Trump se regala una fiesta en los caucus de Nevada mientras Biden sufre
Que Trump haya ganado era la única posibilidad: competía sin oposición
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Donald Trump en los caucus de Nevada
El jueves fue una jornada de contrastes en la campaña de las elecciones presidenciales de EE.UU. En Washington, Joe Biden sufría uno de sus peores días como presidente: el informe del fiscal especial sobre el caso de retención de documentos clasificados no recomendó una ... imputación, pero incluyó serias dudas sobre su memoria y capacidad cognitiva. La percepción pública sobre su edad es su talón de Aquiles, y el informe describe a Biden como un «hombre anciano desmemoriado».
Pocas horas después de que Biden se fajara con preguntas incómodas de los periodistas al respecto, Donald Trump se subía a un estrado en un casino de Las Vegas para celebrar otra victoria contundente en las primarias republicanas, que le refuerza de cara a la elección general de noviembre.
El multimillonario neoyorquino se ha impuesto en los caucus de Nevada, un estado que será clave para decidir el ganador en otoño. Que Trump haya ganado aquí era la única posibilidad: competía sin oposición, después de que una disputa entre candidatos por el sistema electoral en el estado le dejara sin rivales de entidad. En las papeletas solo había otro candidato -el reverendo Ryan Binkley, un desconocido para la mayoría- y Trump apuntaba a llevarse casi el 100% de los votos.
Pese a esas circunstancias, la victoria en Nevada tiene mucha importancia para Trump. Para empezar, por la situación bochornosa en la que deja a su única rival, Nikki Haley, la exgobernadora de Carolina del Sur y exembajadora ante la ONU.
Desde la segunda planta del casino Treasure Island de Las Vegas, a la que se llega tras atravesar el tintineo de las tragaperras en la planta baja, Trump exigió que el partido le declare ya ganador de las primarias y se mofó de Haley ante sus incondicionales. «Me gustaría felicitar a ‘ninguno de estos candidatos’ por los resultados de las primarias», celebró entre risas de sus seguidores, muchos tocados con gorras rojas y blancas de la campaña.
Pero el músculo de Trump en Nevada también se vio en los caucus. Pese a que el resultado estaba cantado, decenas de miles de votantes fueron a los colegios electorales. «Es hora de cambiar las cosas», aseguraba a este periódico Julia, una seguidora leal de Trump que protestaba por la «corrupción de Biden» y aseguraba que la alusión del fiscal a sus problemas cognitivos «son un ardid para que no le imputen». En su colegio electoral, en un centro recreativo comunitario, con las luces de los casinos y hoteles al fondo, había una cola larga de votantes. «Necesitamos a Trump para volver a estar bien», añadía su marido, a su lado.
Para esa vuelta de Trump, sus votos serán decisivos. «Si ganamos en Nevada, la elección está perdida para ellos», defendía el expresidente, de vuelta en el casino donde celebró los resultados, incrustado entre algunos de los grandes hoteles de Las Vegas, como el Venetian, el Mirage o el Wynn.
No es una exageración. Nevada es uno de esos estados bisagra -como Michigan, Pensilvania, Arizona o Georgia-, donde las fuerzas entre republicanos y demócratas están igualadas, que deciden las presidenciales.
Los republicanos no ganan aquí desde 2004, pero hay indicaciones de que eso podría cambiar este año. En 2022, el puesto de gobernador pasó a manos republicanas y las encuestas se han inclinado a favor de Trump desde este otoño. Las alarmas saltaron entre los demócratas en octubre con una encuesta de 'The New York Times' y Siena College, que daba aquí una ventaja para Trump de once puntos en un enfrentamiento con Biden. Desde entonces, todos los sondeos han dado ventaja -entre tres y doce puntos- al candidato republicano.
«Sin duda, va a haber cambio y ganarán los republicanos», defendía desde la alfombra del casino en el que Trump celebró su victoria una de sus seguidoras, Lauren Robison, ataviada con una camiseta con la leyenda «Trump ganó», en referencia a las elecciones de 2020. En su opinión -y en la de cualquiera a quien se pregunte en Las Vegas- la economía será un asunto central. «Tenemos la segunda peor inflación del país», aseguraba, una situación que se completa con el paro más alto de todos los estados y un mercado inmobiliario cada vez más inasequible para muchos.
Resultó sorprendente que Trump pasara de lado en su discurso por las menciones del informe a la capacidad cognitiva de Biden, uno de los ataques favoritos de su campaña. Si a él se le olvidó, no fue así con sus seguidores. «Me siento mal por él, no está bien», decía Robison. «Tenemos que sacarle del poder, ni siquiera es él quien está al frente».