de lejos
¿Por qué derrotar a la extrema izquierda también es decisivo para Francia?
Los socialistas han logrado duplicar escaños y acumular un respaldo equiparable al de la Francia Insumisa, hasta ahora la parte dominante en las cuatro formaciones de izquierda
La victoria de la izquierda empuja a Francia a la incertidumbre
La Tercera | Francia dividida
Jean-Luc Mélenchon
Se habla mucho de lo catastrófico que resulta para los partidos conservadores no saber competir con la extrema derecha, sobre todo en su encarnación nacional-populista. Pero se tiende a ignorar, seguramente por sectarismo, el peligro equivalente que la izquierda más radical representa para el ... centro izquierda, especialmente la socialdemocracia que ha venido funcionando como parte esencial en la constructiva alternancia política de muchas democracias europeas.
Ya sea por edad, o por estudios, muchos saben de la importancia que ha tenido en Francia el Partido Socialista. Hasta el punto de haber gobernado el país vecino en cuatro ocasiones: 1981-1986, 1988-1993, 1997-2002 y 2012-2017. Toda una plusmarca de poder hasta quedar reducido en las penúltimas elecciones parlamentarias a una irrelevante comunidad de vecinos con 31 escaños en la Asamblea Nacional francesa.
En la segunda vuelta, los socialistas han logrado duplicar escaños y acumular un respaldo equiparable al de la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, hasta ahora la parte dominante en las cuatro formaciones de izquierda que han concurrido odiándose entre sí como siempre pero coaligadas en el Nuevo Frente Popular. Pese a acumular un total de 182 escaños, esta cifra queda muy por debajo de la mayoría de 289 requerida para controlar la Asamblea Nacional.
Esto no ha impedido que Mélenchon –el mismo que recientemente calificó como «residuales» la oleada de actos antisemitas perpetrados en Francia– haya sido el primero en declarar triunfalmente su victoria, insistiendo en que deben ser los primeros en intentar formar gobierno con un programa radical que, por lo menos en lo económico, no difiere tanto de la insostenible pachanga de gasto público planteada por el Reagrupamiento Nacional.
Y aquí es donde se plantea el gran dilema de los socialistas para facilitar o impedir la derrota de la extrema izquierda en Francia, algo tan relevante como la derrota de la extrema derecha. De ellos depende la difícil decisión de formar parte de una gran coalición en torno a los centristas. Y dejar de estar relegados al papel secundario de llevarle el botijo al tribuno de la plebe.