Los siete mensajes políticos de Trump en el vídeo de su 'Riviera de Gaza'

La propuesta es disparatada y el propio Trump parece ya haber concedido que no ocurrirá, pero el vídeo -no creado por Trump ni por la Casa Blanca, pero compartido por el presidente de EE.UU. en su red social sin detallar la autoría- va todavía más allá. Un repaso a los siete mensajes políticos que proyecta Trump con el vídeo.

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Gaza es una escombrera

Trump no se equivoca en al menos una cosa sobre Gaza: el territorio palestino está hecho una ruina tras la guerra desatada por los ataques terroristas de Hamás, que controla la Franja desde 2007, del 7 de octubre de 2023. Los bombardeos, los combates y el bloqueo han dejado buena parte de sus localidades inhabitables. «¿Quién querría vivir ahí?», ha razonado el presidente de EE.UU. ante las imágenes, como la que arranca el vídeo, de Gaza convertido en una escombrera. La realidad es que la gran mayoría de los palestinos quieren vivir allí. Y que los vecinos árabes no quieren que los palestinos salgan de allí.

2

Un retorno que el propio Trump rechaza

En el comienzo del vídeo, el infierno de Gaza es retratado con niños huyendo de terroristas, entre los escombros. «¿Qué es lo siguiente?», se pregunta en un cartel el vídeo y aparecen niños llegando a una Gaza completamente distinta: playas paradisíacas, rascacielos que recuerdan a Abu Dhabi, yates atracados. «Donald ha llegado para liberarte», se escucha en la letra de la canción que suena en ese momento. Pero los niños que regresan a la nueva Gaza y que son liberados por Trump no serían palestinos. La idea del presidente de EE.UU. era que la expulsión de los palestinos sea permanente. Algunos altos cargos de su equipo, trataron de clarificar que sería temporal. Pero Trump volvió a decirlo: permanente. La nueva Gaza no sería para los hasta ahora gazatíes.

3

El culto al líder

Quizá solo haya una cosa que le guste más a Trump que la lealtad: la adulación. Lo saben quienes están a su alrededor y quieren mantener el favor del presidente. Y el propio Trump no parece interesado en ocultarlo, como se infiere por su decisión de compartir el vídeo. En él, se ve a un niño con un globo hinchable dorado con el busto del multimillonario neoyorquino. O turistas comprando estatuillas -también doradas- del presidente de EE.UU. en lo que parece una tienda de 'souvenir'.

Trump siempre deja claro -a sus aliados republicanos, a su Gabinete, a otros mandatarios- que el que manda es él. La visualización descabellada de esto es la estatua gigantesca del multimillonario en una rotonda de su Gaza ensoñada. La mezcla de culto al líder de dictadura comunista y de becerro de oro bíblico es lo que más críticas ha provocado, incluso de seguidores 'trumpistas' conservadores, que lo ven como un dislate pagano. «Esa estatua me recuerda al anticristo», decía uno. «Es una falta de respeto con la gente que ha muerto en esa tierra y hace parecer que te crees Dios», decía otro. «Esto es una herejía contra Dios, haces de ti mismo un ídolo pagano».

4

Con Musk llueve el dinero

A Trump siempre le ha gustado asociarse con las grandes fortunas. Hoy tiene como mando derecha al hombre más rico del mundo, Elon Musk. En el vídeo, el multimillonario sudafricano es la segunda persona con más presencia. En un momento, aparece disfrutando de un bocado de humus en la playa. Pero su presencia está sobre todo destinada a enfatizar la abundancia. Hay dos momentos en los que llueven los dólares sobre Musk. Es la misma idea que ha defendido Trump sobre su presidencia y sobre todo lo que toca: habrá éxito y dinero para todos. Incluso en uno de los lugares más pobres y abandonados del planeta, como Gaza. Si él y Musk están implicados, claro.

5

No dejes que algo 'woke' estropee un mensaje

Quizá lo más extraño e inexplicable del vídeo compartido por Trump es la aparición de unas bailarinas de danza de vientre barbudas. El ramalazo 'woke' del presidente de EE.UU. -dedicado al combate de la agenda LGBTQ y de las políticas de diversidad e inclusión desde su llegada a la Casa Blanca- se compensa poco después con una imagen políticamente incorrecta, que encaja mejor con su discurso: Trump admirando la belleza de una bailarina semidesnuda.

6

El conflicto de interés no es conflicto

Las cautelas sobre evitar conflictos de interés cuando se está en el Gobierno han quedado en un segundo plano con Trump. En su primera presidencia, dejó claro que no haría grandes esfuerzos en evitarlos. En este segundo mandato, la presencia de Musk, con contratos multimillonarios con el Gobierno de EE.UU., en las grandes decisiones deja claro que no importa demasiado. En el vídeo, los conflictos de interés están directamente ridiculizados. La 'Riviera de Gaza' que quedará bajo propiedad de EE.UU. está repleta de hoteles de lujo con el nombre del presidente de EE.UU.

7

La alianza con Netanyahu y el fin de los dos estados

La imagen de Donald Trump y Benjamin Netanyahu tirados en una tumbona al borde de una piscina en Gaza, en bañador, quemando sus carnes pálidas y abundantes con una cerveza en la mano -el presidente de EE.UU. es abstemio- es grotesca. Pero escenifica de forma desnuda la gran alianza de EE.UU. en Oriente Próximo y la virtual desaparición de una vía hacia la solución de los dos estados, Palestina e Israel, la posición que ha defendido EE.UU. durante décadas y que ahora parece irrealizable. Sobre todo, a la luz de cuál es el futuro que Trump proyecta sobre Gaza.