de lejos
La rebelión de los Lores
Desafían la ocurrencia de enviar solicitantes de asilo a Ruanda
El Reino Unido busca reactivar su plan de asilo con Ruanda a través de un nuevo tratado
El Supremo británico confirma la ilegalidad del plan de Reino Unido de expulsar inmigrantes a Ruanda

La Cámara de los Lores es la Cámara Alta del venerable sistema parlamentario del Reino Unido. En contraste con la Cámara de los Comunes, estos casi ochocientos barones y baronesas ataviados con armiñosno son el resultado de reñidas elecciones, sino que representan la ... suma de los llamados «lores espirituales» (hasta 26 obispos elegidos por su prestigio y dilatada carrera en la Iglesia Anglicana) y «lores temporales» (en su gran mayoría miembros vitalicios, pero ya no hereditarios, nombrados por el Rey con el asesoramiento del primer ministro).
La que pasa por ser una de las instituciones políticas más antiguas del mundo, con orígenes que se remontan a principios del siglo XI, protagoniza esta semana un excepcional desafío legislativo al gobierno británico, liderado por el primer ministro Rishi Sunak. Los Lores se han atrevido a desafiar la ocurrencia de mandar a solicitantes de asilo a Ruanda. Una disuasoria iniciativa que refleja la deriva trumpista de los conservadores británicos. Además de recordar demasiado a otras siniestras maquinaciones históricas para enviar hasta África a los negros de EE.UU. y a los judíos de Europa.
Nadie en el palacio de Westminster, ni en Downing Street, cree que la Cámara de los Lores pueda enterrar esta desgraciada legislación. Todo el mundo sabe quién cede en un sistema regido por convenciones más que por normas. Pero el apasionado debate, y las múltiples enmiendas planteadas, pueden retrasar su aprobación una o dos semanas, lo que pondría en peligro el objetivo gubernamental de iniciar los primeros vuelos a finales de mayo.
Toda esta batalla totalmente inusual por parte de la Cámara de los Lores, además de coincidir con un año electoral en el Reino Unido, rompe con su flemática tradición que tanto contrasta con la turbamulta de la Cámara de los Comunes. Pero es difícil imaginar una mejor ocasión para este protagonismo no deseado que el plan Ruanda, tan contrario al Estado de derecho, el principio de igualdad, las obligaciones internacionales del Reino Unido y la legislación británica en materia de derechos humanos.
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