Alemania se erige en el gran exportador de armas de Europa

Aproximadamente el 90% del monto total de las ventas fueron exportaciones a países aliados de OTAN y de la Unión Europea, además de Ucrania y Corea del Sur, mientras que entre los destinos clasificados como «terceros» se incluyen a Kosovo y la Misión de las Naciones Unidas en Irak. La invasión rusa de Ucrania y el consiguiente «Zeitwende» proclamado por el canciller socialdemócrata Olaf Scholz, han tenido como consecuencia un giro radical en la valoración de este sector industria, así como en el propio gasto en Defensa en los presupuestos públicos alemanes. El que el Bundestag está a punto de aprobar para 2024 únicamente registra un aumento de gasto en armamento para la Bundeswehr, mientras que se recortan masivamente partidas incluso en sectores críticos como la Sanidad o la ayuda a la infancia.

El gobierno alemán, que hasta hace no mucho repelía públicamente los contactos con las empresas de armamento, se ha convertido ahora en uno de sus principales clientes e interlocutores. El ministro de Defensa, Boris Pistorius, juega un papel proactivo en la fabricación de armas y acaba de encargar, por ejemplo, pruebas de los componentes básicos de la inteligencia artificial aplicados al despliegue de enjambres de drones tácticos en condiciones reales. Obsérvese que no son las empresas fabricantes las que acuden al gobierno a vender sus productos, sino que es el ministro de Defensa el que acude a Airbus Defense and Space, Quantum-Systems y Blaenlab para encargar un proyecto de investigación denominado KITU 2 (Inteligencia Artificial para Aircraft Tactical Systems no tripulados), cuya meta es avanzar en algoritmos de enjambre, entornos de simulación y equipos informáticos experimentales. Según Michael Schöllhorn, director ejecutivo de Airbus Defense and Space, «los proyectos de investigación como KITU 2 son significativos de cara al rendimiento de grandes defensas europeas y programas como el Sistema Aéreo de Combate del Futuro (FCAS), donde aspectos como enjambres de drones, IA o la computación en la nube juegan un papel esencial». Schöllhorn está apuntando a una nueva característica de la política de defensa alemana, su conectividad. Pistorius no solamente está decidido a apoyar un sector fabricante fuerte y en forma tecnológica, sino a favorecer que los esfuerzos comunes de rearme en la UE pasen por las fábricas alemanas. También está propiciando un nuevo papel para el ejército alemán en la defensa de los países vecinos.

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A tiro de piedra de Ucrania, en la base militar polaca de Zamosc, 300 soldados alemanes se ocupan en tres turnos de los radares que apoyan las diez plataformas de lanzamiento de misiles Patriot de propiedad germana, que permanecen orientados al este. Tres escuadrones han sido desplegados allí desde febrero, además de un cuarto que acaba de ser trasladado a Lituania para proteger la próxima cumbre de la OTAN. La misión de «actividades de vigilancia mejorada» eVa POL, prevista en principio para seis meses, se ha prolongado sine die, al igual que la presencia de tropas alemanas en Lituania, que el gobierno de Vilna considera una garantía de seguridad. Alemania está comenzando a ejercer un papel activo de defensor europeo que redunda en beneficios para su industria del armamento. Según ha publicado el periódico Die Welt, solamente la empres Rheimetall obtuvo en 2022 un aumento de pedidos del 18% respecto al año anterior y este año elevará la producción a niveles que no se veían desde los años ochenta, en plena Guerra Fría, con la fabricación y reparación de los tanques Leopard 2, los nuevos vehículos de infantería de combate Marder y la fabricación de al menos 600.000 unidades de munición al año. Se calcula que solamente Alemania comprará a la empresa municiones por valor de 40.000 millones de euros hasta 2031.

El ministro Pistorius acaba de confirmar que Ucrania recibirá docenas de tanques Leopard alemanes en las próximas semanas y ha reiterado su firme decisión de que Alemania siga siendo «el principal apoyo de Ucrania en la UE». Su ambición parece respetar solamente un límite, el de las armas nucleares, pero algunos socios presionan ya indirectamente también en esa dirección. Washington ya tiene acuerdos vigentes con Alemania, al igual que con Italia, Holanda y Turquía, para albergar armas nucleares en sus territorios. Y Polonia acaba de anunciar que está estudiando la posibilidad de incorporarse al Programa de Intercambio Nuclear con Estados Unidos para recibir bombas nucleares B61 y entrenar a sus fuerzas aéreas para operar con ellas.