«La presión internacional salva a Ashtiani»
Entrevista a Mohammad Mostafaei, abogado de la mujer iraní condenada a muerte en Irán
«La presión internacional salva a Ashtiani»
Mohammad Mostafaei, abogado de la iraní Sakineh M. Ashtiani (condenada a la muerte de lapidación, hoy liberada), recibe mañana en Madrid el premio Derechos Humanos del Consejo General de la Abogacía. Hoy ha conversado con ABC. Poco después, el Comité Antilapidación, con sede en Berlín, ... decía que había sido liberada: ella y su hijo.
—¿Cuál es la situación legal actual de la señora Ashtiani y dónde se encuentra?
—Está en la prisión de la ciudad de Tabriz. Oficialmente está sentenciada a muerte: lapidación. Pero gracias a la presión internacional la ejecución está en el aire. No se puede predecir lo que hará el régimen. No podemos estar tranquilos, aunque gracias a esa presión internacional cabe la esperanza.
—Hace unas semanas llegó a Occidente la noticia de que se le conmutaba la lapidación por la horca.
—Fue un falso rumor para atraer la atención de los medios. Pero la sentencia era clara: lapidación. Y no hay vía legal en Irán para cambiar el tipo de ejecución.
—¿Cómo se hizo cargo de la defensa de Ashtiani?
—Hace siete años empecé a asistir legalmente a mujeres procesadas y lancé una campaña para acabar con la lapidación. De trece casos, salvé a diez, y tres siguen en la cárcel. Una de ellas es la señora Kobra Babaei, que está en la prisión de Tabriz, y que fue la que me habló de Ashtiani. En el caso de Ashtiani ayudó mucho la publicación de su foto y la fuerte reacción de Lula, en Brasil, del Vaticano, y de otras personalidades y altos cargos.
—¿Permanece en la cárcel Kobra Babaei?
—Sí, pero ya en aquel momento no estaba tan amenazada como Ashtiani, me refiero a que la fueran a lapidar.
—¿Se castiga el adulterio en Irán siempre con la lapidación?
—Se han de dar otras condiciones: la acusación por cuatro veces y que haya cuatro testigos, hombres, que pillen en el acto. El testimonio de dos mujeres equivale al de un varón. Pero el juez puede apelar, según la ley iraní, a su «propio conocimiento» y saltarse los requisitos citados.
—¿La lapidación por adulterio se aplica también a hombres?
—Sí. Ha habido tres en Tabriz. La última, hace dos años, fue la de Jafar Kiani en Takestán (Gazvin). Estuvimos allí y vimos los enormes pedruscos que emplearon, aún ensangrentados.
—¿Por qué están encarcelados sus compañeros y colaboradores abogados Javid Houtan y Nasrin Sodouteh?
—En realidad, por defender los derechos humanos, pero como eso no es base legal, el régimen, completamente dictatorial, acusa por dar publicidad a juicios, o por contactar con la prensa extranjera, etc. No solo están ellos. En los últimos diez meses han apresado también a más letrados: la señora Nasrin Sotodeh, que está en huelga de hambre, en régimen de aislamiento, y que tiene dos hijos, a la señora Sara Sabaghian, que llevaba un mes casada, a Maryam Kian Ersi y a Mohammad Olyaeifar. Conozco a los líderes iraníes. Su ideología es la de los talibanes. Últimamente ha habido 27 amputaciones de manos y pies. Es un gobierno violento y agresivo. Por dar la mano, a una mujer la pueden castigar a 60 latigazos. Y no sabemos lo que pasa en las cárceles.
—A su mujer también la metieron en prisión. ¿Cierto?
—Sí.Yo en julio huí a través de Turquía. Me concedieron asilo político en Noruega. Después dejaron salir a mi mujer y a mi hija.
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