Rusia gana territorio en prácticamente todo el frente de Ucrania con la llegada del buen tiempo

La batalla por Chasiv Yar está, de facto, absorbiendo gran parte del esfuerzo ofensivo ruso en toda la zona. Las tropas ucranianas, aparte de la actitud extensivamente defensiva, están ya empleando algunas de las armas comprendidas en la partida de 13.800 millones de dólares, del paquete de 60.850 millones de dólares promulgado por la Casa Blanca el 24 de abril. Armas y municiones que incluyen, entre otros, sistemas Atacms de 300 km de alcance que, secretamente, ya se habían adelantado a Ucrania hace dos meses. Sistemas que se han empleado en la última semana para bombardear la retaguardia de las tropas rusas y cuyo último ataque con ellos ha consistido en 4 misiles Atacms lanzados contra Crimea, el pasado sábado, y que fueron derribados en el aire por las defensas rusas.

No parece que ni el paquete norteamericano, ni el de 500 millones de libras esterlinas también recientemente aprobado por el Reino Unido y que incluye municiones y sistemas misilísticos Storm Shadow, puedan servir a las tropas ucranianas para mucho más que resistir en algunas de las actuales posiciones, y evitar el colapso del frente en espera de tiempos mejores para ellas. El anuncio del Kremlin de ejercitar y poner a punto sus sistemas nucleares tácticos y, especialmente, el despliegue de un pequeño destacamento (100 efectivos) de la Legión Extranjera francesa en la zona de Sloviansk son noticias escalatorias no plenamente confirmadas, pero que incrementan la tensión internacional. Porque el talón de Aquiles de Kiev son los recursos humanos.

Las tropas ucranianas dependen fundamentalmente de una movilización tan forzosa como insuficiente, que obliga al envío al frente de combate de los nuevos reclutados sin el adecuado periodo de instrucción. Eso aumenta las bajas y, en un círculo vicioso, incrementa la necesidad perentoria de nuevos reclutamientos. Además, la protección de la población y las infraestructuras contra los intensos y reiterados ataques rusos (drones, misiles y aviación) repartidos por los casi 500.000 km2 todavía en poder de Kiev, juega en contra de la 'force protection' (protección de tropas y cuarteles generales). Y para remate, se añade que cerca de un millón de varones ucranianos en edad militar, salieron del país tras el comienzo de la invasión.

Por contra, el general Cavoli, comandante supremo de la OTAN (Saceur), reconocía recientemente que Rusia ha sido capaz de reestructurar sus tropas con mayor rapidez de la esperada, así como que sus ejércitos son ahora un 15% mayores que cuando comenzó la invasión de Ucrania (24 de febrero de 2022). Habría de presumirse, asimismo, la enorme ganancia que, en términos cualitativos, han adquirido tanto las tropas como la industria de guerra rusas por las experiencias y exigencias de la propia guerra.

En un plano más internacional, hay varias razones que inducen a pensar que la Conferencia de Paz, de alto nivel, a celebrar (15-16 de junio), en Bürgenstock (Suiza), no será muy exitosa. Porque Zelenski acudirá con su mandato expirado a partir del 20 de mayo. Porque Rusia no asistirá al evento. Porque, además, Suiza, la anfitriona, aunque no sea miembro de la OTAN, difícilmente pueda considerarse como neutral: ha congelado fondos rusos; enviado armas y financiación a Ucrania; y votado en contra de Rusia en organismos internacionales. Y, también, porque Rusia ha abierto causa penal contra Zelenski, poniéndole en lista de busca y captura. Todo ello vaticina un vidrioso ambiente para algunos participantes en la conferencia, especialmente los del Sur Global. Con tales antecedentes, tal vez se alcance solamente una mera hoja de ruta para cohesionar un frente anti ruso más tensionado. En suma, más que una cumbre de paz parecería de guerra.