¿Cómo es posible que cuatro niños hayan sobrevivido en la selva colombiana durante más de un mes?
La avioneta en la que viajaban con su madre, un líder indígena y el piloto se estrelló el 1 de mayo
Hallan con vida a los cuatro niños perdidos tras un accidente aéreo en la selva colombiana
Una cinta amarilla de 11 kilómetros y 600 silbatos para encontrar a los niños perdidos en la selva colombiana
«Operación esperanza». Así bautizaron las Fuerzas Militares Colombianas el dispositivo de búsqueda de los cuatro niños desaparecidos en las selvas de Caquetá y Guaviare tras sufrir un accidente de avioneta hace cuarenta días y, durante todo este tiempo, han honrado el nombre de ... la misión hasta encontrar a los menores. Desde que el 1 de mayo, cuando la aeronave se estrelló en esta zona del sur del país, los rescatistas no habían dejado de peinarla sin descanso para localizar a los pequeños.
Los cuatro menores viajaban junto a su madre, un líder indígena y el piloto de la aeronave cuando se estrellaron en mitad de una selva extremadamente tupida, en la que no es posible distinguir «más allá de 20 metros», de acuerdo con las autoridades. Los cadáveres de los tres adultos fueron localizados por las fuerzas colombianas tras el accidente, que no hallaron rastro de los niños. Los militares creen que, desde entonces, comenzaron a vagar sin rumbo hasta que han sido encontrados con vida en base a las huellas y los alimentos mordisqueados descubiertos en los alrededores.
Los pequeños fueron dejando varios rastros durante los días anteriores a su rescate que alimentaban la esperanza de encontrarles con vida. Finalmente, a tan solo 3,5 kilómetros del punto del accidente en el departamento de Caquetá, fueron encontrados por los soldados de las Fuerzas Militares de Colombia y trasladados al hospital del municipio colombiano de San José de Guaviare para recibir los cuidados médicos.
«Las comunidades indígenas que estuvieron en la búsqueda y las Fuerzas Militares conjuntamente encontaron a los niños, 40 días después. Estaban solos. Ellos mismos lograron un ejemplo de supervivencia total que quedará en la historia. Esos niños son hoy los niños de la Paz», ha comunicado el presidente colombiano, Gustavo Petro.
Sin embargo, ¿cómo es posible que Lesly, Soleiny, Tien Noriel y Cristin Neriman, de entre 13 años y 12 meses, hayan sobrevivido durante más de un mes solos en la frondosa selva amazónica? «La única explicación es que ellos son de allí, son indígenas, y esto lo han aprendido desde pequeños», explica Sergio Villota, profesor del grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de La Rioja y experto en supervivencia.
«En un poblado de estas características, con la edad de la mayor no eres adulto, pero sí bastante responsable. No es como un niño urbanita español, que no está acostumbrado al medio; ellos tienen muchos más conocimientos y recursos que nosotros en la ciudad», detalla. Precisamente los pequeños pertenecen a la etnia uitoto y vivían en otra selva del país, donde pasaban «mucho tiempo», conocedores «de qué comer y de cómo vivir ahí», según señalaron sus propios abuelos e informó el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.
Acceso a comida
En este entorno y con estos antecedentes, los pequeños han estado alimentándose sobre todo de plantas y frutos, según ha comunicado la Policía, que encontró restos mordidos en los alrededores de la avioneta. «Si estuvieran cerca de un río, podrían acceder a pesca, pero el hecho de cazar o coger cualquier tipo de animal es muy complicado», apunta Carlos Vico, experto en supervivencia y autor de hazañas en condiciones extremas.
«La selva tiene bastantes árboles con fruta. Hay que saber diferenciar las que se pueden comer y las que no y, con 13 años, la niña mayor puede hacerlo. Sin embargo, si no cazan o pescan, no van a tener proteína, y capturar cualquier animal les va a resultar muy complicado según las herramientas que tengan. En caso de que no llevasen nada de antemano será muy difícil que puedan hacer un simple anzuelo», añade en la misma línea Villota.
Estas carencias alimenticias, subraya Vico, pueden provocarles «mareos, calambres, afectación a la zona de los riñones si no acceden bien al agua e incluso problemas respiratorios si hay mucha humedad». Desde un punto de vista físico, no estar comiendo adecuadamente durante un periodo de tiempo tan largo les habrá acarreado, de acuerdo con el experto, «pérdida de peso y falta de energía»: «Cada vez estarán más cansados, por lo que les costará más caminar y gestionar la situación».
Una de las principales incógnitas sobre la supervivencia de los niños era si un bebé de 11 meses en el momento del accidente, ahora 12, podía salir adelante y cómo. «Mantenerlo con vida es una de las mayores dificultades que van a encontrar porque a esa edad prácticamente solo se alimenta de leche materna. Hay otros ejemplos, como los niños atrapados en una cueva de Tailandia en 2018, que resistieron al cuidarse unos a otros, pero no eran tan pequeños. Este caso es más complicado de entender», valora.
Los peligros de la selva
Más allá de los problemas para acceder a la comida en mitad de la Amazonia, los cuatro menores han tenido que hacer frente durante este mes a las duras condiciones de la selva. «Lo bueno es que no hay bajas temperaturas, están siempre entre 18 y 25 grados. Esto va a favorecer que no tengan hipotermia y no gasten más energía de la cuenta. Lo malo es que está lloviendo cada día y, aunque esto les permite recolectar agua y beberla, eso implica que están mojados constantemente, incluso cuando llega la noche», destaca Vico.
Además, los cuatro menores habrán tenido que hacer frente a los diferentes animales que pueblan la selva, recalca Villota. «No hace falta pensar en grandes depredadores, como anacondas y jaguares, sino simplemente arañas, pequeñas serpientes o infinidad de insectos venenosos. Es cierto que están acostumbrados, pero a lo largo de un mes hay que dormir y, en ese momento, no te enteras de si pasa algo a tu alrededor», remarca.
Asimismo, el riesgo de sufrir infecciones en cualquier herida o incluso por beber agua procedente del lugar equivocado se dispara en un ambiente de esas características: «Ni siquiera sabemos si alguno de ellos sufrió algún daño tras el accidente. Sobrevivir con un brazo o una pierna rotos es mucho más improbable».
Un bebé de un año
A pesar de estas condiciones, los rescatistas confiaban en hallar a Lesly, Soleiny, Tien Noriel y Cristin Neriman con vida, y para lograrlo han recurrido a diferentes estrategias: una cinta amarilla de 11 kilómetros, 600 silbatos, señales lumínicas y acústicas... Las autoridades se aferraban a las huellas y la fruta encontrada para no perder la esperanza y finalmente todas estas herramientas han sido cruciales para llegar a ellos.
En la madrugada de este sábado, los menores fueron trasladados a Bogotá. Uno a uno, envueltos en frazadas térmicas y en camillas bajaron de un avión de la Fuerza Aérea en un aeropuerto militar de la capital. A una temperatura de 12 °C, militares, indígenas, paramédicos y tres ambulancias los aguardaban entre aplausos.
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