Récord de abstención en farsa electoral del Parlamento cubano

No obstante, se trata de un proceso sin transparencia ni escrutinio público, y controlado por el Partido Comunista de Cuba (PCC), único legal en la isla. Pese a esto, Jesús Delgado Valery, Director de Desarrollo Institucional de la ONG Transparencia Electoral, considera que estos datos permiten reflejar el aumento del descontento popular en este tipo de proceso que, desde el inicio, se sabía fraudulento pues en las papeletas figuraban el mismo número de candidatos que de escaños en el Parlamento (470).

«No había nada que elegir, solo refrendar la lista de candidatos del Partido Comunista. Queda claro que este fue un proceso en un contexto autocrático. Pero, más allá de esto, vimos algunas prácticas que evidencian la preocupación del Gobierno por el incremento de la abstención que se viene produciendo desde el referendo del nuevo Código de las Familias y las elecciones municipales de la ANPP», declaró a ABC Delgado Valery.

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Algunos de estas prácticas fueron amenazas y arrestos domiciliarios de observadores y periodistas independientes, incluso una mujer que observaba el proceso en su colegio electoral fue golpeada y detenida. Ello no impidió que se reportaron colegios electorales mayormente vacíos, acompañado de «un operativo de intimidación a los votantes por parte de los CDR (Comités de Defensa de la Revolución, que existen en cada barrio) y del PCC, para que las personas fueran a votar», explica Jesús Delgado. Incluso se utilizaron a menores de edad tanto en la propaganda como para llevar las papeletas a las casas para asegurar la participación.

«Yo voté por todos, porque fueron escogidos por el pueblo y son los mejores», dijo a ABC una joven de 18 años.

Para el mandatario cubano y también candidato a la ANPP, Miguel Díaz-Canel, la jornada «fue un día de fiesta, de alegría, de confirmación, de convicciones. Y nuevamente tuvimos una victoria revolucionaria, una victoria de nuestro pueblo».

Las votaciones se desarrollaron en medio de la peor crisis económica en la isla, una ola migratoria sin precedentes, más de mil presos políticos, y un creciente descontento popular y de credibilidad del régimen.