Un romance con su cuñada, drogas y una pistola, el lío que ha llevado a Hunter Biden a juicio
Tras el juicio a Trump, arranca el proceso contra el hijo del presidente de EE.UU.
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Corresponsal en Nueva York
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Iniciar sesiónCon el veredicto de culpabilidad de Donald Trump todavía caliente, la justicia y la campaña electoral vuelven a cruzar ahora sus caminos con el juicio a Hunter Biden, el hijo del presidente de EE.UU. y candidato a la reelección, Joe Biden. Hunter, el vástago ... díscolo de Biden, se personó este lunes en los juzgados de Wilmington (Delaware) en la primera jornada de su juicio. Enfrenta tres cargos relacionados con la compra de una pistola: dos por mentir en la solicitud de compra del arma -no reconoció que consumía droga- y otro por posesión ilegal.
Todo tiene su origen en una mañana de octubre de 2018, en plenas turbulencias en el seno de la familia Biden. Hunter dormía en la casa de su cuñada, Hallie, la viuda de su hermano Beau. Beau, fallecido por cáncer en 2015, era el hijo ideal de Biden, entonces vicepresidente de EE.UU. en el Gobierno de Barack Obama. Había luchado en Irak como mayor de la Guardia Nacional, era fiscal general de Delaware, se había postulado a gobernador de aquel estado y en el horizonte aparecían sueños presidenciales, como los que tuvo su padre desde adolescente.
Hunter tuvo una vida menos ejemplar. Tuvo problemas con las sustancias durante toda su vida adulta, se metió en negocios cuestionables en medio mundo a la sombra de la influencia de su padre -los republicanos les acusan a ambos de corrupción en Ucrania- y, tras la muerte de su hermano, cayó en una espiral descendente de drogas, relaciones íntimas y conductas reprobables que tuvo un episodio central en esa mañana de octubre.
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Javier Ansorena | Corresponsal en Nueva YorkRelación turbulenta
Hallie y Hunter, viuda y cuñado, habían comenzado una relación amorosa empujada por el duelo común por la muerte de Beau y dominada por la vida tóxica del hermano díscolo. Ese día, mientras Hunter dormía, Hallie miró en el coche de su cuñado y encontró, para su disgusto, una pistola. Creía que su seguridad, la de sus dos hijos y la de propio Hunter, era un peligro. Metió la pistola en una bolsa de basura, condujo hasta un supermercado alejado de su casa y tiró el arma a una papelera. La pistola acabó en manos de la policía, que inició una investigación que tiene ahora a Hunter en el banquillo de los acusados.
Este lunes fue el primer día de su juicio, con el comienzo de la selección del jurado. Será difícil que alguno de los doce vecinos de Wilmington que lo juzgarán no conozca a Hunter. Los Biden son realeza en la principal ciudad de Delaware. El actual presidente fue senador durante décadas por este estado y practicaba una política de cercanía: no había evento social, celebración o funeral en el que no apareciera. Después como vicepresidente y como presidente, ha seguido yendo a Delaware con constancia.
Biden no acudió este lunes al juicio -hubiera sido un quebradero de cabeza por su dispositivo de seguridad- pero dejó claro que arropa a su hijo. «Soy el presidente, pero también soy un padre», dijo en un comunicado, «siento un amor ilimitado por mi hijo», «la fuerza que ha permitido su recuperación nos inspira».
Biden también dijo que «como presidente, no comento casos federales pendientes», algo que no siempre ha sido verdad: «Mi hijo no ha hecho nada malo», dijo hace un año, cuando avanzaba la investigación contra Hunter. Su hijo pudo librarse del juicio por un acuerdo de culpabilidad con la fiscalía que le hubiera dejado sin pena de cárcel. Entre críticas de los republicanos, ese acuerdo fracasó por las dudas que tuvo al respecto la jueza del caso y Hunter ha acabado por tener que ir a juicio. Ahora se juega un máximo de 25 años de cárcel, aunque lo más probable es que reciba una pena corta o una opción penitenciaria liviana, como el arresto domiciliario. La Casa Blanca ha asegurado que en ningún caso Biden utilizará sus poderes ejecutivos para perdonar o conmutar la pena de su hijo.
Biden dijo que «como presidente, no comento casos federales pendientes», algo que no siempre ha sido verdad
Paralelos
Aunque no tienen nada que ver el uno con el otro, es imposible no trazar paralelos entre el juicio contra Trump y el que arranca ahora contra el hijo de Biden. El del expresidente y actual candidato republicano tuvo episodios de sordidez -el repaso a su encuentro íntimo con una actriz porno, las andanzas de su muñidor- que se repetirán ahora con Hunter: noches de 'crack' y sexo desenfrenado, pagos a plataformas pornográficas…
Los republicanos utilizarán cualquier resultado del juicio para atacar a Biden y acusar al sistema judicial de doble rasero con Trump. Los demócratas ya han empezado a mostrar las diferencias. Jamie Raskin, diputado demócrata, defendió que los miembros de su partido no han salido a criticar que el juicio contra el hijo del presidente sea «una farsa, un fraude, que esté amañado, nosotros no estamos atacando el sistema judicial», en referencia a las críticas que Trump y sus aliados han hecho sobre las causas penales del expresidente.
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