El posible sucesor de Nasralá permanece fuera de contacto desde el ataque de Israel a su búnker

Este clérigo de 60 años es primo de Nasralá y era un desconocido para la mayoría de libaneses hasta que Israel asesinó al secretario general y su nombre comenzó a sonar como posible sustituto. Los grandes cargos de la milicia vivían en un total anonimato, pero ahora han quedado al descubierto con los repetidos golpes de la inteligencia israelí.

Safieddine es un histórico del Partido de Dios que estudió teología junto a su primo en Nayaf y Qom y tiene hilo directo con Irán. Su hermano, Abdula, es el representante de Hizbolá en la república islámica y el viernes estuvo junto al líder supremo en el homenaje a Nasralá en Teherán. Forma parte de la lista negra de Estados Unidos de terroristas más buscados y está muy lejos del carisma de su primo, que lideró el grupo durante tres décadas.

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Mikel Ayestaran | enviado especial a beirut

En las calles de Beirut decenas de miles de personas que han salido de los barrios del sur huyendo de los bombardeos se preguntan cuándo terminará la guerra para volver a casa. Muchos se encontrarán con una montaña de escombros y, sin Nasralá para prometer un plan de reconstrucción y ayudas, como ocurrió en la guerra de 2006, se resiente la confianza en Hizbolá y en los nuevos y desconocidos dirigentes.

El Partido de Dios tiene un problema de infiltración que, hasta el momento, no se ha trasladado a sus posiciones militares en la frontera, donde siguen los combates cuerpo a cuerpo con los soldados israelíes y lanzan docenas de cohetes cada día. El Ejército israelí asegura haber matado a 400 milicianos en las operaciones por tierra de esta semana y se prepara para intensificar los movimientos tras la llegada de una nueva división a la frontera. Los israelíes, como hicieron en Gaza, han golpeado al sistema sanitario en el sur del Líbano. El ministerio de Salud anunció que 10 centros médicos en esa parte sur han dejado de funcionar y otros 25 operan de manera parcial.

El Ejército explicó que sus operaciones se centran en los «centros de gravedad» de Hizbolá en las aldeas próximas a la frontera, donde las tropas han encontrado «cantidades masivas de armas». Los israelíes acusan a la milicia proiraní de haber planeado un ataque a gran escala al estilo del 7 de octubre contra comunidades del norte para matar y secuestrar a civiles.

El sector ultranacionalista sionista, aliado clave del gobierno de Benjamin Netanyahu, ha lanzado una campaña para pedir la ocupación del sur Líbano. La revista religiosa 'Small World' presentó un plan para cinco nuevos asentamientos, uno de ellos en la ciudad de Tiro, bajo el título «primer borrador para el plan del día después».

Además de Hizbolá, los israelíes tienen en su punto de mira a los líderes de las facciones palestinas en Líbano. Por primera vez desde el inicio de la guerra el Ejército atacó Trípoli, ciudad suní del norte, y asesinó a Said Atallah, comandante de las Brigadas Ezzedine Al Qassam, brazo armado de Hamás, junto a toda su familia en un campo de refugiados. Horas después, las brigadas informaron de la muerte de Mohammad Hussein Lowaiss en el valle de la Bekaa, al este del país.

A la espera de la respuesta de Israel a Irán por el lanzamiento de 181 misiles balísticos, el frente libanés ha eclipsado al de Gaza. Medios estadounidenses indicaron que la operación contra Teherán puede ser «en las próximas 48 horas», coincidiendo con el primer aniversario de los ataques de Hamás del 7 de octubre. Los esfuerzos diplomáticos no logran una desescalada y, 24 horas después de estar en Beirut, el ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, viajó a Damasco «para mostrar mi apoyo a la resistencia». Araghchi aseguró que «hay iniciativas sobre la mesa para un alto el fuego, pero no están listas para hacerlas públicas». Para cuando se conozcan pueden haber quedado obsoletas porque los acontecimientos se precipitan cuando las armas hablan.