Suecia marca el ocaso de la neutralidad en Europa
Nunca fue una nación militar, pero su histórica política de eludir conflictos después de su traumática participación en las Guerras Napoleónicas acaba con su adhesión a la OTAN
Alemania prepara un nuevo paquete de armas para Ucrania de 700 millones de euros

La entrada de Suecia en la OTAN culmina un impresionante giro del país nórdico en el estrecho espacio de un año. El principio de neutralidad, que durante dos siglos perteneció a la columna vertebral de su política exterior, había ido diluyéndose en aras del pragmatismo, ... muy particularmente desde 2009, cuando decidió negociar tratados de autodefensa mutua con la UE y otros países nórdicos, pero nada comparable a su adhesión a la OTAN.
Hace año y medio, las encuestas mostraban todavía que tanto los partidos políticos como los ciudadanos seguían creyendo firmemente que la no alineación era la mejor manera de garantizar la seguridad y la paz. «Mientras yo sea ministro de Defensa, Suecia no dará ese paso», dijo con solemnidad Peter Hultquist en el último congreso del Partido Socialdemócrata en el que la formación ratificó su oposición a la Alianza Atlántica.
Tras el inicio de la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022, nada volvió a ser lo mismo. En septiembre, cuando los socialdemócratas fueron barridos del gobierno por el conservador Ulf Kristersson, la población había constatado ya un cambio significativo de percepción. «Recuerdo cuando leí por primera vez en un artículo que Finlandia pediría la adhesión a la OTAN», reconoce el politólogo de la Universidad de Södertörn Nicholas Aylott. «Ahí ya pensé que no teníamos alternativa». Y cuando, el pasado mes de marzo, el Parlamento sueco votó la decisión, fue por 269 votos a favor y 37 en contra.
Suecia aporta a la Alianza Atlántica unas fuerzas armadas bien equipadas y una industria de defensa bien desarrollada
La entrada del país en la OTAN marca el ocaso de los países neutrales en Europa, después de que Austria y Suiza hayan anunciado su participación en el Escudo de Defensa Aérea Europeo que promueve Alemania. La neutralidad es cosa del pasado porque la amenaza rusa ha perdido peso. Cuando Finlandia y Suecia solicitaron su adhesión, Moscú amenazó con serias consecuencias y se temió el despliegue de armas nucleares tácticas rusas con objetivos tácticos localizados, pero Finlandia completó el proceso hace meses y no ha pasado nada, por lo que Estocolmo da el paso con mayor tranquilidad.
También muestra cuán dinámico es este país y cuán importante es para las sociedades modernas adaptarse rápidamente a los cambios en su entorno. La importancia estratégica del paso, por lo demás, es inmensa. La guerra de Putin no ha intimidado ni debilitado a la OTAN, sino que ha dado como resultado un significativo aumento de su capacidad de defensa y disuasión.
Potencial militar
Suecia aporta a la Alianza unas fuerzas bien equipadas, una armada y una fuerza aérea poderosas, una industria de defensa desarrollada y un ejército nutrido por el servicio militar obligatorio y experimentado en ejercicios conjuntos con otros socios europeos, con alrededor de 15.000 soldados, que se suman a los 20.700 de la Guardia Nacional (Hemvärnet) y 5.000 reclutas temporales.
El portal especializado Global Firepower (GFP), que publica listas anuales de potencia militar de más de 140 países, coloca a Suecia en el puesto 25º a nivel mundial, por encima de potencias militares como Corea del Norte o Sudáfrica. El Ejército sueco cuenta con una financiación anual de 8.250 millones de euros. No hay que olvidar además que la fuerza aérea de Suecia mejorará en gran medida las capacidades de la OTAN en la región del Ártico. Los países escandinavos reunirán en breve 150 aviones de combate F-35, además de los 39 bombarderos suecos JAS 39 Gripen de última generación.
Incluyendo Alemania, Holanda y Reino Unido, hay ahora entre 250 y 300 F-35 disponibles en el norte. Pero Kate Hansen Bundt, del Comité Atlántico de Noruega, habla además de un «cambio de juego geopolítico», porque la capacidad de la OTAN en el extremo norte y en la región del Ártico aumenta ahora significativamente. «Esto es crucial si se tiene en cuenta que esta región no solo se ha vuelto más atractiva para China, debido al derretimiento del hielo polar, la mejor navegabilidad de las rutas marítimas y las materias primas, sino que también se ve como un posible escenario de la escalada si la OTAN hubiese de atacar a Rusia», explica. La frontera entre Rusia y la OTAN crece en unos 2.000 kilómetros que contienen señaladas puertas.
La isla de Gotland
Desde la perspectiva de los estrategas militares, los estados bálticos (Estonia, Letonia, Lituania) son difíciles de defender porque no tienen territorio interior y solo están conectados con el resto del área OTAN por un estrecho corredor terrestre entre Polonia y Lituania, la Brecha de Suwalki. Con la adhesión de Finlandia y Suecia se abren nuevas rutas de suministro por aire y mar, mucho más cortas que las que pasan por Polonia y Alemania.
La isla sueca de Gotland juega además un papel particularmente importante. En medio del mar Báltico, a unos 300 kilómetros del enclave ruso de Kaliningrado, podría desempeñar un papel central en el suministro y reabastecimiento de tropas de la OTAN en la defensa de los Estados bálticos. Según los planes internos de la OTAN, las armadas de Suecia, Finlandia y Alemania podrían salir de Gotland contra la flota rusa estacionada en Kaliningrado.
Particularmente molesto para Rusia es ahora que sea mucho más accesible para la OTAN la carretera R21, de 782 kilómetros, que conecta San Petersburgo con la península de Kola en el extremo norte, donde está la Flota del Norte de Rusia en los puertos de Murmansk y Severomorsk, que también incluye submarinos armados con misiles balísticos y ojivas nucleares. Estos submarinos juegan un papel central en la estrategia nuclear de Rusia y, desde su perspectiva, es imperativo protegerlos.
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