Los sindicatos anuncian que han bloqueado todas las refinerías de Francia

Según el ministerio del Interior, se espera una movilización de entre 1,1 a 1,4 millones de personas

La sexta jornada de huelga en Francia para protestar contra el sistema nacional de pensiones, en imágenes

Manifestación de sindicatos franceses contra la reforma de las pensiones en París EFE | vídeo: europa press

Juan Pedro Quiñonero

Corresponsal en París

Los sindicatos han convocado, este martes, 300 manifestaciones en toda Francia, aspirando a «paralizar» la nación con huelgas en sectores estratégicos, ferrocarriles, transportes públicos, energía, combustibles, que esperan prolongar indefinidamente «hasta conseguir que Emmanuel Macron retire su proyecto de reforma del sistema nacional ... de pensiones».

Según la CGT-Chimie, los envíos de combustible están bloqueados en todas las refinerías de Francia. «El paro empezó por todos lados, (…) con proporciones muy variables de huelguistas según el sitio, pero con envíos bloqueados a la salida de todas las refinerías esta mañana», declaró Eric Sellini, de la CGT-Química.

Macron ha rebajado, reducido y disminuido mucho las ambiciones de su primera reforma. Pero insiste en un punto capital: la edad de jubilación, en Francia, debe pasar de los 58-60 años a los 64. Los sindicatos franceses estiman «intolerable» la «obligación» de trabajar hasta los 64 años. Y amenazan con prolongar «indefinidamente» las huelgas que comienzan este martes.

Emmanuel Lépine, secretario del sindicato CGT-Química, ha declarado: «Este martes, nos proponemos poner de rodillas a la economía francesa». Philippe Martinez, secretario general de la CGT, ha hecho este anuncio: «Hoy se inicia una nueva fase de nuestra lucha contra la reforma. Trabajadoras y trabajadores son invitados a prolongar las huelgas indefinidamente, hasta conseguir que Macron retire su proyecto».

El ministerio del Interior, por su parte, ha dejado filtrar cifras que sugieren una movilización muy importante, entre 1,1 y 1,4 millones de manifestantes, en París y toda Francia. La movilización más alta, quizá, desde el comienzo de las jornadas de contestación, a mediados de enero. El proyecto de «paralizar» Francia está bien fundado: complicando, retrasando, o paralizando, los ferrocarriles y los transportes públicos, la distribución de gas, electricidad y combustibles, los sindicatos bien implantados en esos sectores, estratégicos y privilegiados, pueden conseguir, como mínimo, una rosario de perturbaciones y problemas que pudieran complicarse si las mismas huelgas se prolongasen mañana, pasado, los próximos días y semanas.

«Riesgo de catástrofe»

Oliver Véran, portavoz oficial del Gobierno de Emmanuel Macron, ha comentado tal «ambición» en estos términos: «Paralizar Francia es correr el riesgo de una catástrofe ecológica, agrícola, sanitaria, incluso humana, los próximos meses».

A la espera de acontecimientos, el proyecto de ley, parcialmente aprobado en la Asamblea Nacional, primera cámara del Parlamento, sigue discutiéndose en el Senado. Macron espera contar con el apoyo total o parcial de Los Republicanos (derecha tradicional). Y podría terminar imponiendo su devaluado proyecto de Ley.

Ante ese posible «triunfo» de Macron, los sindicatos esgrimen hoy la amenaza de unas huelgas prolongadas indefinidamente hasta la «capitulación» del presidente y su Gobierno. Se trata de un duelo catastrófico para todas las partes.

Un 65 % de franceses sigue apoyando moralmente a los sindicatos. Pero la amenaza de huelgas indefinidas y prolongadas mucho tiempo corre el riesgo de agravar la crisis social.

Macron puede hacer pasar su ley, pero … la impopularidad del presidente corre el riesgo de transformarse en un «vía crucis» muy doloroso.

La opinión pública, de todos los bandos, asiste atónica a los enfrentamientos, cuando la inflación se ha convertido en una pesadilla para las familias más modestas.

Según todos los sondeos, la extrema derecha de Agrupación Nacional (AN, ex Frente Nacional) es el único partido que se beneficia de la crisis de fondo. Marine Le Pen tiene mejor cota personal que todos los líderes de izquierdas, de Jean-Luc Mélenchon (extrema izquierda) a Anne Hidalgo, alcaldesa socialista de París, nacida en la provincia de Cadiz, España.

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