La prefectura de París ordena el cierre inmediato de 300 terrazas
Los restauradores localizados cerca del río Sena califican la medida de autoritaria y señalan que provocará pérdidas graves
Los parisinos suspenden a su alcaldesa en vísperas de los Juegos por la elevada fiscalidad y la inseguridad
En vísperas de la ceremonia oficial de apertura de los Juegos Olímpicos (JJ OO), la prefectura de París ha ordenado el cierre temporal de varios centenares de terrazas próximas al Sena, que ha dividido París de manera policial.
Desde hace días, la travesía ... del Sena se ha transformado en una pesadilla para decenas de millares de parisinos, que no pueden utilizar los autobuses y corren el riesgo de grandes atascos si utilizan el coche. El metro funciona razonablemente bien, pero no resuelve problemas elementales.
Esa situación está acompañada de medidas policiales excepcionales, que se han transformado en una catástrofe para bares, restaurantes y hoteles víctimas de la geografía de los JJ OO.
La situación se complicó entre la noche del miércoles y la mañana del jueves, cuando los propietarios de varios centenares de terrazas, próximas o relativamente próximas al trayecto de los Juegos Olímpicos, recibieron la orden de cierre inmediato.
Stéphane Manigold, presidente del primer sindicato de restauradores de la región Parisina, declaró a primera hora de la mañana del jueves: «Estoy orgulloso, estamos orgullosos, de la celebración de los Juegos en París. Pero, la decisión de última hora de cerrar varios centenares de terrazas es una medida autoritaria y brutal, que provocará nuevas pérdidas graves».
Anne-Cécile Faye, propietaria de un restaurante situado en una zona de crisis y problemas, comenta al matutino 'Le Figaro': «Algunos restauradores, colegas y amigos, habían sido prevenidos, hace días. No recibí ninguna comunicación hasta la tarde del miércoles. Un desastre. Se nos había prometido pragmatismo. Sufrimos la confusión e imprevisión, con medidas autoritarias».
Thierry Bourdoncle, propietario de un café / brasserie, en el corazón de París, en la Isla de Saint-Louis, tiene una visión muy amarga de la organización de los Juegos: «La televisión pública ofrecerá al mundo la imagen de un París genial, maravilloso, a todo color. Ese París existe, pero, bueno, ese París está ocultando la amarga realidad de muchos parisinos víctimas de unas medidas policiales que no siempre se han pensado con realismo. Lo de cerrar trescientos establecimientos a última hora sorprende por su imprevisión. Todo eso no tiene nada que ver con nuestra historia de gran ciudad festiva y acogedora, convertida en un rompecabezas policial para muchos profesionales y parisinos de a pie».
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