Sánchez torpedea la presidencia y su futuro en Europa

Los gobiernos europeos han pactado habitualmente su programa de la presidencia europea con los grandes partidos de oposición en su país, de modo que cualquier tipo de «accidente» político no tuviera consecuencias en su funcionamiento

Pedro Sánchez adelanta las elecciones generales al 23 de julio

 Sánchez afronta una presidencia europea que choca con su programa

El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, durante su comparecencia en La Moncloa este lunes ABC

Enrique Serbeto

Corresponsal en Bruselas

Los comentarios sobre la evidente utilización política que había planeado el Gobierno de Pedro Sánchez del semestre de presidencia europea empezaban a arreciar en Bruselas incluso antes de estas elecciones municipales. Con el anuncio de la convocatoria de elecciones anticipadas apenas unos ... días después del inicio de la presidencia, todo el programa ha saltado por los aires. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que contaba con la gestión de los ministros de Sánchez para completar su calendario legislativo en el último semestre hábil antes de que la Unión Europea entre también en campaña electoral, se ha quedado sin interlocutor.

Habitualmente, los gobiernos europeos han pactado su programa de la presidencia europea con los grandes partidos de oposición en su país, de modo que cualquier tipo de «accidente» político no tuviera consecuencias en su funcionamiento. También han tratado de que no coincidieran las elecciones nacionales con el turno de presidencia e incluso en algunos casos, como Alemania en 2002, se ha pactado un aplazamiento para evitarlo.

En 2009, el Gobierno checo cayó por una inesperada moción de censura en medio del semestre de presidencia europea y el cambio se produjo con cierta normalidad aunque fuera a costa de reducir sensiblemente los resultados de esa gestión. El actual presidente francés Emmanuel Macron fue el primero que se saltó la regla no escrita y el año pasado asumió la presidencia europea sabiendo que a mitad del semestre tendría que pasar por las urnas. Algo que -a la vista de los resultados- no le benefició en absoluto, sino todo lo contrario.

Parte de la campaña electoral

Sánchez ha ido más allá y había programado la presidencia como parte de la campaña de las elecciones generales de fin de año. También ha elaborado por su cuenta el programa del semestre y no lo ha compartido ni siquiera con muchos de sus ministros y mucho menos con el Partido Popular. Ahora, con la disolución anticipada de las Cortes y la convocatoria de elecciones anticipadas para el 23 de julio, corre el riesgo de tirar por la borda prácticamente todo el semestre. Las decenas de funcionarios -casi todos jóvenes diplomáticos- enviados a Bruselas como refuerzo para ayudar en la gestión de estos seis meses, ya no saben qué tipo de trabajo van a tener que llevar a cabo.

Como siempre, en la Comisión Europea no se hacen comentarios públicos sobre asuntos de política interna de los países miembros, pero en las conversaciones informales el asunto se ha difundido a la velocidad de la luz, a la espera de una explicación que reduzca las incertidumbres que en la UE producen una comprensible alergia política.

Cumbre de la OTAN y discurso en Estrasburgo

Del calendario más cargado que se recuerda, con decenas de reuniones programadas en España, ya no sabe nada. Lo único cierto es que a primeros de julio tienen que venir todos los comisarios a Madrid para reunirse con el Gobierno español, compuesto por ministros desanimados y divididos por fuerzas políticas que se están tirando los trastos a la cabeza. Los días 11 y 12 deberá representar a España en la cumbre de la OTAN en Lituania, en la que se han de tomar decisiones fundamentales en relación a la guerra de Ucrania. Desde allí, el jueves 13 tendrá que ir a Estrasburgo para presentar ante los eurodiputados el programa de una presidencia que probablemente no ejercerá. Y la semana siguiente participará en la cumbre UE- América Latina, una cita fundamental para España, pero en la que el presidente del Gobierno estará en condiciones cuanto menos delicadas, con las elecciones generales a menos de cinco días.

En realidad. las presidencias semestrales son en realidad algo mucho menos relevante de lo que se pensaba. Más allá de la exhibición folclórica de los escenarios turísticos donde se habían programado las reuniones, la misión de la presidencia de turno es favorecer la consecución de acuerdos entre todos los gobiernos, en ningún caso intentar imponer sus posiciones particulares. Se pone a prueba la capacidad de negociación de los ministros que tienen que pactar propuestas legislativas con los demás países y luego con el Parlamento Europeo. Sólo Sánchez sabe si su intención era demostrar sus desconocidas dotes de buscador de consensos para optar después a un puesto en las instituciones europeas después de terminado su tiempo en la política española. Si era así, sus planes también pueden verse completamente anulados por la realidad.

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