El misterio de Kissinger
¿Cómo un refugiado judío que nunca perdió su acento alemán se convirtió en 'Big K'?
Muere Henry Kissinger, figura central de la política exterior de EE.UU. en el siglo XX

Realmente solo ocupó puestos oficiales entre 1969 y 1977. Y sin embargo, durante su casi medio siglo fuera del gobierno, Henry Kissinger terminó por convertirse en una referencia imprescindible para entender la política exterior de Estados Unidos. Todo un logro para el adolescente ... judío que llegó a Nueva York huyendo de los nazis y que nunca perdió su acento alemán. Lo que no le impidió convertirse en 'Big K', obligado asesor de una docena de ocupantes de la Casa Blanca y referencia del realismo político mucho más interesado en los intereses que en los valores.
Esta saga empieza como una brillante capacidad intelectual. Su tesina de licenciatura fue tan profusa, de 383 páginas, que supuestamente llevó a Harvard a introducir la «regla Kissinger», limitando los TFG a menos de la mitad de esa extensión. Su doctorado examinó cómo la diplomacia mantuvo la estabilidad en Europa durante casi un siglo tras la derrota de Napoleón. Siempre obsesionado con la Paz de Westfalia, negociada en Europa al final de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y creadora de un nuevo orden internacional sostenido por grandes estadistas y limitado por el concepto de balance de poder.
Cuando saltó de la academia a Washington, su estilo consistía en trabajar al margen de la maquinaria oficial del Departamento de Estado y de sus diplomáticos de carrera. Sus discretos contactos con los rusos, los chinos y casi todo el mundo encajaban perfectamente con el gusto de Richard Nixon por la conspiración. Además de ajustarse a esa obsesión de Kissinger por superar su condición de outsider y situarse en el centro de la acción, moviendo los hilos.
Después llegó la fortuna, el lobby a favor de China, mantenerse siempre relevante y publicar libros hasta el final de sus cien años. En uno de sus mejores volúmenes, Orden Mundial (2015) terminaba con un llamativo esfuerzo de humildad: «Hace mucho tiempo, en mi juventud, fui lo suficientemente orgulloso como para considerarme capaz de pronunciar el significado de la historia. Ahora sé que el significado de la historia es una cuestión que debe ser descubierta, no declarada».
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