Así es Tara Reade, la mujer que acusó a Biden de agresión sexual y que ahora vive en Rusia

Reade, nacida en California en 1964, trabajó como asistente de Biden en el Senado en 1993. En 2019 acusó al hoy presidente de haberla tocado de forma inapropiada. Ya cuando Biden se aseguraba la nominación demócrata, en marzo de 2020, le acusó directamente de agresión sexual.

Reade dijo en 2020 a varios medios de comunicación norteamericanos que Biden la acorraló contra una pared en una sala del Senado, metió la mano debajo de su ropa y la penetró con los dedos. Una amiga dijo que Reade le contó detalles de la agresión en 1993. Un segundo amigo y un hermano de ella confirmaron que les había hablado varias veces de un traumático caso de agresión sexual con Biden, sin dar detalles.

Reade ha emergido en Rusia, dando una entrevista a la ex espía y diputada Maria Butina, en la que ha admitido su salida de EE.UU. Según dijo Reade: “No quería regresar a casa y entrar en una jaula o ser asesinada, que básicamente son mis dos opciones. [La decisión de ir a Rusia] fue muy difícil. No soy una persona impulsiva. Realmente me tomo mi tiempo y analizo los datos. Y según lo que pude ver basándome en los casos y en lo que estaba sucediendo, y la presión para que no quisieran que testificara, sentí que mientras las elecciones se estaban preparando y había mucho en juego, casi sería mejor quedarme aquí y estar a salvo”.

Con esto, Reade ha dado a entender, aunque no lo ha dicho, que teme por su vida en unas elecciones, las del año que viene, en las que, si las encuestas se cumplen, Biden se volverá a medir contra Trump, que ha sido acusado por varias mujeres de agresión sexual, y condenado recientemente por la violación y difamación contra E. Jean Carroll.

Butina, la mujer con la que Reade habla en Rusia, es una ciudadana rusa y activista política que fue condenada en EE.UU. por conspiración para actuar como agente extranjero sin registrarse. Se le atribuyó haber intentado infiltrarse en grupos conservadores estadounidenses con el objetivo de promover intereses rusos.

Según varias investigaciones periodísticas, Reade tuvo un pasado conflictivo y plagado de acusaciones y denuncias: retrasos recurrentes en los pagos de alquiler, solicitar préstamos de dinero y no devolverlos, y dejar facturas impagadas. Además cambió de nombre varias veces a lo largo de su vida, utilizando los alias Tara Reade, Tara McCabe o Alexandra McCabe.

Otros conocidos y colegas de trabajo de Reade han declarado también a medios de EE.UU. que ella les habló bien de Biden, y que llegó a apoyarlo después de que supuestamente se produjera la agresión sexual, en sus sucesivas campañas al Senado y la presidencia.

Los ahogados de Reade han argumentado que esos hechos no son incompatibles con las acusaciones de agresión sexual y las compara con casos en los que las víctimas de Harvey Weinstein mantuvieron contacto con él a pesar de acusarlo de abuso.

Cuando hizo públicas sus denuncias contra Biden, Reade obtuvo ayuda, apoyo y representación de varios activistas y abogados ligados al movimiento #MeToo, que busca visibilizar y denunciar el abuso sexual y el acoso a mujeres, con un apoyo automático a quienes se manifiestan como víctimas.

Estos, sin embargo, se desmarcaron pronto de Reade. Es el caso del destacado abogado Douglas H. Wigdor, que dejó de representar a Reade como cliente. El motivo aducido fue que la demandante había falseado su curriculum vitae al afirmar que era licenciada en Derecho por la Universidad Antioch, de Ohio. Según ese centro educativo, Reade se había licenciado en Artes Liberales, pero no en derecho.

En la entrevista en Sputnik, Reade afirma que hay muchos estadounidenses que viven en Rusia. Entre estos se encuentra Edward Snowden, ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) que huyó tras revelar información sobre la vigilancia masiva del gobierno de EE.UU.

Una investigación del fiscal especial Robert Mueller ha acusado a Rusia de tener en pie campañas de injerencia en la vida política de EE.UU., mediante kompromat, o información comprometedora o incriminatoria que se utiliza como herramienta de chantaje o manipulación política.