Los serbios de Kosovo desmantelarán las barricadas tras las advertencias de EE.UU, la OTAN y la UE

La ONU ha aplaudido las medidas adoptadas en las últimas horas para «rebajar las tensiones» en la zona norte del país, y ha apelado a todas las partes a volver a la mesa de diálogo.

La representante de Naciones Unidas en Kosovo, Caroline Ziadeh, confía en que se puedan «normalizar las relaciones cuanto antes», para lo cual ha destacado el trabajo «concienzudo» que se ha emprendido en las últimas semanas desde la comunicad internacional, en aras de «la seguridad y la estabilidad« de la zona, según un comunicado.

El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, anunció el miércoles a última hora la retirada de las barricadas instaladas en la zona norte de Kosovo, donde se han disparado las tensiones en los últimos meses, inicialmente por la potencial entrada en vigor de una nueva normativa sobre matrículas. Vucic avisó de que eliminar los bloqueos aún llevaría entre 24 y 48 horas.

De hecho, la Policía kosovar ha informado este jueves de la quema de varios vehículos en una de estas barricadas, en la zona de Mitrovica, según Kosovapress.

Por otra parte, el ex policía serbokosovar Dejan Pantic, cuyo arresto el 10 de diciembre desató más tensiones, recibió el miércoles permiso para abandonar la cárcel y permanecer bajo arresto domiciliario mientras avanzan las investigaciones contra él.

Kosovo declaró unilateralmente su independencia de Serbia en 2008, una década después de una guerra entre fuerzas serbias y rebeldes albaneses. Belgrado no reconoce la independencia de la que fuera su provincia meridional, habitada en su mayoría por albaneses. Y ha animado a la minoría serbia de Kosovo, compuesta de unas 120.000 personas y concentrada en el norte del territorio, a desafiar a las autoridades de la capital, Pristina.

El miércoles, Kosovo cerró su principal puesto fronterizo con Serbia, después de que los serbokosovares levantaran allí barricadas, en una de las peores crisis de los últimos años en la zona.

Cientos de serbios levantaron desde el 10 de diciembre barricadas en el norte de Kosovo para protestar por la detención de un expolicía serbio, acusado de implicación en ataques contra policías albanokosovares. El miércoles, un tribunal de Pristina ordenó la liberación de este antiguo agente, Dejan Pantic, y su puesta en residencia vigilada.

Tras el despliegue de las barricadas, la policía kosovar y las fuerzas internacionales de mantenimiento de paz fueron atacadas a tiros en varios incidentes, y el ejército serbio fue puesto en alerta esta semana.

Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN llamaron conjuntamente este miércoles a una «desescalada sin condiciones» en esta región en la que la primera ministra serbia, Ana Brnabic, consideró la semana pasada que la situación estaba «al borde del conflicto armado».

Alemania denunció además el reforzamiento de la presencia militar serbia en la frontera con Kosovo, que a su parecer envía «una muy mala señal».

Por su parte, Rusia reafirmó su apoyo a Belgrado. «Tenemos unas relaciones de aliados muy estrechas, históricas y espirituales con Serbia», declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. Rusia sigue de manera «muy atenta» lo que pasa en Kosovo, añadió. «Y por supuesto apoyamos a Belgrado en las acciones que emprenda», insistió.

La ONU ha aplaudido las medidas adoptadas en las últimas horas para «rebajar las tensiones» en la zona norte de Kosovo, entre ellas el levantamiento de las barricadas instaladas por la minoría serbia, y ha apelado a todas las partes a volver a la mesa de diálogo.