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Bukele se autoproclama ganador de las elecciones de El Salvador con el 87% de los votos

Todavía con los resultados preliminares el bukelismo se aferra al poder hasta, por lo menos, 2029 y controlará el 97% del parlamento

Perfil | El meteórico y polémico ascenso de Bukele: su vida política y personal

Este es el programa electoral de Nayib Bukele y su partido Nuevas Ideas

¿De qué ideología es su partido?

El actual presidente y ganador de la reelección, Nayib Bukele, habla desde el Palacio Nacional junto a su esposa Gabriela Rodríguez EFE/ Bienvenido Velasco
Juan Diego Godoy

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Nayib Bukele lo ha hecho de nuevo, pero para sorpresa de nadie. «Hemos ganado la elección presidencial con el récord de toda la historia democrática del mundo», han sido las primeras palabras del presidente salvadoreño, reelecto para un periodo presidencial más que concluirá en junio de 2029. Los fuegos artificiales explotaron en la Plaza Barrios, de San Salvador, tras la autoproclamación de Bukele como ganador. Los resultados preliminares —puesto que aún no han sido oficializados por el TSE— son tajantes; el 87% de votos ha sido para Bukele y el partido que lo postula, Nuevas Ideas (NI), mientras que un escueto 13% de ha repartido entre los candidatos. El segundo lugar sería para el candidato Manuel Flores, del partido tradicional de izquierda Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) con un 7%.

Le sigue en tercer lugar el candidato Joel Sánchez de la derecha tradicional representada por el partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), con un 4%. La de 2024 ha marcado el peor desempeño electoral en la historia de ambos partidos, que gobiernan desde la década de los 90. A los ínfimos porcentajes de votos se suman Luis Parada, del joven partido Nuestro Tiempo, con un 1.6%, y en último lugar, Marina Murillo del partido Fraternidad Patriota Salvadoreña y José Javier Renderos de Fuerza Solidaria, ambos con un 0.6% y 0.5% respectivamente. El voto en el exterior también ha sido contundente.

Además, NI gobernará en la Asamblea Legislativa con una supremacía indiscutible. De los 60 diputados, es altamente probable que 58 de ellos pertenezcan a Nuevas Ideas, mientras solo 2 de ellos conformen la oposición. Algo nunca antes visto en la historia electoral salvadoreña. La tendencia señala que, además de Nuevas Ideas, solamente dos partidos más estarán representados en el parlamento, aunque siendo numéricamente irrelevantes.

La aplanadora de votos acaba de confirmar lo que ya todos saben; que Bukele ha sido reelecto presidente de la Nación, a pesar de un claro impedimento constitucional, pero con el apoyo de todas las instituciones gubernamentales que su partido y figura han acaparado —desde las cortes y las fiscalías hasta el parlamento— y la «bendición» de millones de salvadoreños (un 90% según la última encuesta de CID Gallup) que lo quieren al frente por cuatro años más, sin importar las reglas que tengan que doblegarse para cumplir su cometido.

«Esta elección no debe medirse por números, sino por los mensajes. ¿Qué señal estamos enviando al mundo? Esto es un premio para el gobierno, una señal de que los buenos gobiernos se premian (…) y también es la señal de que si eres como Bukele y haces lo que él, serás recompensado con una oleada de votos y una popularidad estratosférica», ha dicho Roy Campos, director de la consultora Mitosky, durante una entrevista en el canal local C10. Asimismo, Fiorella Peccorini, directora de país de CID Gallup, ha señalado que «escuchar las necesidades básicas del electorado garantiza el triunfo» y ha hecho hincapié en que «el bukelismo es un caso de estudio que se ha vuelto un ejemplo para diversos países latinoamericanos». Por su parte, el analista Walter Araujo sugiere que «Bukele entendió la urgencia de un problema, el de la seguridad, y lo solucionó rápido. Los resultados de hoy son la respuesta a esa acción en específico».

¿Jornada sin imprevistos?

Isabel de Saint Malo, la jefa de la misión electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) aseguró en sus últimas declaraciones a la prensa que la jornada electoral transcurría «de forma normal». La misión ha desplazado a 92 observadores en todo el territorio salvadoreño. Los responsables de centros de votación en suelo internacional como en Boston (Estados Unidos), Londres (Inglaterra) y Ciudad de Guatemala (Guatemala) han confirmado que las elecciones se llevan a cabo de manera pacífica en sus centros.

Otra es la versión de algunos miembros de la oposición salvadoreña y medios locales. El candidato por el partido FMLN ha denunciado a la Revista Factum que existe una estrategia de «fraude con el voto electrónico en Estados Unidos». De acuerdo con el candidato, «todo ha sido preparado para utilizar suplantación de identidades de votantes en el extranjero en suelo estadounidense». Los opositores aseguran que el Tribunal Supremo Electoral también es parte del «fraude». El presidente de ARENA, Carlos Saade, denunció irregularidades. Por su parte, medios locales como Mala Yerba y Revista Elementos han denunciado «bloqueos» para la función del ejercicio periodístico por parte de simpatizantes de NI.

La consolidación de un autócrata

La victoria de Bukele ha consolidado el poder total de una nación a un autócrata del siglo XXI, aplaudido y apoyado —eso sí— por las masas. «Lo de autocrático no es una opinión. Es un hecho», señalan analistas consultados antes del cierre de las urnas. El presidente se postuló a una inconstitucional reelección que fue habilitada por un fallo de la sala constitucional —que el propio Bukele nombró con magistrados afines— que hizo una nueva interpretación de la ley que impedía su reelección, para allanar su camino a un segundo mandato que culminará en 2029.

Sin embargo, la receta para su reelección fue preparada con mucha antelación. Desde que asumió el poder en 2019. Algunos hechos lo comprueban, como su irrupción con el ejército en el seno del Congreso salvadoreño ó la remoción del fiscal general y los magistrados constitucionales incómodos para el bukelismo, además de haber gobernado desde el 2022 bajo estado de excepción para poder llevar a cabo su Plan de Ordenamiento Territorial sin contratiempos, aunque esto implicase violaciones de derechos humanos y negociaciones con algunos grupos pandilleros, de acuerdo con investigaciones publicadas por medios salvadoreños, como El Faro, y denuncias de organizaciones internacionales, como Amnistía Internacional.

Lo cierto es que, a pesar de las críticas de autoritarismo y acumulación de poder, los golpes a la democracia del país y las denuncias de violaciones de derechos humanos y coacción a la libertad de la prensa salvadoreña, Bukele se ha entronizado en el poder. Con números estratosféricos el país girará a su antojo, por lo menos hasta 2029, que concluye su mandato. Luego de eso, nada está claro. Porque una vez burlada la Constitución, puede burlarse dos, tres o cuatro veces más.

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