¿Por qué Israel no va a dejar de responder al ataque de Irán?

En estas circunstancias, la pregunta no debería ser si Israel va a responder sino cuándo. El Gobierno de Netanyahu no se va a conformar con presentar la ofensiva iraní como una derrota de los ayatolás y una victoria para Israel. La realidad imposible de obviar es que Irán ha atacado directamente objetivos en Israel mientras lucha contra Hamás en Gaza y Hizbolá en su frontera con Líbano. Lo cual, lejos de una victoria, supone un fracaso estratégico y político para el empeño israelí de conseguir seguridad solamente por la fuerza.

El gran problema de Israel es que ha perdido su capacidad de disuasión, es decir infundir suficiente miedo entre sus enemigos como para evitar agresiones. Este gravísimo déficit empezó a quedar en evidencia con la ofensiva terrorista del 7 de octubre y no ha hecho más que agravarse durante los seis meses de carnicería en Gaza.

Noticia Relacionada

Israel busca una respuesta coordinada con Estados Unidos contra Irán

ABC

El Gobierno de Benjamín Netanyahu persigue herir al país asiático sin desencadenar una guerra global

Con las pilas algo recargadas de legitimidad, lo previsible es que Israel proceda contra Irán para recuperar capacidad de disuasión. Solamente existe un precedente de moderación israelí ante un ataque directo con misiles. En 1991, Irak disparó decenas de misiles Scud contra el Estado judío durante la ofensiva liderada por EE.UU. para liberar Kuwait. El primer ministro Yitzhak Shamir no cayó en la provocación. Pero a diferencia de la «Tormenta del Desierto», Netanyahu sabe que cuenta con el respaldo de los países árabes contra la amenaza de Irán. Y aunque él sea un zombi político, la guerra sin muchos reparos es desgraciadamente muy popular en Israel.