Vehículos militares y antidisturbios protegen de la «cólera campesina» el mercado de París que abastece a 18 millones de franceses
Las medidas de seguridad se han reforzado al máximo en Rungis, convertido en objetivo de bloqueo por los agricultores
Agricultores franceses bloquean París, en directo: última hora de las protestas en Francia hoy
La protesta de los agricultores franceses en París, en imágenes
Corresponsal en París
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEn París y su región, Isla de Francia, la más importante de la nación, la comida, el comercio de productos alimenticios, se defiende con vehículos militares, blindados, unidades antidisturbios, ofreciendo una protección marcial al Mercado Nacional de Rungis, que los sindicatos de agricultores han intentado «bloquear» ... .
«Rungis es mucho más que un mercado», comenta al teléfono Stéphane Layani, presidente-director general de la sociedad que lo gestiona, agregando: «A través de nuestros mayoristas aseguramos el abastecimiento diario de 18 millones de franceses que viven en nuestra región».
En Rungis están instaladas unas 1.400 empresas, que trabajan esencialmente por la noche. Unos 12.000 asalariados hacen de intermediarios entre los productores y las grandes y pequeñas superficies de la alimentación parisina y regional.
El Gobierno ve con preocupación los ataques a camiones españoles y pide a Francia garantizar su seguridad
ABCEl primer ministro de Francia, Gabriel Attal, anunció que estudia medidas para hacer frente a la «competencia desleal» de otros países
Desde la tarde del lunes, cuando se anunció el proyecto de «bloqueo», Rungis, al sur de París, relativamente cerca del aeropuerto de Orly, está en estado de sitio militar.
Varios centenares de vehículos blindados están apostados, en posición defensiva, ante las puertas metálicas de todas las entradas del gran mercado de abastos parisino. Un suboficial acompaña a un seis antidisturbios, armados, en la puerta principal, pide la documentación y los permisos para entrar. Las autorizaciones de entrada han quedado bloqueadas. Las peticiones deben hacerse por escrito, con un plazo de cien horas de antelación.
Necesidad de negociar
Cuando se dirige hacia sus oficinas, Jérôme Desmettre, presidente del sindicato de mayoristas de frutas y legumbres, atiende a un grupito de colegas para comentar su visión de la crisis: «Comprendo la cólera de nuestros agricultores. Pero no sé si el bloqueo de Rungis es la buena solución. El problema de fondo no se puede solucionar en nuestro mercado. Es un problema que debe negociarse con el Gobierno y con la Unión Europea».
«En Rungis, trabajamos esencialmente con los productores franceses, salvo cuando se trata de productos que no se producen en Francia», continúa Desmettre. Y añade: «Los hábitos alimenticios han cambiado. Y bastantes productos vienen del extranjero, como ocurre con muchas naranjas, pomelos, mangos, entre otros».
Sin embargo, quizá no haya unanimidad entre los distintos gremios y empresas. Un grupo de carniceros que entra en su camioneta por la puerta principal de Rungis, tras pasar el control paramilitar, levanta los puños por las ventanillas, gritando: «¡Hay que apoyar a los agricultores, que están jodidos y puteados, por Macron y la Comisión Europea!».
«¡Hay que apoyar a los agricultores!», reclama un grupo de carniceros
Indignación
Didier Marques, presidente de la Union Nationale du Commerce de Gros en Fruits & Légumes (Unión nacional de venta al por mayor de frutas y legumbres), comenta al teléfono: «Nuestra organización lamenta la indiferencia del Gobierno. Nosotros hemos confirmado nuestra solidaridad con las legítimas reivindicaciones de los agricultores, que nos alimentan. La administración lo complica todo. Las reglas nacionales y europeas son una nube tóxica. El Estado debe dar salida a la cólera campesina».
A la espera de una «respuesta» o nuevas «proposiciones» del Gobierno de Emmanuel Macron, los antidisturbios que tienen tomadas y acordonadas todas las entradas a Rungis, impiden cualquier «estacionamiento prolongado» en los alrededores. «Circulen, circulen». Orden que las hileras de tractores se proponen desafiar. Gérald Darmanin, ministro del Interior, ha dado orden de «prudencia extrema», «hay que desplegar toda nuestra fuerza, esperando no tener que utilizarla».
Entre 1137 y 1969, el gran mercado de abastos de París estuvo en Les Halles, en el corazón de la capital, hasta que el Estado decidió su traslado a Rungis. Émile Zola inmortalizó Les Halles en una novela legendaria que se llama 'El vientre de París', publicada en 1873. Siglo y medio más tarde, ese vientre debe ser protegido por los antidisturbios de la cólera campesina.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete