Las protestas vuelven a China: jubilados de Wuhan se manifiestan contra los recortes sociales

Los participantes se concentraron este miércoles en el céntrico parque de Zhongshan, gritando consignas y cantando 'La Internacional', himno que pese a representar al Partido Comunista Chino se escucha a menudo en las manifestaciones del país, una manera de apelar a los símbolos comunes para minimizar la percepción de desafío. La Policía, por su parte, ha tratado de apaciguar la movilización levantando barricadas. Algunas personas han vuelto al lugar a lo largo del día de hoy, pero el numero de agentes de seguridad superaba con mucho al de asistentes.

Como en otras ocasiones, vídeos e imágenes de las protestas han desaparecido sin rastro de las redes sociales chinas por obra de la censura gubernamental. La etiqueta de «Grandes ajustes a la reforma médica de Wuhan» ha recibido más de 100 millones de visitas en Weibo –plataforma similar a Twitter– antes de ser eliminada.

Los manifestantes, congregados por primera vez el pasado 8 de febrero, cumplían así con su advertencia de regresar si sus exigencias no eran satisfechas. Las autoridades de Wuhan han reaccionado con un texto publicado en la página web municipal que, sin mención alguna a las movilizaciones, defiende la modificación asegurando que a largo plazo «ahorrará gastos» aunque la cantidad asignada a cada individuo sea inferior.

En febrero, la cuantía cubierta por la seguridad social para los jubilados de Wuhan experimentó una reducción aproximada de 80 yuanes (10,90 euros) al mes. Esta se emplea para sufragar el coste de medicamentos y otros servicios médicos. La rebaja forma parte de una reforma a nivel nacional iniciada en 2022, la cual podría llegar a afectar a 300 millones de personas según cálculos del diario 'Caixin'. Este miércoles se produjeron también marchas por esta misma cuestión en Dailian, y en enero en Cantón.

En contra de lo que podría parecer, las manifestaciones esporádicas resultan algo habitual en el país. El 'China Dissent Monitor', gestionado por la organización estadounidense 'Freedom House', estima que solo en la segunda mitad del año pasado hubo más de un millar. Sin embargo, la movilización contra la política de covid-cero a finales de noviembre supuso un hito por repudiar en varias ciudades de manera simultánea una misma medida de aplicación universal, convertida además en pilar de la legitimidad política del Partido Comunista.

Esta histórica desobediencia civil precipitó el colapso de la estrategia sanitaria ante un rebrote para entonces ya irrefrenable. Lo sucedido representa, por tanto, un peligroso precedente para cualquier régimen autoritario: protestar funciona.

Las concentraciones de Wuhan mantienen más puntos de contacto con la extinta política de covid-cero. Para empezar, su programa de testeos masivos y obligatorios al menos cada tres días ha diezmado los presupuestos de las autoridades locales. A esto se añade una ralentización estructural de la economía acelerada por las circunstancias de la estrategia sanitaria, que llevó a que China registrara en 2020 y 2022 sus dos peores resultados en casi medio siglo. Las cifras oficiales afirman que el PIB repuntó un 2,3 y un 3%, respectivamente, pero son muchos los analistas que consideran que ambos guarismos enmascaran en realidad una contracción.

El desequilibrio de la seguridad social atañe también a la crisis demográfica de China, que el año pasado perdió población por primera vez desde las hambrunas de 1961. Su modelo enfrenta la tensión de una sociedad cada vez más envejecida sostenida por una población activa menguante.

Se trata de un proceso común para economías desarrolladas, pero en el caso del gigante asiático destaca su vertiginosa evolución: en apenas cuatro décadas ha pasado de temer la superpoblación –y actuar por medio de la invasiva «política del hijo único»– a una natalidad en caída libre –que en 2022 registró la tasa más baja desde 1949–.

El Gobierno planea desde hace tiempo abordar la imperiosa necesidad de retrasar la edad de jubilación, pero hasta ahora ha procrastinado ante la impopularidad de la medida. Esta supone una de las más bajas a nivel global, entre 50 y 55 años para las mujeres y 55 y 60 para los hombres, aunque resulta habitual que los ancianos continúen trabajando a tiempo parcial.

El reto demográfico será una de las cuestiones a tratar en la reunión anual del aparato legislativo, para la que apenas faltan dos semanas. La cita oficializará la renovación del liderazgo del Partido Comunista tras el XX Congreso celebrado en octubre, que hizo de Xi Jinping el líder chino más poderoso desde Mao Zedong, y establecerá los objetivos del país para el año entrante. Mientras tanto, los chinos expresan los suyos en las calles.