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La reforma de las pensiones radicaliza a los jóvenes franceses

Este jueves se han celebrado en toda Francia unas 300 manifestaciones contra el decretazo de Macron, pero el futuro de las movilizaciones está en el aire

Así es la reforma de las pensiones de Macron que ha desencadenado las protestas en Francia

Un joven levanta el puño durante una de las manifestaciones de París ep // Vídeo: Atlas
Juan Pedro Quiñonero

Juan Pedro Quiñonero

Corresponsal en París

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La novena jornada de huelgas y protestas contra el proyecto de reforma del sistema nacional de pensiones de Emmanuel Macron, aprobado con un decretazo, sin voto parlamentario, estuvo marcada este jueves por manifestaciones espectaculares, en toda Francia, anunciando una radicalización juvenil que provocó muchos incidentes violentos e incendiarios en el corazón histórico de París.

A lo largo de todo el jueves, un rosario de cerca de trescientas manifestaciones, en la capital y toda la geografía nacional, confirmó la importancia muy sustancial de la movilización callejera, con una relativa participación a la alza. A última hora de la tarde, la CGT anunciaba 800.000 manifestantes, en París, y 3,5 millones en toda Francia. El Ministerio del Interior solo contabilizó 1,08 millones de manifestantes en toda Francia.

Hasta este jueves, el récord absoluto de participación lo tenía la jornada del pasado día 7 de este mes de marzo, cuando los sindicatos anunciaron 3,5 millones de manifestantes, en toda Francia, y cuando el Ministerio del Interior solo contabilizó 1,3 millones. La CGT estima que la jornada del jueves tuvo la misma dimensión masiva. Se trata de cifras importantes, pero no espectaculares, en un país que tiene 68 millones de habitantes.

Batalla de cifras

Para los sindicatos, las manifestaciones del jueves fueron las más importantes desde el inicio de la crisis. Para el Ministerio del Interior, por el contrario, la movilización fue superior a la jornada del 23 de marzo (800.00 manifestantes), pero inferior a las jornadas del 19 de enero (1,12 millones), el 31 de enero (1,27 millones) y el 7 de marzo (1,28 millones).

Más allá de la tradicional batalla de cifras, esas diferencias de criterio contable no consiguen ocultar algunas dudas sobre el futuro del movimiento. Los sindicatos afirman creer en la solidez y crecimiento de la contestación, con una participación importante de estudiantes de menos de treinta años. El Gobierno, por su parte, cree o finge creer en un estancamiento relativo. Por el contrario, nadie duda de un crecimiento importante de las movilizaciones callejeras, coincidiendo con su radicalización juvenil, con muchos flecos violentos.

En una docena de ciudades de provincias, los enfrentamientos entre jóvenes radicales y fuerzas del orden fueron muy llamativos. En París, esos enfrentamientos fueron espectaculares, en los Grandes Bulevares que unen la Place de la République (espacio público emblemático) y la Place de l'Opéra, ante la el suntuoso edificio de la Ópera Garnier, monumento nacional en el corazón histórico de la ciudad.

La radicalización juvenil de las protestas contra el decretazo decidido por el presidente Macron puede prolongar la crisis en varios frentes

Unos mil quinientos jóvenes ultra radicales, según el Ministerio del Interior, y un número muy similar de antidisturbios, protagonizaron una espectacular batalla campal, a estacazos, pedradas, cargas con gases lacrimógenos y pequeños incendios rápidamente contenidos. Espectáculo fáustico que se prolongó durante un par de horas, hasta que los millares de manifestantes pacíficos pudieron llegar a una plaza inmortalizada, desde el siglo XIX, por Balzac y Zola, los más grandes novelistas de la historia urbana de París.

La presencia muy llamativa de jóvenes en las manifestaciones del jueves sugiere una posible radicalización, más profunda que la protesta contra la reforma del sistema nacional de pensiones. Se trata de una contestación contra el poder político, mucho más allá de la mera reforma del sistema nacional de pensiones. En la capital y en provincias, los manifestantes jóvenes protagonizan una revuelta generacional contra el presidente de la República, pidiendo su cabeza pública, su dimisión, tildado de «asesino», «monarca pretencioso y ridículo» al que hay que conducir a la guillotina.

Varios manifestantes protestan en París contra el decretazo de las pensiones afp

El radicalismo juvenil contrasta con la participación relativamente modesta en las huelgas. El sector privado está sencillamente ausente de las protestas. En el sector público, en la red nacional de ferrocarriles, solo un 25 por ciento del personal participó en la huelga. Más que suficiente para provocar trastornos. Pero insuficiente para paralizar Francia. En la enseñanza y la sanidad, la huelga estuvo seguida por menos del 30 por ciento del personal. En las refinerías, sector estratégico, entre un 15 y un 29 por ciento de huelguistas ha conseguido crear graves problemas de distribución de combustibles, atizando el miedo a la penuria en las gasolineras de muchas regiones de Francia. En París, la huelga de los basureros se ha transformado en un símbolo maloliente de grave crisis nacional, con repercusiones económicas crecientes, deteriorando la imagen de Francia en el mundo, e inquietante profundamente a la Unión Europea (UE).

Los frentes de la crisis

La radicalización juvenil de las protestas contra el decretazo decidido por el presidente Macron puede prolongar la crisis en varios frentes.

Los sindicatos están decididos a prolongar su prueba de fuerza, pidiendo, siempre, la retirada completa del proyecto de Ley. La CGT y la CFDT, los sindicatos más importantes, coinciden en el mismo análisis, pero discuten las diferentes modalidades de la contestación.

En el sector público, en la red nacional de ferrocarriles, solo un 25 por ciento del personal participó en la huelga

En el frente político, las izquierdas han presentado un recurso contra el proyecto de Ley ante el Consejo Constitucional, estimando que el decretazo decidido por Macron «es un atentado contra las exigencias de claridad y sinceridad de un debate parlamentario, contestado por una mayoría de la sociedad». No está clara la respuesta del Consejo.

Los portavoces gubernamentales guardaban un silencio sepulcral la noche del jueves, recordando la política de «ley y orden» defendida el miércoles por Emmanuel Macron.

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