Dimite el vice primer ministro de Sunak por acoso laboral
Dominic Raab, que era el titular de Justicia, está siendo investigado por intimidar a funcionarios durante su etapa como ministro de Exteriores
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El vice primer ministro del Reino Unido, Dominic Raab, en una foto de archivo, saliendo de Downing Street
Con una «gran tristeza» es como el primer ministro británico, Rishi Sunak, aceptó este viernes la renuncia de su segundo en el gabinete, Dominic Raab, después de que una investigación concluyera que actuó de manera «intimidante» e «insultante» contra algunos de los ... funcionarios públicos con los que tenía relación mientras ejerció como ministro de Justicia, y que además cometió también abuso de poder cuando fue titular de Exteriores. El informe, que llevo a cabo el abogado e investigador independiente Adam Tolley, detalla que se confirmaron dos denuncias en su contra y apuntó que su comportamiento fue «irrazonablemente y persistentemente agresivo» en algunas reuniones.
En las conclusiones también se detalla que su conducta «involucró un abuso o mal uso del poder de una manera que socava o humilla» a los demás y que había «actuado de una manera intimidante, en el sentido de irracional y persistentemente agresivo en el contexto de una reunión en el lugar de trabajo». El ex ministro también usó «una forma de comportamiento intimidatorio en el sentido de transmitir una amenaza de acción disciplinaria no especificada» a un miembro del personal y fue criticado por su «uso de gestos físicos», incluido el de «extender la mano directamente hacia la cara de otra persona para que dejara de hablar» y «golpear fuerte la mesa para expresar un punto».
En el informe de 48 páginas, y para cuya realización se realizaron un total de 66 entrevistas durante cinco meses, incluidas cuatro con el propio Raab, y para el que se entregaron 44 contribuciones por escrito al investigador, se explica que se presentaron ocho quejas formales contra el que fuera segundo del premier durante su tiempo como ministro de Justicia, de Asuntos Exteriores y como encargado de la sección del Brexit.
Pese a su renuncia, Raab criticó de forma contundente la investigación, diciendo que estableció el umbral para la intimidación demasiado bajo, y se mostró en desacuerdo con el informe. A su parecer, la investigación es «defectuosa» y consideró que las conclusiones «sentaron un precedente peligroso para la conducta de un buen gobierno». «Realmente lamento cualquier estrés u ofensa no intencionada que sintieran los funcionarios, como resultado del ritmo, los estándares y el desafío del ministerio de Justicia», detalló en una carta hecha pública, «sin embargo, eso es lo que el público espera de los ministros que trabajan en su nombre».
Así, aprovechó para dar su propia versión de las quejas presentadas en su contra y dijo que algunos miembros del personal «se quejaron de que hice demasiadas preguntas, incluso en reuniones presupuestarias con cientos de millones de libras del dinero de los contribuyentes en juego» y además defendió que estuvo a cargo de la gestión de «intervenciones difíciles de manejar». Eso sí, dijo lamentarse también por haber provocado que algunos trabajadores «se sintieran intimidados u ofendidos por mi lenguaje corporal» en medio de las discusiones de trabajo.
«Una saga kafkiana»
En su carta de dimisión, el ministro saliente, que sin embargo no ha renunciado a su escaño como parlamentario, detalló que deja el cargo porque al solicitar la investigación «me comprometí a dimitir si se llegaba a alguna conclusión» de que cometió «intimidación» y sostuvo que «creo que es importante mantener mi palabra». Pese a ello, volvió a reafirmarse en que el informe mostraba que «ni una sola vez, en cuatro años y medio» maldijo o gritó a nadie, y «mucho menos» arrojó algún objeto o «intimidó físicamente a nadie de otra manera, ni trató intencionalmente de menospreciar a nadie». Raab describió la investigación como «una saga kafkiana».
La renuncia de Raab, que estuvo brevemente al mando del país cuando el entonces primer ministro Boris Johnson estuvo ingresado en el hospital por Covid-19, ha obligado a Sunak a reorganizar las piezas de su gabinete. Después de la renuncia, nombró a Oliver Dowden como su nuevo adjunto y a Alex Chalk como su nuevo ministro de justicia. En una carta dirigida a Raab, Sunak manifestó que lo sucedido «no debería hacernos olvidar su historial de entrega tanto en este gobierno como en administraciones anteriores». Además, dijo que había «deficiencias en el proceso que han afectado negativamente a todos los involucrados», y agregó que «deberíamos aprender de esto» sobre «cómo manejar mejor estos asuntos en el futuro».
Por su parte, Dowden escribió en sus redes sociales sentirse «profundamente honrado» de asumir su nuevo cargo como viceprimer ministro. «Espero trabajar aún más de cerca con el primer ministro a medida que abordamos los problemas que más le importan a la gente de este país», publicó en su cuenta de Twitter.
Pero la dimisión no fue un gesto suficiente para la oposición. El líder laborista, Keir Starmer, acusó a Sunak de debilidad por no haber despedido a Raab en lugar de esperar su renuncia, y consideró que esta situación muestra «la continua debilidad del primer ministro». «En primer lugar, nunca debería haber designado (a Raab)… y luego no lo despidió», aseveró, y puntualizó que «esa decisión y esa debilidad» son una muestra de los «13 años» de «fracaso» del partido conservador en el poder y «es por eso que la gente quiere desesperadamente un cambio».
Pero el ex vice primer ministro también contó con el apoyo de algunos diputados de sus filas, como Joy Morrissey, quien tuiteó que «lamentablemente, ahora vivimos en un país donde la definición de intimidación incluye decirle a alguien que haga su trabajo».
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