Entrevista
Rehén de Hamás durante 53 días: «Nos sacaron fuera a gritos, de una forma muy bruta y salvaje. Enseguida entendí que nos llevaban»
A Clara Marman la secuestraron junto a su pareja, sus hermanos y su sobrina menor de edad el 7 de octubre en un kibbutz. Fue liberada en la primera y única tregua temporal que ha habido. Ellos siguen cautivos
«Recuerdo todo, día y noche. Espero poder perdonar y ser algún día la misma persona», confiesa a ABC esta argentina de 64 años
Una quinta parte de los rehenes que permanecen en Gaza han muerto y al menos otros 20 podrían estarlo también, según las FDI
Madrid
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Iniciar sesiónUn fin de semana en familia que terminó en horror. Así vivió la argentina Clara Marman el estallido del conflicto Israel-Hamás el pasado 7 de octubre. Fue capturada por la milicia islamista en el kibbutz Nir Itzkaj, a apenas cuatro kilómetros de la ... Franja de Gaza, en el sur de Israel, el mismo en el que lleva afincada más de 40 años tras huir de la dictadura en Argentina. Junto a ella, también se llevaron a la fuerza a su pareja, sus dos hermanos y su sobrina menor de edad. Hamás las liberó a finales de noviembre, en el quinto día de tregua temporal como parte del acuerdo de intercambio de rehenes israelíes por presos palestinos. Los hombres no tuvieron la misma suerte. Ya han pasado más de cuatro meses y Marman, de 64 años, no ha vuelto a saber nada de ellos. Ahora, relata para ABC los 53 días de terror que vivió secuestrada por Hamás en Gaza y la agonía de no saber si siguen vivos.
Pregunta: ¿Cómo le explicaría lo que sucedió el 7 de octubre a alguien que no sepa nada, para poderse dar cuenta de la magnitud?
Respuesta: Invité a mi familia a venir a mi casa. Estába Luis, mi pareja desde hace 22 años, mi hermano Fernando y mi hermana Gabriela con su hija Mía. Yo vivo en el Kibbutz Nir Itzjak, cerquita de Gaza, a menos de cuatro kilómetros. El día anterior habíamos tenido el cumpleaños de mi nietita, que cumplía dos años, y les dije a todos que no volviesen, que nos quedábamos todo el fin de semana disfruntando juntos. A las 06:30 escuché la alarma. Estoy muy acostumbrada a escuchar la alarma. En general hay misiles, pero es algo esporádico. Les pido a todos mis familiares, como buena anfitriona, levantarnos e ir a la habitación de seguridad: 'Son diez minutos y después el que quiera puede seguir durmiendo'. Pero no fue como yo supuse.
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Mikel Ayestaran | ENVIADO ESPECIAL A JERUSALÉNP: Pasan las horas y comienza a escuchar ruidos.
R: Cerca de las 11.00 horas sentimos cómo rompen todos los cristales de las ventanas y destrozan la casa. Se escucha mucho ruido dentro, también disparos. Hasta que terroristas de Hamás abren la puerta de la habitación y empiezan a tirotear. Nosotros instintivamente nos fuimos los cinco a un rincón, abrazados. Por suerte la puerta se abría para el otro lado y el terrorista apuntó para el contrario. O sea que no nos hirió, solamente mi hermano Fernando sintió los balazos rozándole. Nos sacaron fuera a gritos, de una forma muy bruta y salvaje. Vi que no había absolutamente nadie y enseguida entendí que nos llevaban [secuestrados]. De ahí, nos subieron en la parte de atrás de una camioneta blanca. Primero, a Gabriela y a Mía. Luego vinieron a por nosotros. Estar desde un primer momento los cinco juntos fue una de las cosas que más ayudó.
