde que el presidente Nixon viajó a China en la histórica visita al régimen comunista de Mao, lo que supuso la primera llegada de dos especímenes de osos panda a Estados Unidos. Cuando estos murieron en el año 2000, el gobierno de China prestó otros dos, los citados Mei Xiang y Tian Tian, que ahora regresan a su país de origen. Y es que, oficialmente, todos los osos panda del mundo son propiedad de China.

Aunque los osos viajarán en un vuelo directo de varias horas en un Boeing 777 de FedEx Express y a un sitio que no conocen, desde el zoo han enviado a dos de sus cuidadoras habituales, Laurie Thompson y Mariel Lally, para acompañarles hasta el mismo aterrizaje.

La directora del zoológico, Brandie Smith, se mostró algo apesadumbrada ante los medios, ya que ella, como muchos vecinos y visitantes de la capital estadounidense, les tenía un gran cariño. «Esta es una mañana difícil», señaló en declaraciones al 'Washington Post'.

La fecha límite para la salida de los panda era el 7 de diciembre, si bien se ha producido un mes antes. Detrás de esta decisión está la guerra comercial que Estados Unidos tiene abierta con China, con asuntos como la Inteligencia Artificial como telón de fondo.

Pero más allá de la importancia desde el punto de vista turístico o simbólico, la relevancia de los panda en Estados Unidos se había convertido en un ejemplo de cómo las relaciones bilaterales entre los dos países iba por buen camino. La labor diplomática de ambos países desde los años 70 había conseguido convertir estos animales en una suerte de puente, ya que en las conversaciones para tratar sobre sus cuidados se colaban otro tipo de asuntos de mayor calado.