Del funeral al mitin, la América conservadora despide a Charlie Kirk: «Vivirá para siempre»

El memorial arrancó a las once de la mañana -ocho de la tarde, hora española-, pero había ya miles de personas en las inmediaciones del estadio, haciendo cola, antes de que asomara el sol. Muchos de ellos con fotos de Kirk en sus camisetas, con elementos patrióticos, con gorras rojas MAGA ('Make America Great Again', 'Hacer a EE.UU. grande otra vez', el gran lema trumpista) y, sobre todo, mucha simbología cristiana.

La conmoción por el asseinato de Kirk, que recibió un tiro fatal en el cuello fatal durante una conferencia universitaria la semana pasada, sigue viva en EE.UU. y se sintió en el servicio multitudinario.

Miles de personas se quedaron fuera del estadio y los organizadores, Turning Point USA, la organización de movilización política que fundó Kirk, acondicionaron otros dos estadios cercanos para que quienes no pudieran entrar al funeral lo siguieran a través de una pantalla gigante.

«Hace menos de dos semanas, a nuestro país le robaron una de las mejores mentes de nuestro tiempo, un gigante de su generación», dijo Donald Trump, que cerró el funeral, sobre el asesinado. «Vivirá para siempre».

También se desplazaron hasta Arizona el vicepresidente de EE.UU., JD Vance, un gran amigo de Kirk y que debe en buena parte su elección como segundo de Trump en la campaña presidencial del año pasado; Marco Rubio, secretario de Estado, al que se le vio cantando alguna de las canciones de rock cristiano que se escucharon desde los altavoces antes de que empezaran los discursos: los polémicos Pete Hegseth y Robert F. Kennedy Jr., secretarios de Defensa y de Salud, respectivamente; Tucker Carlson, una de las grandes personalidades mediáticas del EE.UU. trumpista; Stephen Miller, principal asesor político de Trump en la Casa Blanca; o Elon Musk, el que fuera gran financiador de la campaña presidencial de Trump y su mano derecha en los primeros meses en la Casa Blanca, que trabajó mano a mano con Kirk en las elecciones.

El funeral arrancó con una interpretación del gran himno cristiano en EE.UU., 'Amazing Grace', seguido de una larga y sentida canción de rock cristiano, interpretada por Chris Tomlin, y a la que se sumó buena parte de la muchedumbre. 'Tú siempre serás santo, santo para siempre', coreaban los miles de seguidores, muchos con las manos hacia el cielo.

El tono espiritual y religioso del evento evolucionó más hacia un llamamiento a la acción hacia el final del acto, con un mensaje combativo y de venganza, cuando llegaron las personalidadesde más peso. Entre ellos, Miller que advirtió que su asesinato «ha despertado a un dragón» y aseguró que «haremos merecer tu sacrificio, acabaremos este trabajo, derrotaremos a las fuerzas del mal».

«¿Estáis listos para poneros la armadura de Dios?», preguntó Jack Posobiec, un activista conservador, como Kirk. «El momento es ahora«.

«¿Os vais a rendir? ¿os echaréis atrás?», les gritó poco después el hijo mayor del presidente, Donald Trump Jr., que tenía una relación cercana con Kirk, al que llamó «mi hermano pequeño».

El vicepresidente Vance se deshizo en elogios hacia Kirk, del que dijo que era «Atenas y Jerusalén en una sola persona», en referencia a la razón y a la fe. Calificó al asesinado de «héroe de EE.UU. y mártir de la cristiandad» y prometió que «no nos echaremos atrás aunque nos apunten con una pistola».

El gran mensaje de perdón lo trajo su viuda, Erica Kirk, que ya ha asumido el liderazgo de Turning Point, la organización que el asesinado creó cuando solo tenía 18 años para movilizar a los jóvenes conservadores. «La respuesta al odio no es el odio», advirtió la viuda, que aseguró que había perdonado al sospechoso de la muerte de su marido, Tyler Robinson, «porque eso es lo que hizo Cristo».

Trump salió justo después y le llevó la contraria. «Yo odio a mis rivales y no quiero lo mejor para ellos. Lo siento, Erica», le dedicó en un discurso que acabó en mitin político, con referencias a su victoria electoral, a un anuncio sobre las causas del autismo que hará este lunes o a la cantidad de gente que había llenado el estadio. Trump no se alineó con la solemnidad que reinó durante buena parte de la ceremonia, con mucha música espiritual, recuerdos personales de decenas de intervinientes y llamamientos a seguir el camino de la Biblia.

En un pasaje de su glosa a Kirk, no pudo evitar caer en un asunto que le trae muchos réditos políticos: la lucha contra el crimen. «Charlie estuvo lleno de espíritu patriótico desde su juventud, y fue un ejemplo estadounidense en todo lo que hizo», aseguró. «Y una de las últimas cosas que me fijo fue 'por favor, señor, salve a Chicago. Lo vamos a hacer. Vamos a salvar a Chicago de crímenes horribles», dijo sobre una ciudad controlada por demócratas y donde ambiciona desplegar el ejército, como hizo en Washington.

El discurso de Trump acabó derivando a sus batallas políticas actuales -de los aranceles «que nos han vuelto a hacer ricos» al despliegue del ejército en Memphis-, mofas a rivales políticos como su antecesor, Joe Biden, y acusaciones contra las «redes de maniacos de la izquierda radical» a las que acusa de estar detrás del asesinato de Kirk.

La reacción de Trump y de sus aliados a esta tragedia ha sido acusar a la izquerda de toda la violencia política en EE.UU., pese a que también la ha perpetrado la extrema derecha, desde el asalto al Capitolio al asesinato de una legisladora demócrata de Minneapolis y de su pareja el pasado junio.

El asesinato también ha sido respondido con una oleada de cancelaciones -la más conocida, la del presentador de 'late night' Jimmy Kimmel- contra los comentarios críticos hacia Kirk que tuvo en la libertad de expresión una de sus grandes banderas.