La Policía de Ecuador quiere usar las armas decomisadas a los delincuentes

El anuncio llega en instantes que el crimen asedia, con acciones de extrema violencia que se reportan a diario en diferentes provincias, y cuando hay conciencia de que la fuerza pública no está bien equipada, y los anuncios de adquisición de armas e implementos no se concretan. Este diario conoció que todavía no se habrían firmado los contratos respectivos para la compra de materiales y armamento para la Policía, aunque en noviembre pasado se habló que se adquiriría a Israel, tras un viaje que hiciera a ese país el secretario de Seguridad Pública de la época Diego Ordóñez, y luego de que expertos israelíes visitaran Ecuador para asesor a la fuerza pública en la elaboración de un plan de compras de equipamiento de seguridad.

El exministro del Interior general Oswaldo Carrillo dijo a ABC que usar las armas decomisadas a la delincuencia es una posibilidad válida porque no son armas caceras, sino industriales que, en lugar de destruirlas, podrían usarse; eso sí, puntualizó que se necesitarán rigurosos análisis para tener la certeza de que no están vinculadas con ningún proceso judicial que luego implicaría al policía que lo use; de allí que habló de seguir estrictos protocolos y estándares para que «el arma ingrese al sistema en blanco».

En Ecuador, el decomiso de armas ha ido en aumento. Informes del Ministerio del Interior dan cuenta que en los últimos siete años se han incautado 47.225 armas, siendo el 2023 el de mayor porcentaje, puesto que en solo dos meses se decomisó 1.722 armas; un promedio de 30 diarias, cuando en 2016 era de 16.

El requerimiento de armas es tan grande que el tráfico también habría aumentado significativamente. La mayoría proviene del Perú, aunque también de Estados Unidos. El trasiego desde el sur ha cambiado su ruta; han dejado de usar el mar y se han introducido en la selva común. El trayecto es más largo, pero el mercado lo justifica, dicen los expertos, que consideran que el Decreto del presidente Lasso mediante el cual flexibilizó la tenencia y el porte de armas, hecho días atrás, «incentivaría el negocio».

En los últimos días se supo que, en Portoviejo, capital de la provincia costera de Manabí, fue descubierto una fábrica de armas. Usaban una impresora 3D proveniente de Estados Unidos que imprimía partes de armas que se entregaban a grupos vinculados al narcotráfico. La ubicación fue posible luego de tres meses de investigación, en un trabajo con la cooperación de Estados Unidos. También se desmontó una banda dedicada al tráfico de arma desde la Florida. Traficaban fusiles y otras armas pesadas. Varios ecuatorianos y un estadounidense estaban involucrados.