Nuevas imágenes del 7 de octubre muestran a terroristas de Hamás secuestrando a Gabriela Leimberg y su hija Mia, de 17 años
— Agencia AJN (@AgenciaAJN) December 6, 2023
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P: ¿A dónde la llevaron? Muchos israelíes han permanecido cautivos bajo tierra, en túneles.
R: No estuvimos en túneles, eso sí lo puedo decir, sino en una casa los cinco juntos. El trayecto fue de aproximadamente unas tres horas. Estaba todo organizado. Las condiciones del encierro... Lo que puedo decir es que es horroroso el no saber si se come, si no se come, cuándo se come. No tener noción del tiempo, ni nada para hacer. Es muy difícil esperar un minuto tras otro. No se sabe si Israel quiere sacarnos. Otra de las sensaciones difíciles fue la de la libertad. No tienes la posibilidad de decidir absolutamente nada de lo que haces: cúando, cómo, si te levantas, si te sientas...Y el pánico de todos los bombardeos. Ahí [en Gaza] sentíamos los ataques de la Franja a Israel y de Israel a la Franja.
[Hay detalles y condiciones tanto del traslado a Gaza como de su cautivero que Clara prefiere no compartir con ABC: «Me cuesta. Es por cuidarlos a ellos, que están allí». Se refiere a Fernando y a Luis.]
P: ¿Llegó a temer por su vida?
R: Todo el tiempo. Si los guardianes que nos cuidaban hubieran recibido orden de matarnos, nos hubieran matado. No sabíamos cuáles eran sus intenciones. Había mucho terror psicológico. Nos decían cada cinco minutos: 'A Netanyahu no le interesáis, ni él ni el Ejército tienen ningún interés de hacer intercambio. Nosotros sí'. El miedo es de ellos, necesitan que no hablemos por si los agarran. Es uno de los motivos por los cuales todo el tiempo nos amenazaban y por eso prefiero no decir nada.
Detalles del secuestro
«No estuvimos en túneles, sino en una casa los cinco juntos. Estaba todo organizado. Las condiciones del encierro... Lo que puedo decir es que es horroroso el no saber si se come, si no... y el pánico de los bombardeos»
P: Habla de machaque psicológico constante por parte de Hamás, pero ¿cuál diría que fue el momento más duro de todo el encierro?
R: Pensábamos que como entramos en familia íbamos a salir también todos juntos. Pero en el momento en que empezaron las negociaciones y nos dicen que solamente hay acuerdo para mujeres y niñas fue muy difícil. Les dije a Fernando y a Luis: 'Nos vamos a quedar acá y vamos a esperar que que nos saquen a todos juntos'. Pero dijeron que no, que si alguien podía salir, que saliera. Estábamos destrozados por dentro, pero tratamos de no hacer nuy dramática la despedida para que ellos que se tenían que quedar no sufrieran tanto.
P: ¿Cómo es la vida después del cautiverio? ¿Se puede recuperar, al menos, algo parecido a la normalidad?
R: Al salir estuve en un hospital. Después, traté dos o tres días de fortalecerme y enseguida entré en la lucha para tratar de ir a todos lados a que escuchen que lo más importante es devolver a los 136 rehenes que siguen allí porque estas personas no sé cuánto más van a poder aguantar. Yo estuve en un infierno de 53 días y sé que el desgaste de cada uno de los días es mortal. No queremos recibir a estos 136 rehenes en cajones, los queremos vivos y a salvo, a pesar de que va a ser muy difícil la rehabilitación después de 125 días, más de cuatro meses. Y en eso estoy. Después quizá va a haber recuperación, pero ahora sólo quiero levantar la voz. Lo que no se puede es esperar.
P: ¿Quién fue la primera persona a la que le contó todo lo vivido en Gaza?
R: A mis hijas.
P: ¿Y hay algo que se haya guardado?
R: Las cosas van surgiendo despacito, con el tiempo. El primer día no fui contado todo, como tampoco a mí me contaron toda la masacre.
