La Policía de la Moral que nadie critica es saudí
Occidente mira hacia otro lado para no enfadar al primer productor de petróleo mundial
Agentes de la policía saudí
En el régimen islamista de Arabia Saudí -controlado por una secta suní radical, la wahabí- opera también una Policía de la Moral no menos disuasoria que la iraní, aunque por lo general no haga ruido en los medios de comunicación occidentales ni provoque manifestaciones ... de cólera como las que vive Irán desde hace tres meses.
En gran medida porque la sociedad saudí es más dócil que la iraní; y en parte porque un amplio sector de la población está formado por inmigrantes, que se juegan el trabajo y la residencia en el rico reino petrolero. Los gobiernos occidentales y las oenegés están más pendientes del precio del barril del petróleo -que en gran medida establece Riad en su condición de primera productora mundial y líder de la OPEP- que de las libertades en el reino de los Saud.
La tarea de vigilar el cumplimiento público de las normas religiosas está encomendada al Comité para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio, vulgarmente conocida como la Mutawa. Actúa primordialmente en los grandes centros comerciales ataviada con su inconfundible 'velo-servilleta' y está respaldada por unidades de la Policía.
Su misión es garantizar que se respete el código de vestimenta femenina, y que no haya flirteo entre los grupos de chicos y chicas que -pese a todo- se intercambian subrepticiamente sus números de móvil para conversar luego en las redes sociales. En un país en el que están prohibidos los espectáculos, las playas y el alcohol, y en el que la segregación de la mujer es casi obsesiva, los jóvenes saudíes encuentran en las grandes superficies la única válvula de expansión.
La misión de la Policía de Moral saudí tiene además otros cometidos. Los agentes de la Mutawa vigilan el cierre de los establecimientos comerciales en las horas de la oración ritual, y persiguen a los católicos -normalmente trabajadores filipinos- para que no se junten para rezar ni siquiera en sus domicilios.
La escena es cotidiana en el lujoso centro comercial Kingdom de Riad, donde las llamadas de la oración producen en plena jornada una oleada de cierres de tiendas, discusiones policiales con dueños asiáticos y carreras en los McDonald's cuando alguien avista la 'servilleta' de la Mutawa.