Trump, el 'rey' de Iowa: «Si estás en el cielo, estás con él. Si estás con el demonio, estás con Biden»

La broma de Leffler, que ha llegado en su tractor, pese al frío inmundo, a un acto de la campaña de Trump en Urbandale (Iowa), esconde mucha sustancia: el multimillonario neoyorquino sigue siendo, para buena parte del electorado republicano, 'uno de los nuestros'.

Iowa inaugura el lunes las primarias republicanas con sus caucus, la fórmula arcaica de elección de candidatos en reuniones vecinales, y Trump apunta a llevarse aquí la victoria con solvencia, en el primer paso hacia una nominación para la que es el favorito indiscutible.

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Javier Ansorena

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Lo ocurrido desde el desembarco en política de Trump en 2015 -una campaña presidencial disruptiva, bronca e histórica, una presidencia turbulenta, el intento de dar la vuelta a los resultados en su derrota en 2020, el asalto al Capitolio por una turba de sus seguidores, el endurecimiento de su discurso desde entonces- solo ha reforzado la ascendencia del expresidente entre sus bases.

El lema MAGA ('Make America Great Again', 'Hacer a EE.UU. grande otra vez') con el que alcanzó el poder en 2016 sigue vigente y actualizado. Hace ocho años, se refería a un pasado casi mítico, de fortaleza de EE.UU., previo al empobrecimiento de la clase media y trabajadora, que se entregaron a Trump. Ahora, solo hay que mirar atrás cuatro años, para hacer grande a EE.UU. solo hay que volver a su presidencia.

«Trump recuperó el sueño americano para las familias jóvenes», dice Leffler. «Había tipos bajos para poder comprar una casa, alimentos y combustible a bajo precio», añade antes de no poder evitar, de nuevo, el humor. «Yo trabajo en construcción. Ahora se construyen más apartamentos que nunca. Y es porque la gente no puede pagar y por los costes de construcción, no se pueden permitir vivir en una casa. Vivir en un apartamento no es el sueño americano, ¿verdad?», pregunta con sorna.

«Ha sido el mejor presidente de nuestro tiempo», defiende Sheryl Hefferman, que participará mañana en su caucus vecinal como capitana de precinto. «Tratan de retratarle como alguien al que solo le importa él mismo, pero no es así. Es un tipo normal aunque tenga dinero, y es el presidente del pueblo, el verdadero presidente del pueblo».

Sheryl habla con este periódico junto a su marido, Dan, ambos agarrados a carteles que anuncian que harán caucus por Trump y con buena parte de su discurso centrado en una de las grandes preocupaciones del votante: la economía. «Con él teníamos independencia energética, no nos metimos en guerras costosas en el extranjero, los tipos de interés eran los más bajos que he visto en mi vida», recuerda Dan.

Elegir a Trump como candidato tiene riesgos. Sus principales contendientes -Ron DeSantis, gobernador de Florida, y Nikki Haley, exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante la ONU- tienen más fortaleza en las encuestas en un posible enfrentamiento contra Joe Biden en la elección general: el miedo Trump es la mejor carta electoral del presidente.

Eso no preocupa a los Hefferman: «El entusiasmo que provoca Trump en el electorado republicano será mayor que el entusiasmo que provocará en su contra en los demócratas», pronostica.

Para otros, la elección de Trump, que se ha convertido en un arma política de las versiones más conservadoras del cristianismo, como el movimiento evangélico que domina parte de EE.UU., es sencilla. «Es el elegido de Dios», dice el reverendo David Lage, que salpica su discurso político con alusiones a los milagros que ve todos los días. «Si estás con el cielo, estás con Trump. Si estás con el demonio, estás con Biden».