Turquía amenaza con una intervención militar contra Israel

Estas declaraciones suponen un paso más en la escalada dialéctica, que ha llevado anteriormente a Erdogan a elogiar a Hamás como «organización de liberación» y movimiento de resistencia, contra la valoración europea, y a referirse al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, como «peor que Hitler». «Nos hacen echar de menos a Hitler», ha dicho, y ha elaborado una ley que hace posible encarcelar en Turquía a periodistas y científicos que supuestamente trabajen para «intereses extranjeros».

A mediados de julio, además, Erdogan advirtió que su país ya no aceptará la cooperación entre la OTAN e Israel, no al menos hasta que se establezca una paz sostenible en los territorios palestinos. La amenaza de invasión proferida este fin de semana avanza en la misma línea.

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Israel, por su parte, ha reaccionado inmediatamente a la nueva amenaza turca. El ministro de Relaciones Exteriores, Israel Katz, ha señalado en X que «Erdogan está siguiendo los pasos de Sadam Husein y amenaza con atacar a Israel; solo debería recordar lo que sucedió allí y cómo terminó». En 2003, las tropas estadounidenses invadieron Irak y la operación militar condujo al derrocamiento del entonces dictador iraquí Sadam Husein. Tres años después, Husein fue ejecutado por kurdos y chiíes.

Desde el ataque de Hamas a Israel del 7 de octubre y la posterior reacción, las relaciones entre Israel y Turquía se han deteriorado drásticamente. Ahora, tras el mortífero lanzamiento de cohetes desde el Líbano contra una aldea en los Altos del Golán, el gabinete de seguridad israelí ha dado luz verde a una respuesta militar contra la milicia Hizbolá y Turquía se posiciona con dureza contra esa estrategia y genera inquietud en Europa.

Al fin y al cabo, y fruto del acuerdo de retención de inmigrantes al que la UE ha llegado con Turquía, sin Erdogan como apoyo fluirían hacia territorio Schengen decenas, posiblemente cientos de miles de solicitantes de asilo que por ahora permanecen en territorio turco y que volverían a desestabilizar la política europea. Alemania es un país particularmente sensible dentro de la UE, debido a la gran población de origen turco. El número de partidarios de Erdogan en Alemania es algo que determina el resultado de las elecciones en Turquía, como quedó demostrado en los últimos comicios. Turquía es además miembro de la OTAN como país interfaz entre Oriente y Occidente; un posible giro hacia el Grupo de Shanghái, en torno a Rusia, China e Irán, causaría un terremoto geopolítico muy perjudicial para la alianza.

Erdogan no ha explicado en su discurso detalle alguno acerca de cómo podría ser exactamente una intervención turca ni consta que su Ministerio de Defensa cuente con planes a tal efecto. Turquía destaca en la fabricación de armas por sus drones de bajo coste y alto rendimiento, por lo que cabe sospechar que jugarían un papel clave en la supuesta intervención. Su buque insignia, el Bayraktar TB2, ha demostrado gran eficacia en los campos de batalla de Ucrania, Libia y Nagorno-Karabaj. Selçuk Bayraktar, director general de Baykar Technologies, asegura que ha exportado ya el modelo a 33 países.

La reunión del AKP en Rize tenía precisamente como objeto el progreso de la industria armamentística turca y Erdogan ha sorprendido a su propio gobierno proporcionando públicamente un objetivo: Israel. Puede permitírselo gracias a que el cambio en el sistema presidencial de Turquía, que data de hace seis años, ha proporcionado a Erdogan un poder sin precedentes, debilitando la separación de poderes y la independencia de las instituciones.

La toma de decisiones confluye ahora sin remedio al palacio presidencial de Ankara, sometido por otra parte a la presión del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), a cargo del líder de extrema derecha nacionalista e islamista Devlet Bahceli y con el respaldo de los Lobos Grises.

Con poco más del 5% de los votos, es aliado de Erdogan desde 2015 y hace valer desde ese momento su influencia. Bahceli ha pedido medidas más duras contra el partido prokurdo DEM, tras las elecciones de finales de marzo, y ha dinamitado los acercamientos de Erdogan al CHP, en la oposición. El pasado 15 de julio, aniversario del intento de golpe de Gülen, Bahceli visitó una unidad especial de la policía y el comandante besó su mano en señal de saludo. Si bien el gesto no es raro en Turquía, como muestra de honor hacia los ancianos, el simbolismo no escapó a nadie.