EDUARDO VALDÉS, EXRECTOR DE LA UCA

«No es la primera vez que nos expulsan de Nicaragua, pero los jesuitas sobreviviremos»

Tras confiscar la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua, el régimen de Ortega canceló la orden religiosa en el país. El padre Eduardo Valdés, que fue rector del centro, nos cuenta una historia de persecución

Daniel Ortega confisca la libertad de pensamiento en Nicaragua

El padre Eduardo Valdés ABC

Rodrigo Moreno Quicios

Roma

«Todo parece indicar que terminaremos siendo expulsados de Nicaragua», cuenta a ABC el padre Eduardo Valdés. Es jesuita, panameño y fue rector de la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua entre 1997 y 2003. «Hicimos un esfuerzo enorme para que la UCA fuera una ... auténtica universidad tras el régimen de Somoza». Veinte años después, otro régimen, el de Daniel Ortega, expropió el 15 de agosto los bienes de la universidad y disolvió en la noche del miércoles 23 la personalidad jurídica de la Compañía de Jesús, lo que permitiría la confiscación del resto de bienes de los jesuitas en el país. Una práctica a la que los religiosos ya han contestado con un comunicado donde denuncian «un contexto nacional de represión sistemática calificada como crímenes de lesa humanidad».

«La universidad ya perdió todas sus propiedades y el terreno, todo pasó al Estado. Técnicamente como Compañía de Jesús ya no tenemos ninguna representación a nivel jesuítico, solo a través de las obras que quedan allí». A saber, el Liceo Javier, «un centro relativamente grande», y el Instituto Loyola, «que es un colegio subsidiado con una cuota muy baja para educar a las personas que no pueden ir al Liceo Javier».

Otro de los modos en que lo jesuitas colaboran en la educación del país es a través del programa Fe y Alegría, que «es internacional y tiene adscritas otras 35 escuelas populares que no son necesariamente de la Compañía de Jesús, pero permite que otras congregaciones religiosas se pongan bajo su paraguas». Además cuentan con casas de cuidados para los religiosos ancianos que podrían ser expropiadas de un momento a otro.

«Es doloroso perder esto, pero nuestro dolor más grande es por la gente que trabajaba con nosotros, los alumnos y los beneficiarios de los proyectos sociales de la universidad», confiesa el exrector. «Mal que bien los jesuitas lograremos sobrevivir. De Centroamérica ya nos expulsaron y no es la primera vez que nos expulsan de Nicaragua. Incluso la Compañía de Jesús dejó de existir durante 40 años por decretos de los Borgia», rememora con tranquilidad Valdés, quien estudiaba Teología en El Salvador cuando la dictadura mató a Rutilio Grande en 1977 y conocía muy bien a Ignacio Ellacuría, asesinado también en 1989. «El jesuita sabe que esta es una provincia donde las cosas no han sido sencillas».

Adoctrinamiento

Eduardo Valdés lamenta que, con la confiscación de las obras educativas de los jesuitas, se producirá «un gran atraso» en Nicaragua que echará a perder el esfuerzo acumulado durante generaciones. «Ahora se buscará que la universidad sea un lugar de adoctrinamiento», pronostica. Una amenaza que se dirigirá especialmente a los jóvenes, los principiantes agentes de cambio en el país. «Cuando era rector y veía cualquier agitación sabía que la línea sandinista estaba realizando algún tipo de programa y después movilizarían a los trabajadores».

El exrector considera que ahora el Gobierno «quiere controlar a los jóvenes porque fueron ellos los que apoyaron a las universidades y mantuvieron ese enfrentamiento con Ortega» en abril y mayo de 2018. Y considera que la ola de atropellos contra la Compañía de Jesús se debe a que «no le ha perdonado que les dieran cobijo». «El régimen está en la lógica de que todo lo que se movilice tiene que estar obligatoriamente bajo el control del presidente y la vicepresidenta», añade.

La UCA de Managua, que ya fue excluida en marzo de 2022 del Consejo Nacional de Evaluación y Acreditación y dejó de recibir subvenciones del Gobierno, ha reducido progresivamente por necesidades económicas las becas que podía otorgar a jóvenes campesinos. Ahora, tras haber sido arrebatada por el régimen y renombrada como Universidad Nacional Casimiro Sotelo Montenegro, Eduardo Valdés considera que el sandinismo no será capaz de hacer funcionar los proyectos distintivos del centro de estudios. «Había toda una labor de investigación muy reconocida por sus trabajos que el Gobierno no va a poder mantener porque requiere de personas con muchísima formación».

El jesuita considera que el régimen de Ortega «está demoliendo toda una estructura de conocimiento y posibilidades» y pronostica que, cuando el día de mañana caiga su Gobierno, «no va a ser sencillo volver a hacer atractivo el país ni siquiera para los nicaragüenses que quieran volver y levantarlo». De momento, el Colegio Javier de Panamá, del que Valdés es rector actualmente, ya está recibiendo peticiones «de padres de familia nicaragüenses que quieren emigrar aquí para que sus hijos sigan estudiando en un colegio de la Compañía de Jesús».

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