de lejos
¿Por qué no hay un gran debate ideológico en las elecciones de Estados Unidos?
Los votantes convocados para el 5 de noviembre podrán elegir entre el incrementalismo nebuloso de Kamala Harris contra la inconsciente complacencia de Donald Trump
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La política más paranoica de EE.UU.
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Iniciar sesiónHacia el final del debate presidencial de Filadelfia, la Segunda Enmienda de la Constitución de Estados Unidos salió a relucir. Donald Trump reprochó a Kamala Harris «tener un plan para confiscar las armas de todo el mundo». A lo que la vicepresidenta sorprendió a buena ... parte de la audiencia diciendo que eso era mentira porque ella misma es propietaria de un arma de fuego, al igual que su 'número dos' Tim Walz. Y para rematar, durante un reciente foro con Oprah Winfrey, Harris dijo mientras su voz se quebraba en una carcajada: «Si alguien entra en mi casa, se le dispara».
Este postureo nivel 'Harry el sucio' es la forma en que el Partido Demócrata ha empezado a jugar a la guerra cultural hasta ahora dominada por los republicanos. Sin embargo, en la pistola de Kamala hay muy poco liderazgo transgresor. Aunque la cultura americana de las armas ha estado monopolizada durante mucho tiempo por hombres blancos conservadores, la realidad es que un creciente número de presuntos votantes de centro-izquierda –minorías raciales y mujeres– están comprando plomo y pólvora. Además de coincidir con una extrema polarización política, esta tendencia supone un giro copernicano con respecto a la estricta política de control armas defendida por los demócratas ante tantas tragedias consentidas.
En este reñido ciclo electoral, la pistola de Kamala simboliza el esfuerzo de los demócratas por presentarse como el partido de la libertad (tanto para las armas como para el aborto) y demostrar que las dos Américas no están destinadas a un permanente conflicto. El objetivo no es otro que limitar el realineamiento político que ha hecho al Partido Demócrata ganar terreno en los suburbios más ricos pero perder respaldo entre la clase trabajadora.
Sea cual sea el resultado de la actual campaña presidencial en Estados Unidos, resulta evidente la falta de ambición ideológica de los dos candidatos. Como mucho, los votantes convocados para el 5 de noviembre podrán elegir entre el incrementalismo nebuloso de Kamala Harris contra la inconsciente complacencia de Donald Trump.
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