Trump, lanzado en los sondeos, rechaza debatir con sus rivales republicanos
El expresidente se ausenta de la cita y contraprograma con una entrevista con Tucker Carlson
Trump vuelve a ser imputado por la elección de 2020: «Quiero encontrar 11.780 votos»
Corresponsal en Nueva York
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Iniciar sesiónDonald Trumpocupa todo, incluso cuando no está. El expresidente ha decidido que no tiene nada que ganar en la primera gran cita de la campaña electoral para las presidenciales de 2024, el debate inaugural entre candidatos republicanos, que se celebra esta noche ... en Milwaukee (Wisconsin). Pero da igual: aunque haya renunciado a acudir, buena parte del debate será 'Trump, Trump, Trump', el soniquete que ha marcado la política estadounidense desde que anunció su candidatura presidencial en junio de 2015.
Trump no solo ha boicoteado el debate republicano –ante su dominio total en las encuestas, considera que es lo que más le conviene–, sino que además lo ha contraprogramado. El expresidente ya ha grabado una entrevista con Tucker Carlson, el periodista más influyente en el electorado de derecha de EE.UU., y, aunque no está confirmado, se espera que lo emita esta misma noche.
La decisión es una bofetada a Fox News, que durante años fue la 'cadena amiga' de Trump y amplificó todos sus mensajes ante el electorado conservador, pero que cayó en desgracia en las elecciones de 2020, las que perdió ante Joe Biden. Fox News fue la primera cadena que proyectó la victoria de Biden en Arizona, un estado clave que el demócrata se llevó por la mínima, lo que enfureció a Trump. Durante meses, Fox News ha estado cortejando a Trump para que participara en el debate, consciente de su impacto en la audiencia. Pero a última hora Trump no solo ha pasado del debate, sino que se ha ido con Carlson, el que ha sido presentador estrella de Fox News en los últimos años y que se marchó de la cadena en primavera.
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La decisión es también un feo al Partido Republicano, que es el organizador del debate. La realidad, sin embargo, es que el partido es más 'trumpista' que republicano. Trump domina el discurso, impone el mensaje y, sobre todo, tiene el apoyo de los electores.
Decepción DeSantis
El partido es él, si no lo remedia alguno de los rivales que se han presentado a disputarle la nominación republicana a la presidencia. No parecía una misión imposible en noviembre del año pasado, cuando los republicanos cosecharon resultados mediocres en las elecciones legislativos y muchos responsabilizaron a Trump, que impulsó a candidatos muy de su cuerda en elecciones clave que fueron para los demócratas. Era el momento de pasar página y el mejor candidato para lograrlo era Ron DeSantis, el gobernador de Florida, que acababa de conseguir una reelección rotunda en su estado y se había convertido en estilete 'anti woke' en todo el país. Llegó a superar a Trump en alguna encuesta.
Pero Trump tuvo el movimiento magistral de presentar de inmediato su candidatura a 2024, DeSantis ha tenido una campaña decepcionante y el expresidente ha utilizado la atención de sus líos judiciales -cuatro imputaciones en poco más de medio año- para monopolizar la atención.
El resultado es que tiene una ventaja sideral en las encuestas –52% de los apoyos, en el acumulado de sondeos de 'FiveThirtyEight', seguido por DeSantis, con solo el 14%– y el resto de candidatos tienen que pelearse por las migas que deja él.
Esto será el debate de esta noche: ocho candidatos rivalizando por algo de atención, por colocar un gesto, una declaración, que se repita en los informativos o, mucho mejor, que se vitalice en redes sociales. Eso significará un pequeño empujón en las encuestas, discusión sobre si puede ser una alternativa, inyección de donaciones…
Es evidente que los moderadores pondrán a los aspirantes frente al espejo de Trump: ¿respaldan sus teorías –infundadas, según los tribunales– de que sufrió un «robo electoral» en 2020?, ¿tuvo responsabilidad en el asalto trágico al Capitolio en enero de 2021?, ¿debería aspirara a la presidencia si es condenado por alguno de las decenas de delitos de los que le acusa la fiscalía?
Desde el comienzo de estas primarias, los candidatos han tratado de conseguir el equilibrio imposible de posicionarse contra Trump sin contrariar a su electorado, que necesitan. DeSantis, el único al que se le creía con posibilidades reales de plantar cara a Trump, ha mostrado una cara más agresiva frente al presidente en las últimas semanas y habrá que ver qué desempeño tiene en el debate.
No es un político que destaque por su presencia escénica y buena parte del resto de candidatos, sobre todo los menos interesados en atacar a Trump, irán a por él. Entre estos estarán figuras como Vivek Ramaswamy, un millonario emprendedor que ha conseguido cierta atención con propuestas estridentes, como que solo se pueda votar a partir de los 25 años, y que ha mostrado su apoyo leal a Trump. O Tim Scott, senador por Carolina del Sur, y Nikki Haley, exgobernadora de ese mismo estado y embajadora ante la ONU con Trump, que buscan relevancia sin cargar la suerte contra el expresidente. Porque estas candidaturas a la presidencia no siempre se hacen con la intención de llegar a la Casa Blanca. El objetivo para muchos es realzar su perfil nacional. Eso puede servir para mejorar en los negocios, para conseguir un puesto de comentarista televisivo, para alimentar una carrera electoral futura o para acabar en el Gabinete de Trump, si gana las elecciones. Para algún candidato, como Doug Burgum, gobernador de Dakota del Norte, el debate servirá para que muchos estadounidenses le pongan cara y sepan quién es. Otros candidatos –como Francis Suárez, alcalde de Miami, o el multimillonario Perry Johnson– ni siquiera han logrado los mínimos establecidos por el partido para asistir al debate: tener al menos 40.000 donantes y haber alcanzado el 1% de los apoyos en alguna encuesta relevante.
Al menos dos candidatos irán de frente contra Trump. Son Chris Christie, exgobernador de New Jersey, y Asa Hutchinson, exgobernador de Arkansas. Uno de los grandes atractivos de la noche hubiera sido ver a Christie, que tiene mucha habilidad en los debates –se cargó a Marco Rubio, el senador por Florida, en 2016–, atacar a Trump en persona. Christie le tendió la trampa de llamarle «cobarde» por no asistir al debate, pero Trump no ha picado.
Otra figura clave será Mike Pence. En el EE.UU. 'A.T.' (antes de Trump), hubiera sido un candidato con credenciales. Cuatro años de vicepresidente –bajo el propio Trump–, experiencia en el Congreso y como gobernador de Indiana, perfil conservador clásico. Ahora es difícil darle alguna opción: las bases 'trumpistas' le consideran un «traidor» por no haber seguido las instrucciones de Trump para evitar la certificación de Biden como ganador en 2020 ('Mike Pence a la horca', gritaba la turba 'trumpista' en el Capitolio).
Pence ha defendido que lo ocurrido en 2020 demuestra que Trump no está capacitado para regresar a la Casa Blanca, y habrá que ver cómo lo formula ante los votantes estadounidenses. El resultado de la noche será: ración doble de Trump.
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