Polémica por la boda del ministro Lindner en una Alemania en crisis

Desde las filas progresistas critican los excesivos gastos de seguridad que ha ocasionado el enlace a las arcas públicas, y desde las conservadoras le reprochan que se casara por la Iglesia si ni él ni su novia se veían como cristianos

Alemania eleva el nivel de alarma por la crisis del gas ruso

El ministro Christian Lindner, junto a su esposa, la presentadora de televisión Franca Lehfeldt ABC

La palabra alemana 'Leidenfreude', sin traducción en otros idiomas y que significa algo así como alegría en el sufrir, carece de reverso para denominar las situaciones en las que el júbilo y la felicidad del prójimo causan el malestar propio, como la que se ... ha desatado con la boda que celebró el pasado fin de semana el ministro alemán de Finanzas, Christian Lindner, con la joven y guapa presentadora de televisión Franca Lehfeldt.

Ya el pasado mes de mayo, inmersa Europa en la crisis forzada por la invasión rusa de Ucrania, los novios cambiaron sus planes originales de boda, un lujoso enlace en la Toscana italiana con 200 invitados, por un plan más austero y reducido, en la doméstica isla de Sylt.

Además del canciller, Olaf Scholz, al enlace acudieron varios ministros y altos cargos del Estado

Esta adaptación 'low cost' del casorio no ha resultado suficiente, sin embargo, para los coros progresistas alemanes, que han puesto el grito en el cielo por los costes que ha causado el evento a las arcas públicas en concepto de seguridad, dado que además del canciller, Olaf Scholz, asistían también varios ministros y altos cargos del Estado.

Tampoco han ayudado detalles como el hecho de que el líder de la oposición conservadora, Friedrich Merz, llegase con su mujer, Charlotte, en su propio avión privado. Al igual que Lindner, Merz ha pertenecido a varios consejos de administración del DAX 30 antes de centrarse en la política, y puede permitirse no reparar en gastos. Pero, en plena campaña de ahorro de energía, el gesto ha herido la sensibilidad de los alemanes, que temen no poder encender la calefacción el próximo invierno.

«¿Por qué dos personas quieren una boda por la iglesia si han declarado públicamente que no se ven a sí mismos como cristianos?»

Margot Kässman

ex presidenta de la Iglesia Evangélica

El hecho es que tampoco entre los coros conservadores ha caído bien la celebración. La prominente teóloga protestante y ex presidenta de la Iglesia Evangélica (EKD) Margot Kässman se ha preguntado, en una columna en el diario de mayor tirada en Alemania, «¿por qué dos personas quieren una boda por la iglesia si han declarado públicamente que no se ven a sí mismos como cristianos?». A Käsmann le ha molestado especialmente que tomase la palabra durante la ceremonia el filósofo Peter Sloterdijk, un reconocido académico que en varias ocasiones se ha referido la cristianismo como «proyecto fallido».

Y ha expuesto argumentos de Derecho Canónico por los que la boda puede no ser válida, ya que se exige que al menos uno de los dos contrayentes sea miembro de la iglesia. La 'obispa' evangélica de Hannover, Petra Bahr, ha contestado a esto último que «difamar los motivos de una pareja sin haber estado implicado pastoralmente no es evangélico», pero no ha convencido a expertos comentaristas de la talla de Reinhard Müller, del 'Frankfurter Allgemeine Zeitung', que ha titulado su comentario sobre el matrimonio 'Cuando la iglesia se prostituye'.

Solamente el colega del Partido Liberal y actual ministro alemán de Justicia, Marco Buschmann, ha salido en pública defensa de los tortolitos y ha escrito en Twitter que «cuando dos personas se casan es maravilloso, lo mejor es alegrarse por los novios» y «el que se ofenda, que se busque un terapeuta».

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