De lejos
¿Cómo definir una paz justa para Ucrania?
La industria rusa ha conseguido multiplicar su producción de guerra mientras se reduce la ayuda militar occidental a Kiev
¿Qué deberíamos aprender de Alexéi Navalni?
¿Por qué el gran problema de Estados Unidos son sus debilitados partidos políticos?

Dos años después de ordenar la invasión de Ucrania, la inercia de esta guerra que aspira a cambiarlo todo favorece a Vladimir Putin. La contraofensiva ucraniana ha fracasado y ahora las tropas rusas avanzan lentamente. La semana pasada conquistaron la localidad de Avdiivka, ... junto a la ciudad de Donetsk. Se trata de la primera victoria del Kremlin con un coste de al menos 13.000 bajas y 400 tanques destruidos. Esas ruinas calcinadas demuestran que la industria rusa ha conseguido desde febrero del 2022 multiplicar por cinco su producción de guerra mientras se reduce la ayuda militar occidental a Kiev.
Putin también está avanzando posiciones en el frente doméstico. Ha rematado a su principal opositor, Alexéi Navalni. Un valiente en tiempos de cómodos maleteros que se suma a la larga lista de héroes sin miedo que han sido exterminadas por Moscú de forma opaca, pero con una intención inequívoca. Como argumenta 'The Economist', los dos frentes están conectados: la guerra de Putin siempre ha consistido en asegurar su régimen cambiando las condiciones en el exterior. Al no poder competir y no querer abandonar el poder, su alternativa ha sido la confrontación con Occidente.
Ante la perspectiva de un tercer año de tragedia, el gran dilema es cómo definir una paz justa. En un recién publicado estudio sobre «Guerras y elecciones» del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), se insiste en que los líderes de la Unión Europea, si quieren mantener el apoyo de la opinión pública a Kiev, deben presentar un relato «vinculado a la realidad» y dejar clara la diferencia entre una paz negociada y la paz con las condiciones que quiere Rusia para convertir a Ucrania en tierra de nadie.
Según las conclusiones de Ivan Krastev y Mark Leonard, el gran problema al que se enfrentan los líderes occidentales es impedir que tanto Donald Trump como Vladimir Putin finjan ser defensores de la paz inmediata frente a la «guerra eterna» en un conflicto que todavía no está, ni mucho menos, resuelto.
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