El petrolero ruso detenido en Finlandia iba «cargado completamente con equipo de espionaje»

El barco, registrado en las Islas Cook del Pacífico Sur pero perteneciente a la flota rusa en la sombra, según las autoridades aduaneras finlandesas, arrastraba su ancla en trayectoria en zigzag, buscando deliberadamente dañar los tendidos, al igual que estaría haciendo en estos momentos otro barco de la flota fantasma rusa, el M/T Line, avistado desde el sábado por la Guardia Costera finlandesa en el Báltico.

El petrolero de 250 metros de eslora navegaba bajo la bandera de Guinea-Bissau, en África Occidental y en los últimos meses ha estado viajando entre Turquía y Rusia.

Los servicios de inteligencia nórdicos sospechan que, además de los objetivos de sabotaje, Moscú está obteniendo sistemáticamente una visión general de los parques eólicos marinos, los gasoductos y los cables submarinos de energía e Internet en el Mar del Norte y el mar Báltico, posiblemente para poder atacarlos con mayor eficiencia en caso de enfrentamiento.

Denominan estas prácticas guerra del fondo marino y calculan que cientos de barcos espías rusos están explorando aguas nórdicas, incluidas numerosas embarcaciones civiles.

Según la televisión danesa DR, algunos de los datos que recopilan terminan en una unidad secreta rusa especializada en aguas profundas, que depende del Ministerio de Defensa ruso. Y la investigación a que está siendo sometido el 'Eagle S' en Finlandia parece corroborar esa hipótesis.

La revista naval 'Lloyds List', con acceso a dicha investigación, afirma que el petrolero detenido estaba «completamente cargado con equipo de espionaje«. Cita una fuente relacionada con la investigación que afirma que el «equipo de alta tecnología a bordo era inusual para un barco mercante y consumía una energía excesiva del generador del barco». Como resultado, había sufrido habido repetidos cortes de energía.

Según la misma fuente anónima, los dispositivos de escucha y grabación habían sido cargados a bordo del petrolero en «enormes maletas portátiles». Además, habría «muchos ordenadores portátiles» con teclados rusos y turcos. «Estaban monitoreando todos los barcos y aviones de la OTAN», concluye el artículo.

La guardia fronteriza finlandesa no ha confirmado por el momento tales conclusiones y ha informado solamente que el barco cargado con 35.000 toneladas de gasolina había zarpado del puerto ruso de Ust-Luga, en el mar Báltico, el 23 de diciembre. El día de Navidad, cruzó el Golfo de Finlandia y, presumiblemente, dejó que su ancla encallara, para arrastrarla después a lo largo de su recorrido por el lecho marino, antes de ser detenido el pasado jueves.

El espacio aéreo sobre el barco fue cerrado al tráfico y unidades de élite de la guardia fronteriza fuertemente armadas abordaron el buque. Desde entonces, la policía de Finlandia ha estado interrogando a los 20 hombres de la tripulación, tras ser remolcado a un fondeadero al este de Helsinki.

El presidente de Finlandia, Alexander Stubb, ha declarado que es demasiado pronto para decir con certeza si se trata de un acto de guerra híbrida rusa, aunque ha dejado claro que «sabemos quién lo hizo».

La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, ha declarado sin embargo abiertamente que forma parte de un ataque organizado del que Rusia es responsable y ha anunciado medidas más enérgicas contra los barcos rusos, que también causan contaminación ambiental y eluden las sanciones.

Kallas ha pedido además al gobierno de Washington que actúe con confianza y dureza hacia Rusia en el futuro, bajo la presidencia de Donald Trump. «La ayuda a Ucrania no es caridad, sino una inversión en la seguridad de todos nosotros. Si Estados Unidos adopta una postura firme contra Rusia, esto evitará problemas con China. Apoyar a Ucrania protegerá a los estadounidenses de futuros conflictos», ha dicho.

Debido a los reiterados ataques a infraestructuras en el Báltico y a las sospechas de que Rusia está llevando a cabo una tarea sistemática de espionaje en torno a ellas, en los gobiernos de los países nórdicos crece la convicción de que es necesario invocar el artículo 4 del Tratado de la OTAN, que obliga a los miembros de la Alianza a «consultarse mutuamente si, a juicio de uno de ellas, la integridad territorial, la independencia política o la seguridad de cualquiera de las partes se ven amenazadas».

Desde la creación de la OTAN en 1949, este artículo ha sido invocado siete veces, porque Rusia era vista como una amenaza para los estados de Europa del Este o porque Turquía temía una creciente inestabilidad en Oriente Próximo. La ministra sueca de Relaciones Exteriores, Maria Malmer Stenergard, ha declarado al respecto a la cadena de televisión SVT que Estocolmo «no descarta nada».