Voces de la resistencia: los voluntarios chechenos que luchan contra Rusia del lado de los ucranianos

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Zheka, combatiente checheno, en una posición del frente de la línea de Bajmut Álvaro Ybarra Zavala

Álvaro Ybarra Zavala

Enviado especial a Bajmut (Ucrania)

Islam nunca olvidará el día que se encontró con la cruda realidad de ser checheno. Apenas seis años le contaban cuando, tras semanas de bombardeos constantes por la artillería rusa, una bomba de avión desintegró su casa en Bomot, Chechenia. Aunque parezca una cruel ... ironía, aquella explosión le salvó la vida. Resguardados en el sótano, él y su familia pasaron desapercibidos cuando las tropas rusas entraron casa por casa para aniquilar a todos aquellos que hubieran sobrevivido, pero en su casa no entraron, ya que dieron por hecho que bajo aquel montón de escombros no podía haber vida. Aquel día, Islam se convirtió en un guerrero por la libertad, y su lucha contra la ocupación rusa y el régimen de los Kadírov comenzó. Hoy, varias décadas después, maneja una camioneta camuflada y es comandante de una unidad de fuerzas especiales chechenas, el Batallón Sheik Mansur, hacia el frente de Bajmut.

Ismail, miembro checheno del Batallón Sheik Mansur que combate en la guerra de Ucrania Álvaro Ybarra Zavala

El convoy de dos vehículos desafía la velocidad sobre caminos de tierra. Los ojos de Islam, pendientes del cielo, vigilan la posible presencia de drones rusos. La ciudad de Chasiv Yar, castigada por la artillería rusa, desaparece en el retrovisor mientras atardece. Se dirigen hacia un punto no especificado en los flancos de Bajmut con el objetivo del hacer blanco con un sistema improvisado BM-21 de proyectiles Grad instalado sobe uno de los vehículos, en un objetivo estratégico en la ocupada ciudad de Bajmut.

En un violento giro a la derecha, el convoy se detiene en un campo abierto. «Rápido, rápido», ordena Islam, instando a sus hombres a preparar la 'pickup' que porta el lanzador BM-21. Eagle, apodo de guerra, el más joven de la unidad, da las coordenadas del blanco a Wolf, apodo de guerra, uno de los veteranos, responsable de apuntar el arma. El resto de la unidad adopta posiciones defensivas, sin dejar de escrutar el cielo en busca de drones. Los obuses rusos pasan zumbando por encima, pero no van destinados a ellos, sino a una posición de artillería cercana. «Por el momento, no nos han localizado», dice Islam, apresurando a sus hombres. «15 segundos», grita Eagle, y todos corren, buscando cobertura.

El estallido de las tres explosiones marca el inicio y el final del ataque. «Tenemos que largarnos», dice Islam. Todos se precipitan hacia los vehículos, saben que ahora los rusos tienen ahora su ubicación y pronto contraatacarán. Ya en los coches, alejándose a toda velocidad, el sonido lejano de la artillería rusa golpeando la posición que acaban de abandonar arranca una sonrisa maquiavélica al comandante Islam. «Los jodimos», declara, satisfecho.

«No somos mercenarios»

Muslim, apodo de guerra, un hombre curtido en los combates, mira con ojos de acero. «No somos mercenarios. estamos aquí por voluntad propia, no por dinero. Hemos venido a luchar contra Rusia y el régimen de Kadírov por nuestra libertad y la libertad de Ucrania», afirma. «Rusia es una amenaza para cualquiera que no se alinee con ellos. Destruyen todo lo que no se doblega a su voluntad. Occidente tardó en descubrir la verdadera cara de Putin, y para entonces, el daño estaba hecho, no solo en Ucrania, sino también en Chechenia, Daguestán, Georgia y muchos otros lugares. A diferencia de Ucrania, a los chechenos nos olvidaron», dice con amargura.

Muslim, veterano de las dos guerras de Chechenia contra la intrusión rusa, se vio obligado a defender su vida cuando apenas contaba con 18 años. Durante la primera guerra de Chechenia (1994-1996), la brutalidad rusa borró de un plumazo a toda su familia. «Fue entonces cuando mis hermanos de armas me adoptaron bajo el liderazgo de mi comandante Aslán Masjadov. Juré en ese mismo instante que mi arma no descansaría hasta que Rusia fuera vencida. Así que aquí estoy», afirma con una mirada intensa, «cumpliendo mi promesa y liberando a la tierra de los rusos».

La unidad de Islam está formada en su mayoría por combatientes chechenos y algunos georgianos

La unidad de Islam está formada en su mayoría por combatientes chechenos y algunos georgianos. Luchan junto a Ucrania desde el inicio de la guerra en 2014, para ellos, esta guerra es personal. «El gran error de Occidente es creer que, con Putin fuera, se acabará el problema. El verdadero problema es la mentalidad rusa. Hasta que no la exterminemos, no seremos libres», insiste Islam.

Desde un punto de vista operativo, la unidad Batallón Sheik Mansur opera bajo la supervisión de los servicios de Inteligencia ucranianos y la brigada 97 del Ejército ucraniano. Están en dos frentes de guerra, pero a diferencia de otros batallones de voluntarios, no reciben ningún apoyo armamentístico del Gobierno de Kiev. Todo lo que tienen es gracias a la causa chechena y a algunas asociaciones de voluntarios. Sin embargo, esta situación no les quita el ánimo, pues no tienen otra opción y saben que deben luchar. Ganar en Ucrania a Rusia y al régimen de Kadírov significaría, finalmente, la libertad para Chechenia.

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