Von der Leyen revalida su mandato al frente de la Comisión Europea
La alemana obtiene más apoyos que hace cinco años y anuncia que mantendrá el Pacto Verde y el objetivo de aumentar la competitividad
La democristiana ha prometido crear «una auténtica Unión de la defensa» para fortalecer las capacidades militares de la UE
La Justicia europea falla contra Von der Leyen por falta de transparencia en los millonarios contratos de vacunas contra el Covid
La democristiana Ursula von der Leyen fue confirmada ayer por el pleno de la Eurocámara para un segundo mandato al frente de la Comisión Europea por 401 votos a favor y 284 en contra en una votación celebrada en Estrasburgo. La alemana ha logrado, además, ampliar notablemente la mayoría que le apoya en relación a la votación de hace cinco años, gracias al voto de los principales grupos políticos proeuropeos. Los únicos que dijeron claramente que no la apoyarían son los extremistas de izquierda y los más radicales de derecha. Hace cinco años, Von der Leyen superó la mayoría necesaria por apenas 9 votos, mientras que en esta ocasión ha tenido una ventaja de 41 síes.
Los portavoces de populares, socialistas y liberales habían dicho que votarían a favor; después de las gestiones de la presidenta en los últimos días, los verdes no dijeron que la rechazaban y el grupo de conservadores y reformistas (ECR) dejó libertad a sus integrantes. La votación era secreta y los partidos no pueden imponer su disciplina de voto a los eurodiputados.
En su exposición programática, Von der Leyen ha reconocido que los europeos viven en una «ansiedad profunda» causada por diferentes fuentes de tensiones. Unas externas, como «la preocupación por la guerra» de Ucrania, y otras internas fruto de «estrategias de división» en las que «todo se impugna y se convierte en arma arrojadiza». Para la presidenta, la UE «sigue siendo la mejor versión de nuestra historia» y por eso «no voy a dejar que los demagogos la destruyan».
Su rumbo será, por tanto, «una Europa más fuerte con la justicia social», y la primera prioridad es aumentar la prosperidad y la competitividad porque en el futuro «los que no sean competitivos serán dependientes».
Como gran novedad, Von der Leyen prometió crear «una auténtica Unión de la defensa» para fortalecer las capacidades militares de la UE dentro de la Alianza Atlántica, que seguirá siendo considerada «el principal pilar» para la protección de los europeos. También reiteró que «estaremos con Ucrania todo el tiempo que haga falta para ayudarles a resistir y a vencer», y criticó duramente el viaje a Moscú de «un primer ministro de un país miembro», en referencia al húngaro Viktor Orbán, cuya gestión consideró «un gesto de apaciguamiento, no para buscar la paz».
Acuerdo con la industria
El discurso de la presidenta fue una reivindicación de su gestión más importante de lo que se esperaba, en especial el Pacto Verde, del que dijo que mantendrá los objetivos de 2030 y 2050 a pesar de las críticas que ha suscitado, incluso en su propio partido. Por ello prometió que en los primeros cien días de su mandato llegará a un acuerdo con la industria para acelerar las transformaciones, ya que «Europa se está descarbonizando y se está renovando a la vez y por ello la industria necesita certezas para poder programar sus inversiones» a largo plazo. Y en este sentido reiteró que «nuestra dependencia de los combustibles fósiles rusos se ha terminado de una vez y para siempre».
Sin embargo, no olvidó referencias a los asuntos que más preocupan a los electores que han apoyado a las fuerzas de derecha radical. Prometió un «diálogo estratégico» sobre el futuro de la agricultura y de la industria alimentaria para preparar su adaptación a los desajustes climáticos, incluyendo «mejoras en la gestión hídrica».
También prometió reforzar la defensa de las fronteras triplicando los efectivos de la agencia Frontex para, entre otras cosas, contener los ataques híbridos que soportan los países de la frontera oriental con la acumulación de falsos demandantes de asilo traídos a Rusia para ello. Y también propuso que Europol «se convierta en una auténtica agencia de policía transfronteriza» capaz de actuar a través de las fronteras, para lo que está dispuesta a doblar sus recursos.
Para complacer al grupo socialista, cuya portavoz Iratxe García le exigió que «se enfrente a las fuerzas reaccionarias», la presidenta prometió también que creará un puesto en la Comisión con responsabilidad en la política de vivienda, aunque por ahora el ejecutivo comunitario carece de competencias en este campo, y anunció un plan «para defender de agentes extranjeros hostiles a la democracia europea, la sociedad civil y el Estado de derecho».
El portavoz popular, Manfred Weber, fue el primero en felicitarla una vez conocido el resultado, que confirma que han sido muy pocos los diputados del PPE que no la han apoyado. Algunos, como Dolors Montserrat, le habían dicho que «hay ciudadanos que ya no confían en la UE y si los ignoramos cometeremos un error fatal».
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