Tailandia vota por la democracia y la reforma

La oposición gana con claridad y pone fin a una década de mandato militar, aunque un arriesgado proceso de formación de Gobierno amenaza con desestabilizar el país

Los progresistas prodemocracia ganan las elecciones en Tailandia

Calles de Tailandia antes antes de las elecciones EFE

Jaime Santirso

Corresponsal en Pekín

Dos décadas había permanecido el país asiático atrapado en una espiral ininterrumpida de populismo y alzamientos. Hasta hoy. La tercera Tailandia que comenzaba a abrirse camino entre ambos frentes, con la reforma constitucional por bandera, ha logrado una contundente por inesperada victoria en las ... elecciones de este domingo. La sociedad expresa así su rechazo al mandato de los militares, quienes no obstante todavía cuentan con herramientas para paralizar, como tantas otras veces –hasta doce desde la conversión del país en monarquía constitucional allá por 1932– el avance democrático.

Hacia Adelante ha resultado el gran vencedor, una plataforma surgida tras las protestas estudiantiles de 2020, las cuales reclamaban una delimitación más estricta del papel del Ejército e, incluso, la monarquía –blindada por una ley de lesa majestad que castiga con cuantiosas multas y hasta quince años de cárcel cualquier tipo de crítica vertida sobre la familia real–. La fuerza naranja ha arrasado en la capital, Bangkok, y –con más del 97% de los votos escrutados en la mañana del lunes– ha conquistado 150 escaños de los 500 en juego. Un éxito que demuestra la capacidad de atracción de sus propuestas, hasta ahora poco menos que tabú, más allá de una juventud significativa aunque minoritaria –los menores de 26 años representan el 14% del censo–: la reforma ya no es solo cosa de imberbes y radicales.

Su sorprendente resultado ha desplazado a la segunda posición, con 141 escaños, a Pheu Thai, «para los tailandeses», el partido del clan Shinawatra comandado en esta ocasión por Paetongtarn, hija de Thaksin, primer ministro de 2001 a 2006 y todavía uno de los hombres más influyentes desde su exilio voluntario. Ella encabezaba todas las encuestas y aspiraba a convertirse a sus 36 años en la primera ministra más joven en la historia de Tailandia, pues la dinastía había ganado todos y cada uno de los comicios estatales desde 2001, pero la racha Ha llegado a su fin.

Sin embargo, no hay fracaso mayor que el del actual primer ministro, Prayuth Chan-ocha, antiguo comandante en jefe de las fuerzas armadas y como tal responsable del golpe de Estado que en 2014 derribó a la hermana de Thaksin y tía de Paetongtarn, Yingluck Shinawatra, entonces primera ministra. Su partido, Nación Thai Unida, presentado como garante del orden y la estabilidad, apenas ha arañado 36 escaños y ha quedado relegado a la quinta posición.

El Ejército todavía guarda varias cartas en la manga. Todas derivan de la reforma institucional realizada después del alzamiento, la cual impuso la necesidad de alcanzar una mayoría absoluta bicameral para formar Gobierno. Así, a los 500 escaños del Parlamento en liza este domingo se suman los 250 de un Senado bajo control absoluto del aparato. Semejante celada obstaculiza por tanto la opción más lógica, una alianza entre Hacia Adelante y Pheu Thai, pues la suma de ambos no alcanza el rubicón de los 376 escaños pese a acumular casi el 60% del apoyo popular.

«El cambio es posible si empezamos a trabajar hoy... Nuestros sueños y esperanzas son sencillas y claras. Estés de acuerdo conmigo o no, seré tu primer ministro. Hayas votado por mí o no, estaré a tu servicio», escribía en su cuenta oficial de Twitter pasadas las dos de la mañana –hora local–, cuando la histórica victoria comenzaba a resultar evidente, Pita Limjaroenrat, el telegénico líder de Hacia Adelante, un hombre de 42 años formado en Harvard que representa esa Tailandia ansiosa por empezar un tiempo nuevo. Ya el domingo adelantó también estar «preparado» para asociarse con Pheu Thai. Shinawatra, por su parte, afirmó que «todavía es muy pronto para negociar».

«Un acuerdo entre Hacia Adelante y Pheu Thai es uno de los escenarios más probables» adelantaba Thitinan Pongsudhirak, director del Instituto de Seguridad y Estudios Internacionales de la Universidad Chulalongkorn en Bangkok, en conversación con ABC antes de los comicios. Ya entonces preveía «la baja probabilidad de que entre ambos sumen una mayoría bicameral», como en efecto ha ocurrido, «por lo que los senadores nombrados [por los militares] se impondrán en su camino». Y añadía: «Es previsible que el Ejército se oponga a la agenda transformadora de Hacia Adelante».

No sería la primera vez. Su plataforma originaria, Futuro Adelante, fue disuelta por el régimen tras sus notables resultados en las elecciones de 2019, cuando se colocó como la tercera formación del país. En aquella cita Pheu Thai se impuso en las urnas, pero los militares impidieron también la formación de Gobierno. Ahora, no obstante, quizá las calles hayan hablado demasiado claro. La reacción del Ejército podría colocar al país en una senda regresiva, provocando multitudinarias protestas o incluso otro alzamiento. Pero, de momento, el futuro de Tailandia vuelve a estar por delante.

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