Las buenas perspectivas electorales abren una lucha de poder entre los conservadores de Alemania

Pero la realidad conservadora alemana es algo más complicada. Markus Söder, presidente de Baviera y líder del partido hermano bávaro CSU – con el que la CDU concurre tradicionalmente a las elecciones alemanas en una única lista –, acaba de anunciar que está listo para presentarse como candidato a canciller por los dos partidos. La designación de candidato único es consensuada de forma amistosa por las dos directivas según el compromiso que une a ambos partidos, pero cabe sospechar que será todo menos amistosa.

«Markus Söder y yo hablaremos de ello en un futuro próximo y, por supuesto, también habrá conversaciones con los presidentes estatales de la CDU», mostró Merz su disposición a pelear la designación. Para ello, anunció que «los dos líderes de los partidos de la CDU y la CSU harán una propuesta conjunta, que luego llevarán a cabo juntos. Este acuerdo que Markus Söder y yo alcanzamos hace dos años y medio sigue siendo válido«. Para dejar el asunto zanjado, Merz puso como plazo «a finales de verano», lo que puede interpretarse como después de las elecciones regionales de Brandemburgo y antes de terminar este mes de septiembre.

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Rosalía Sánchez | Corresponsal en Berlín

Por su parte, Söder ha aprovechado las vacaciones de verano para dejarse barba y pulir su aspecto, ahora más juvenil. En la carpa de la cerveza del Festival Gillamoos, en Abensberg, rezumaba confianza y presumía del hecho de que los que viven en Baviera son, en su opinión, especialmente inteligentes. Ese fue el escenario elegido para decir claramente que quiere ser candidato a canciller por la CDU y la CSU. Aunque piensa que la presidencia regional de Baviera es «el mejor puesto deseable», no dudaría en asumir «la responsabilidad del país».

Convencido de su éxito, Söder quiere presentarse como candidato a canciller de la Unión para derrocar a Olaf Scholz y gobernar Alemania. Su postulación fue recibida con entusiasmo en Gillamoos, pero no en la Casa Konrad Adenauer de Berlín, donde la principal prioridad es la estabilidad. El motivo es que la gran baza de la CDU en las próximas elecciones generales es que sus rivales le han entregado el papel de única gran fuerza democrática que representa intereses públicos por encima del partidismo. Por ese motivo, enzarzarse ahora en una lucha fratricida por el liderazgo no traería nada bueno. Pero el hecho es que algunos líderes regionales han comenzado ya a posicionarse.

Söder ya intentó postularse como candidato a la Cancillería de Berlín en 2021 y aquel fracaso todavía le corroe. Pero Merz ha fracasado más veces en ese mismo intento, contra Krampkarrenbauer y contra Merkel, de manera que la corrosión es si cabe más poderosa en su caso.

Según la última encuesta de Ipsos, el presidente regional bávaro, Markus Söder, y el ministro de Defensa, Boris Pistorius, son actualmente los dos candidatos favoritos para la Cancillería entre los votantes alemanes. En comparación, el líder de la oposición, Friedrich Merz. y el actual canciller, Olaf Scholz, reciben un apoyo significativamente menor.

En su pugna, Söder obtiene el mayor porcentaje de aprobación, con un 14 por ciento, muy por delante de Merz, con un 8 por ciento. Cuando se les pregunta a los votantes qué cualidades debería tener un canciller federal, los encuestados mencionan con mayor frecuencia «honestidad», «asertividad» y «cercanía al pueblo». El «liderazgo» y la «competencia» también se encuentran entre los atributos importantes que debe tener un futuro canciller y Söder saca mejor puntuación en todas esas asignaturas.

Merz, por el contrario, cuenta con mucho mayor apoyo entre los conservadores alemanes y tiene además a su favor un elemento inasequible para Söder: no es bávaro. Todavía no se ha dado el caso de que un bávaro sea elegido canciller en la historia de la República Federal. El motivo es una reticencia difícil de explicar entre los votantes del resto de los Bundesländer a dejarse gobernar desde Múnich. Así repartidas las cartas, la última semana de septiembre ha de dirimirse la 'cuestión K', que es como los conservadores alemanes se refieren a ella por innombrable.

La necesidad de presentarse como líder fiable, tanto para la selección de candidato como de cara a las elecciones de 2025, marcará sin duda la decisión que tome Merz en el grave problema al que se enfrenta la CDU en el este del país: evitar o no la alianza con la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD) al precio de gobernar con el apoyo de la extrema izquierda prorrusa y populista de BSW. Las direcciones regionales buscan bajo las piedras posibles tránsfugas que eviten al partido semejante trago pero, si no aparecen, Merz decidirá pensando en seguir siendo presidenciable y candidato.