¿Por qué no rompen con Israel los árabes del Golfo?
Las monarquías suníes temen más el poder del Irán chií que una extensión del conflicto
Israel publica imágenes y conversaciones para mostrar que la Yihad está tras la masacre del hospital de Gaza
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Iniciar sesiónComo en una escena surrealista, mientras las bombas siguen cayendo sobre Gaza y se teme que lo peor aún no ha llegado, centenares de banqueros, presididos por los representantes del Fondo Monetario Internacional, se encuentran reunidos en la capital saudí para hablar de grandes ... inversiones de futuro en la región. El mensaje del llamado 'Davos en el desierto', parece evidente: el capital, empezando por el de los petrodólares, quiere tranquilizar a los mercados. Los llamados 'Acuerdos de Abraham', patrocinados en 2020 por Estados Unidos para normalizar las relaciones entre Israel y los países árabes, no han muerto con la guerra. Solo están congelados.
El ministro de Finanzas de Bahréin, el pequeño Estado que junto a Emiratos Árabes Unidos y Marruecos ha establecido ya relaciones con Israel, ha respaldado en el encuentro en Riad esos Acuerdos al afirmar que «es preciso seguir estableciendo puentes». No es ningún secreto que Hamás dio la orden de atacar Israel cuando Tel Aviv estaba a punto de alcanzar un acuerdo histórico con Riad de reconocimiento del Estado hebreo. El movimiento islamista radical actuó con una audacia inaudita, con el ánimo de poner la región patas arriba ante el riesgo de quedar aislados.
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«Desproporcionada respuesta de Israel»
Esa convicción explica que, oficialmente, el régimen de los Saud critique la «desproporcionada» respuesta de Israel, mientras mantenga entre bastidores el proceso de acercamiento. Hamás ha pretendido no solo trastornar la agenda diplomática del 'hombre fuerte' saudí, el príncipe heredero Mohamed bin Salman, sino que además ha dejado patente que su benefactor y protector es el enemigo más declarado de la monarquía suní: el régimen chií de Irán.
Para dejar claro que los hilos de Hamás se manejan desde Teherán, trascendió esta semana el encuentro secreto en algún lugar del Líbano entre el 'número dos' de Hamás, el líder del también movimiento terrorista suní de Gaza Yihad Islámica, y el líder del movimiento radical chií libanés Hizbolá. La noticia de Reuters mostraba a los tres líderes radicales conversando bajo dos enormes fotografías del ayatolá Jomeini y el actual Líder Supremo de Irán, el ayatolá Jamenei.
La extraña conjunción de radicales suníes y chiíes, bajo la batuta de la potencia chií, se explica no solo por el principio de que los extremos se tocan sino también por el carácter puramente nacionalista y fanático, no religioso, de Hamás. De otro modo parece impensable la alianza entre dos corrientes del islam que a lo largo de la Historia se han hecho la guerra, a veces con ánimo de exterminio.
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