'Lawfare', de Junts a Trump: ¿por qué la impunidad de los políticos es tan letal para la democracia?

Para Ron DeSantis, ha quedado «claro… que la mayoría de los votantes de las primarias republicanas quieren darle a Donald Trump otra oportunidad. Vieron cómo su presidencia se vio obstaculizada por una resistencia implacable y ven a los demócratas usar 'lawfare' hasta el día de hoy para atacarlo».

DeSantis, en su fracasado intento de reinventar el trumpismo sin Trump, ha demostrado una vez más algunos principios tan inevitables como los impuestos o la muerte. Empezando por el hecho de que los ciudadanos, con independencia de sus inclinaciones políticas, nunca se conforman con fotocopias y siempre prefieren el original. Y siguiendo con la importancia de saber conectar con los votantes, aunque sea como en el caso de Trump a través de sus peores instintos. Para terminar con el inexorable repudio electoral a la cobardía.

Tras haber superado dos juicios políticos de 'impeachment', Trump se enfrenta a cuatro procesos penales con más de noventa imputaciones: dos casos en la jurisdicción federal por intentar revertir las elecciones del 2020 y por manejo indebido de documentos clasificados; uno estatal por injerencia electoral en Georgia; y uno en Nueva York por fraude para construirse un conveniente muro de silencio en su primera campaña presidencial.

Y aún así, todo apunta a su inevitable coronación como candidato republicano con opciones a un segundo mandato mucho más delirante que el primero. La OPA hostil lanzada en 2016 por el nacional-populismo ha convertido al Partido Republicano en un felpudo para las ambiciones personales de un demagogo narcisista. Al mezclar elecciones con juicios, el banquillo de los acusados con la Casa Blanca, y la posibilidad no descartable de un auto-indulto, el resultado puede ser catastrófico para la democracia americana.