El presidente de Costa Rica anuncia el cierre de fronteras para los «inmigrantes económicos»

«No podemos seguir pagando y aceptando gente que no son refugiados políticos, que son refugiados económicos. Esa carta (una que el canciller costarricense enviará a la coordinadora de Naciones Unidas en el país) le advierte a la comunidad internacional que estamos tomando medidas para evitar que nuestro régimen de refugiados sea aprovechado de manera incorrecta por personas que lo que quieren es emigrar a Costa Rica para trabajar», aseguró el mandatario durante la conferencia de prensa realizada todos los miércoles.

Chaves, quien llegó a la presidencia con un discurso populista, dijo que muchos migrantes que solicitan refugio en Costa Rica lo hacen «aprovechándose de las buenas condiciones del país en materia laboral y de seguridad». «Se ha utilizado el régimen de refugiados políticos, nuestra legislación, nuestra apertura, por parte de grupos que no son refugiados políticos sino migrantes económicos. Y ya llegó un momento en que la responsabilidad compartida de la comunidad internacional nos ha caído de manera desproporcionada a nosotros como sociedad. Y esa comunidad internacional no está colaborando con los recursos que necesita este país para ser un buen ciudadano mundial», agregó.

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Según Chaves, hay 200.000 solicitudes de refugio a la espera de ser resueltas. El 90% de ellas son de nicaragüenses que huyen de la represión del régimen de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo, quienes gobiernan con mano dura el país. Ahogados por ello, decenas de miles abandonan Nicaragua con destino principal a EE. UU. y a Costa Rica, en segundo lugar.

«Tenemos el salario mínimo más alto de América Latina, tenemos paz, tenemos una alta criminalidad para nuestros estándares, pero baja en comparación a otros países. Yo entiendo que las personas quieran venir a quedarse aquí, pero tenemos 200.000 solicitantes de refugio que, con solo una llamada por teléfono les da el derecho a quedarse aquí y el derecho a trabajar. No. Ahora sí le estamos anunciando a la comunidad internacional que haremos pública la carta y los procesos esta semana, pero desafortunadamente uno llega hasta donde le alcanza, y ya a nosotros nos dejó de alcanzar desde hace mucho tiempo», aseveró el presidente.

Costa Rica, el país más rico y estable de Centroamérica, se enfrenta a una recesión económica producto de la pandemia que ha encarecido el costo de la vida. La situación se ha agudizado tras la llegada de miles de migrantes venezolanos, quienes han tenido que recurrir a dormir y a pedir en las calles con el fin de retomar su viaje hacia EE.UU.

«No estamos viendo el apoyo de los países que generan de alguna manera el fenómeno, como los EE. UU. No estamos viendo el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones, no estamos viendo el apoyo de las Naciones Unidas, ni del alto comisionado de refugiados», agregó Chaves en un claro guiño a la comunidad internacional.

Para el politólogo e internacionalista Pedro Fonseca, la medida cuyo alcance se desconoce hasta este momento «afectará a los inmigrantes, en principio, en la protección de sus Derechos Humanos, de su seguridad y de sus derechos políticos y económicos».

«Los flujos migratorios son muy difíciles de frenar. Por lo tanto, esos esfuerzos no son suficientes para detener las migraciones. El gobierno de Costa Rica pretende hacer un llamamiento a la comunidad internacional porque necesita apoyo en términos económicos, técnicos y administrativos», reiteró el experto nicaragüense.

Históricamente, Costa Rica es considerado un país de puertas abiertas para los migrantes, especialmente para la diáspora nicaragüense cuya primera gran ola fue en la década de la dictadura somocista (1930 - 1979), y luego tras la consolidación de los sandinistas en el poder (1979 - 1990).

«El gobierno costarricense no se encuentra en las condiciones para coordinar un tipo de flujo migratorio como el actual, y también tienen que ver con posiciones políticas. El gobierno no se posicionó ahorita en la línea de respeto de derechos humanos y de derechos migrantes, sino que van a ser eclécticos en ese sentido. Es un cambio que puede que sea más bien un llamado de atención a la comunidad internacional», reiteró.