Barones regionales del este de Alemania exigen abrir negociaciones de paz con Rusia

Los presidentes regionales de Sajonia y Brandeburgo, Michael Kretschmer (CDU) y Dietmar Woidke (SPD), así como el presidente de la CDU de Turingia, Mario Voigt, abogan por una alianza internacional para llevar a Rusia a la mesa de negociaciones y abanderan así una de las principales reivindicaciones de los partidos populistas de derecha y de izquierda, Alternativa para Alemania (AfD) y Alianza Sahra Wagencknecht (BSW), que acaban de lograr importantes victorias electorales en estos Bundesländer orientales.

«El Gobierno federal debe asumir más activamente su responsabilidad en política exterior mediante una diplomacia más visible», escriben en un artículo conjunto firmado en 'Frankfurter Allegemiene Zeitung'. «Para llevar a Rusia a la mesa de negociaciones, se necesita una alianza fuerte y unificada», dicen, y critican que «Alemania y la UE todavía han seguido este camino con demasiada indecisión».

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Los tres políticos están en conversaciones con BSW sobre la posible formación de Gobiernos estatales y esta posición facilita esas conversaciones. La líder de BSW, Sahra Wagenknecht, ha puesto como condición para la participación gubernamental que los futuros Gobiernos regionales se pronuncien contra la ayuda militar a Ucrania y contra el estacionamiento de misiles nucleares estadounidenses de medio alcance en Alemania. Aunque los Bundesländer no tienen autoridad para tomar decisiones sobre estas cuestiones internacionales, ejercerán sin duda una presión a tener en cuenta sobre el gobierno de Berlín y pueden forzar movimientos a través de los acuerdos que busque el canciller Olaf Scholz con la Conferencia de Presidentes.

Los tres políticos intentan, en todo caso, encontrar un camino intermedio. Por un lado, subrayan que el objetivo debe ser lograr un alto el fuego en Ucrania y ofrecer al país «garantías de seguridad fiables» y al mismo tiempo enfatizan el hecho de que Alemania es una parte indiscutible de la Unión Europea, de la Política Europea Común de Seguridad y Defensa, miembro de la OTAN y de la OSCE.

Woidke, Kretschmer y Voigt también destacan que Alemania debe ser más y mejor defendible. «Como ocurrió durante la Guerra Fría, esto sólo se puede lograr desde una posición fuerte», advierten. En cuanto a los planes para estacionar misiles estadounidenses de mediano alcance en los estados federados occidentales, subrayan que debería haberse «explicado mejor y discutido más ampliamente». Insisten en que la fuerza militar sólo tiene sentido si se combina con una diplomacia inteligente.

El trasfondo de esta posición conjunta es el nuevo equilibrio de fuerzas tras las elecciones regionales en Turingia, Sajonia y Brandemburgo, en los que la única forma de mantener el cordón sanitario contra el partido de extrema derecha AfD es la posibilidad de formar gobiernos con el partido de extrema izquierda BSW. Ambos partidos extremos comparten su tendencia prorrusa, que ha demostrado ser mayoritaria entre los votantes del este de Alemania y que parecen dispuestos a adoptar los barones regionales. Incluso el canciller Scholz, desde Berlín, está dispuesto a girar hacia esa tendencia y ha sugerido que Putin debería estar sentado a la próxima mensa de negociación.

Después de dos años sin contactos directos con Putin, la Cancillería de Berlín ha intentado además concertar una conversación telefónica en vísperas de la reunión del G-20 en Brasil, que tendrá lugar en noviembre. Sería la primera vez que Scholz y Putin hablasen desde finales de 2022. El intento de acercamiento puede llegar, sin embargo, demasiado tarde. Por el momento, el Kremlin ha reaccionado con frialdad e indiferencia. «A primera vista, no hay temas comunes de conversación, nuestras relaciones se han reducido efectivamente a cero y no por iniciativa nuestra», ha dicho en público el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, según citan agencias de noticias rusas.

Estos intentos alemanes de acercamiento a Moscú han despertado una primera reacción en contra de la oposición rusa. Yulia Naválnaya, viuda del disidente Alexéi Navlani, ha declarado «innecesaria» cualquier posible negociación con Vladímir Putin. «No hay necesidad de discutir con él (...). Tenemos que luchar contra él para que algún día la justicia vuelva a prevalecer», ha corregido ante el Consejo Constitucional francés en París. «Occidente no entiende que Putin no espera a que alguien venga a hablar con él», ha explicado Naválnaya, «a él hablar no le importa en absoluto».

El principal obstáculo para el giro alemán hacia Rusia lo supone, en todo caso, la ministra alemana de Exteriores, la verde Annalena Baerbock, en cuya opinión los éxitos electorales de BSW sólo prueban «la efectividad de la propaganda rusa». El «eslogan plano» de que la guerra en Ucrania terminaría sin ayuda militar para Kiev es «tan ingenuo como erróneo», ha explicado, «si Ucrania deja de defenderse, Ucrania estará acabada y los soldados de Putin estarán en la frontera polaca. Sólo si Putin deja de atacar, entonces la guerra habrá terminado».