Trump, descolocado con la llegada de Harris, busca retomar el control de la campaña con debates en septiembre

Ambas campañas cierran una cita para el 10 de septiembre y el expresidente quiere otros dos encuentros con Harris

Kamala Harris quiere llevar al partido al centro para comerle terreno a Trump

Kamala Harris nombra al gobernador de Minnesota Tim Walz como su vicepresidente

El expresidente de Estados Unidos Donald Trump afp

Javier Ansorena

Corresponsal en Nueva York

Donald Trump compareció este jueves en una rueda de prensa desde Mar-a-Lago, su mansión en la costa de Florida, con el objetivo de recuperar la iniciativa en la campaña electoral, capturada por sus rivales demócratas con la renuncia de Joe Biden como candidato ... y la llegada de Kamala Harris.

El expresidente anunció que había acordado con las televisiones su participación en tres debates con Harris: 4 de septiembre en Fox News, 10 de septiembre en ABC y 25 de septiembre en NBC. De momento, las campañas de Trump y Harris solo se han puesto de acuerdo en la cita del 10 de septiembre, la que ya estaba prevista en el calendario cuando Biden era candidato.

Esa fecha había estado en peligro, después de que Trump se echara atrás en su compromiso para debatir tras el relevo de candidatos en el lado demócrata. Eso provocó que Harris le afeara que le tenía miedo. Ahora hay que ver si la candidata demócrata acepta las otras dos fechas. «Espero que ella esté de acuerdo», dijo Trump, «creo que los debates dirán mucho».

El primer debate entre Trump y Biden demostró la importancia de estas citas. El actual presidente tuvo un desempeño desastroso, lo que supuso el principio del fin de su candidatura.

El anuncio de que quiere tres debates y la convocatoria de rueda de prensa es una muestra de que Trump necesita cambiar la dinámica de la campaña. Hasta la llegada de Harris como candidata, una cosa estaba clara: evitar la reelección del presidente demócrata era la mejor carta electoral de Donald Trump e impedir el regreso de Trump a la Casa Blanca era la única opción de victoria de Biden.

Con el presidente lastrado por una sensación de creciente declive físico y cognitivo, la dinámica favorecía a Trump. Pero se ha roto con la llegada de Harris, que ha insuflado de energía a la campaña demócrata, sumida en la depresión con Biden. El partido se unificó con rapidez alrededor de su figura. Se dispararon las donaciones y el registro de voluntarios. La elección de Tim Walz como candidato a vicepresidente ha sido bien recibida. Harris ha llenado estadios con miles de seguidores, algo que era impensable para Biden. El 'ticket' demócrata exuda optimismo y alegría. Se han comido la atención de la opinión pública desde la renuncia del presidente hace casi tres semanas. Y, sobre todo, han logrado un empujón en las encuestas que ha recortado la ventaja que Trump había logrado frente a Biden.

El cambio aparenta haber dejado a Trump descolocado. Con Biden como rival, vivía mucho mejor. No lo ha podido ocultar en mensajes sociales en los últimos días, en los que Trump fantaseaba con la posibilidad de que Biden se plantara en la convención demócrata -arranca el próximo 19 de agosto en Chicago- y reclamara su nominación como ganador de las primarias demócratas.

Ataques y falsedades

El expresidente volvió a reclamarlo en su rueda de prensa, donde criticó que los demócratas «echaran» a Biden de su candidatura. Fue una comparecencia al más puro estilo de Trump, llena de falsedades -como que la candidatura de Harris es «inconstitucional» o que nadie murió en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021-, de exageraciones -dijo que a sus mítines van «cientos de miles de personas»-, de ataques personales a sus rivales -»no tiene inteligencia suficiente», aseguró sobre Harris- y de advertencias alarmantes sobre el peligro que corre EE.UU. con los demócratas: «Nuestro país está en la situación más peligrosa de la historia», sostuvo antes de pronosticar que viene una recesión como la de 1929 y una nueva guerra mundial.

No es el tipo de cambio que buscan algunos republicanos, preocupados por el cambio de dinámica de la campaña, sin un mensaje certero y disciplinado por parte de Trump, distraído en ataques personales como su cuestionamiento de si Harris es birracial (es hija de jamaicano y de india). «Todo lo que tiene hacer es centrar sus ataques», ha criticado en 'The New York Times' Ben Shapiro, uno de los comentaristas conservadores más influyentes en EE.UU. «Dedicar toda su maquinaria de guerra electoral contra este 'ticket' extremista, quedarse con una razón sencilla: estábais mejor en 2019 que en 2024».

«Todo lo que tiene que hacer es centrar sus ataques», ha criticado en 'The New York Times' Ben Shapiro, uno de los comentaristas conservadores más influyentes en EE.UU.

Un veterano estratega republicano, Karl Rove, pieza central de las campañas exitosas de George W. Bush, publicó este mismo jueves una tribuna en 'The Wall Street Journal' en la que defendía que la elección la ganará quien consiga dos objetivos: movilizar a sus bases y convencer a independientes y moderados.

«Las últimas seis semanas han mostrado que el péndulo puede moverse con rapidez y de forma salvaje», escribió Rove sobre un periodo que incluye el debate con Biden, la campaña interna demócrata para que abandonara la campaña, el intento de asesinato de Trump, la convención republicana triunfal, la renuncia del candidato demócrata y el recambio de Harris y Walz. «La campaña de Trump está bloqueada. Trump parece inquieto. Está cometiendo errores no forzados y tirando un tiempo precioso y no recuperable en insultos y asuntos secundarios y trivialidades».

El cambio de dinámica ocurre a su vez en un momento en el que Trump tiene el pie levantado del acelerador. En esta semana, Harris y Walz han dado mítines en varios de los estados decisivos en noviembre: desde el martes hasta el jueves, pasaron por Pensilvania, Michigan y Wisconsin y este viernes estaba previsto que llegaran a Arizona. Mientras tanto, Trump no había dado ningún mitin esta semana hasta el viernes, cuando se le espera en Montana, un estado de fuerte implantación republicana y donde no tendrá dificultad para ganar.

En la rueda de prensa, convocada a última hora, preguntaron a Trump por qué había bajado el pistón. «Porque voy ganando por mucho», respondió con fiereza. Pero los números apuntan a una realidad diferente, con las fuerzas mucho más empatadas de lo que le gustaría al multimillonario neoyorquino. Un sondeo de la CNBC publicado el mismo jueves daba a Trump una ventaja a nivel nacional de tres puntos respecto a Harris. Pero otra de Ipsos, también del jueves, sitúa ya a la candidata demócrata cinco puntos por delante. Lo que es más preocupante para Trump: Harris mejora su posición en los estados bisagra, los que deciden la elección, según Cook Political Report. El análisis de esta organización ha cambiado la determinación de Arizona, Nevada y Georgia como estados donde Trump es ligeramente favorito a estados donde la carrera es un «cara o cruz».

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