Trump impone su ley fiscal y migratoria en el Capitolio por un solo voto

Ahora debe aprobarlo el Senado, donde esa ley tiene menos problemas que en la Cámara, donde un conato de revuelta en nombre de la austeridad fiscal casi la hace descarrilar. Se prevé que esa Cámara Alta haga algunos ajustes a la ley.

El presidente Trump dijo que la aprobación es un éxito: «Es con seguridad la pieza legislativa de mayor importancia en la historia de nuestro país».

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La norma en trámite extiende los recortes fiscales aprobados durante el primer mandato de Trump, elimina los impuestos sobre propinas y horas extra, y añade un bono de 4.000 dólares a la deducción estándar para mayores de 65 años.

Ante la posibilidad de la revuelta republicana que quería hacer fracasar esta ley, Trump en persona fue el martes al Capitolio a reunirse con su partido y exigirles que votaran unidos, lo que finalmente sucedió, en un claro triunfo para la Casa Blanca.

El camino hacia la aprobación del paquete legislativo se allanó gracias a una enmienda de 42 páginas que la comisión de normativa de la Cámara aprobó tras más de 21 horas de revisión. El documento incluía concesiones específicas diseñadas para atraer a los legisladores republicanos más reticentes.

A pesar de ello, dos diputados republicanos criticas votaron en contra: Thomas Massie, representante de Kentucky, y Warren Davidson, de Ohio. Fueron los únicos miembros del Partido Republicano que rompieron la disciplina de voto.

El texto no incluye la promesa de suprimir los impuestos a las pensiones de la Seguridad Social, pero sí contempla un incremento del gasto público de varios cientos de miles de millones de dólares. Según la Oficina Presupuestaria del Congreso, la ley añadiría 2,4 billones de dólares a la deuda nacional en los próximos diez años, lo que elevaría todavía más el déficit estructural, actualmente por encima de los 36 billones de dólares.

Para compensar parte del coste, la ley prevé recortes superiores a un billón de dólares en programas sociales, así como ajustes en el programa Medicare (sanidad para personas mayores) por valor de casi 500.000 millones. La Oficina Presupuestaria estima que, de mantenerse el texto legal en su forma actual, más de 8,7 millones de personas perderían su cobertura de Medicaid (sanidad para personas con bajos recursos) y otras 7,6 millones quedarían sin seguro médico.

La tramitación del proyecto ha estado marcada por esa intervención directa del presidente, que reunió en varias ocasiones a congresistas indecisos tanto en su residencia de Florida como en la Casa Blanca. Trump pidió contención a los republicanos de estados con altos impuestos –opuestos al límite en las deducciones estatales y locales– y advirtió a los sectores más duros del partido que no «jugaran» con Medicaid.

Finalmente, el acuerdo incluyó un aumento progresivo del techo de deducción, de 10.000 a 40.000 dólares a partir de 2025, aplicable a rentas inferiores a medio millón de dólares.

El debate en la Cámara se prolongó durante más de 24 horas y terminó en el amanecer de este jueves con aplausos y gritos de «USA, USA». No obstante, persiste la incertidumbre en los mercados. La perspectiva de mayor endeudamiento elevó el rendimiento de los bonos del Tesoro, en señal de alerta por el deterioro de las cuentas públicas.

El diputado Massie lo resumió en el pleno: «Este proyecto es una bomba de deuda. Podemos hacer matemáticas de fantasía, pero los mercados no se la creen».

El texto será ahora revisado en el Senado, donde se anticipan enmiendas sustanciales que podrían reabrir el pulso entre moderados y conservadores dentro del Partido Republicano.