Después del encierro
«Al salir estuve en un hospital. Después, traté dos o tres días de fortalecerme y enseguida entré en la lucha para tratar de ir a todos lados a que escuchen que lo más importante es devolver a los 136 rehenes»
P: ¿Le vienen a menudo momentos del encierro a la cabeza?
R: De día y de noche. Es horroroso, es algo que ningún ser humano… [No puede acabar la frase]. Es una cuestión humanitaria, no bélica. No son dos ejércitos. El problema es que hay terrorismo. No tengo ningún problema con los palestinos. Yo quisiera que hubiera convivencia, incluso sigo siendo pacifista. Mis ideas no han cambiado, pero lo que no tiene que haber es extremistas ni terroristas.
P: Su pareja y su hermano llevan 124 días retenidos. Las FDI confirmaron que una quinta parte de los 136 rehenes que continúan en Gaza están muertos y que al menos otros veinte podrían estarlo también. ¿Tiene alguna prueba de vida?
R: Lo último que sé es de cuando nos despedimos. Desde ese momento, ya han pasado muchos días y no sé si se siguen en el mismo lugar, si los pasaron a túneles, si comen, si reciben medicamentos... Luis tiene 70 años, necesita su medicación. No lleva sus gafas ni su audífono.
P: ¿Se está haciendo suficiente para conseguir su liberación?
R: Yo pido que no haya nada más importante que liberarlos. Desde mi liberación, hubo dos meses en que [la negociación] estaba totalmente estancada. Ahora estamos con altibajos, un poco de esperanza y un poco de decepción. Está difícil, pero por lo menos no está estancado. Trato de agarrarme a la esperanza para poder seguir pidiendo presión y apoyo.
P: Presionado está Netanyahu. Muchos familiares de rehenes denuncian que haya antepuesto la operación militar a la liberación de sus seres queridos. ¿Está de acuerdo?
R: Yo soy pacifista y prefiero que en este momento se concentren en liberarlos. Todo el resto se puede después.
P: El primer ministro israelí aseguró el miércoles que la «victoria total» de Israel en Gaza «será cosa de meses».
P: Eso no es cerca. Tiene que ser hoy, mañana. La gente no puede sobrevivir en esa situación. Los seres humanos no pueden estar privados de libertad, encerrados, no saber si comen, si beben agua, si se bañan, si es de día o de noche... Es algo que si dura meses, lamentablemente, significa decir adiós a todos los que todavía quedan vivos.
Secuelas
«Espero poder perdonar todo esto que ha pasado y espero volver a ser algún día la misma persona»
P: Se ha consolidado todo un movimiento internacional a favor de Gaza. ¿Por qué hay más apoyo al pueblo gazatí que al israelí? ¿Cómo vive usted esas críticas como judía afincada en Israel desde hace más de 40 años?
R: Es un conflicto de muchos años. Lo que nosotros sufrimos el 7 de octubre no es algo que puede traer solución a la problemática de Gaza. Si ellos se sienten encerrados, sin trabajo, sin medios… la solución para un conflicto no es sacar de sus casas, matar, quemar y torturar a civiles. El mundo tiene que entender que hay forma de sentarse todos juntos para tratar de solucionarlo. No sé si está en manos de Israel solamente, pero por supuesto que no es la forma.
P: ¿Ha vuelto a pisar su kibbutz?
R: No, a mi casa no puedo volver. Toda la zona está completamente destruida.
P: ¿Y tiene pensado regresar en un futuro?
R: Es una pregunta a la que todavía no tengo respuesta. Reconstruir todo lo material no es problema. Devolver la seguridad y la tranquilidad de que no van a volver a venir a secuestrarme… eso ya es más difícil.
P: ¿Podrá perdonar a sus captores?
R: Espero poder perdonar esto que ha pasado y espero volver a ser algún día la misma persona, pero ahora mismo estoy inmersa en la lucha de convencer a todos de que la vida de unos seres humanos no puede esperar, el resto sí.
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