De Lejos
¿Qué significa institucionalizar el trumpismo?
El nuevo Trump busca el equilibrio entre populismo económico y conservadurismo social
La escena del crimen
Un atentado más que previsible
En retrospectiva, durante sus primeros cuatro años en la Casa Blanca, Trump fue un populista mucho más de palabra que de hechos. Entre tuits, insultos, mentiras, chupitos de lejía e instigar el golpista asalto al Capitolio, su primer mandato no benefició mucho a ... su base. Toda esa ignorada clase blanca trabajadora que, a pesar de condenas por graves delitos y deserciones suburbanas, ha conseguido que el trumpismo no sea una temporal aberración en la historia de EE.UU.
La Convención Nacional Republicana en Milwaukee debería ser un colorido escaparate para la democracia. Sin embargo, más bien parece un funeral: Cautivo y desarmado el Partido Republicano, el trumpismo ha alcanzado sus últimos objetivos políticos. La guerra por el alma conservadora ha terminado tras ocho años caóticos… hasta llegar a la apoteosis MAGA (Make America Great Again). Sin indicios de que la más que probable derrota de Biden pueda evitarse en las 15 semanas que restan de campaña.
El Trump de 2016 no es el mismo de 2024. Ya se ha visto durante las frenéticas últimas semanas. El «renacido» ha aprendido que menos es más en el debate de la CNN. Incluso es capaz de callarse aunque conserva sus instintos televisivos sobre la gestión de los tiempos y del «minuto de oro» que supuso su atentado. Incluso es capaz de tomar decisiones estratégicas como la designación de su «número dos» J.D. Vance.
El nuevo Trump busca el equilibrio entre populismo económico y conservadurismo social. Y para ello cuenta con el Proyecto 2025, guion de casi 900 páginas redactado por la Heritage Foundation, un think tank de derechas cuyo objetivo declarado no es otro que institucionalizar el trumpismo: «Si vamos a rescatar al país de las garras de la izquierda radical, necesitamos un programa de gobierno y las personas adecuadas para llevarlo a cabo desde el primer día».
Si MAGA gana en noviembre, esta vez habrá muchos más hechos que palabras. Trump seguirá eructando tuits viscerales, mientras que J.D. Vance se encargará metódicamente de hacerlos realidad a través de órdenes ejecutivas.
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